Si usted es un ingeniero genético, un diseñador o creador de vidas, pongámoslo así, y le toca trabajar en un proyecto de poblamiento de un planeta, dos cosas son seguras en su cometido: primero, no creará una forma de vida que amenace a la suya como creador y, segundo, tampoco otra que ponga en riesgo el preciado hábitat donde se ha le encomendado diseminarla.
Es lógica elemental.
Lo primero es una locura, pues sólo un idiota crea una víbora para que posteriormente le quite la vida; lo segundo, una estupidez, porque no tiene sentido el trabajo de crear vida sobre un espacio para que luego la misma lo arruine y, consiguientemente, se autodestruya. No parece posible que exista un dios o creador o persona inteligente tan tonta que pueda empeñarse en propósito semejante.
Sin embargo, gran parte de la humanidad se afana en creer que al hombre lo creó un dios, teniendo esta criatura los atributos dichos. Históricamente ha evidenciado una soberbia inmarcesible, misma que lo empuja constantemente a superar a quien le pinten como dios y así erigirse él mismo en uno. Además, como complemento del rasgo, la historia también lo presenta como un asesino natural, difícilmente atenuando en su ímpetu por la empresa educativa.
Lo otro es el ambiente, su tabla de tiro al blanco, no obstante ser su casa. En aras del lucro o espoleado por algún tonto sentimiento de porfía, de entretenimiento o vanidad, es capaz de fabricarse una silla para su confort con la madera del último árbol del planeta. No se hable de los animales y sus pieles o dientes o uñas o lo que sea. Para el caso, tiene menos sentido una divinidad así que la misma humanidad creada.
Otra parte de los humanos dice que es un producto evolutivo, con una data de 500 mil años de combate contra el clima, el entorno hostil, animales, su misma especie… Un gato o un perro en la naturaleza no requiere ni vestidos ni herramientas para sobrevivir en su hábitat. El humano, en cambio, es una vulnerabilidad en pelotas que debe inventar de todo hasta para defenderse de un mosquito que, por cierto, puede acabar con su vida. ¿Qué evolución es esa que sobrevive sin tener la facultad probada para vencer tan enormes adversidades ambientales en épocas tan salvajemente primigenias?