domingo, 10 de noviembre de 2019

EL ERROR DE EVO

La derecha está de fiesta. Esa que empezó a sentarse al lado derecho del parlamento francés después de las revoluciones que derrocaron monarquías.  Esa que sueña con el sueño de uno: un rey, un amo, un millonario y, por contraparte, un súbdito, un esclavo y un miserable.  Este sueño es: "el país es mío".

La derecha con Hugo Chávez fue acorralada en el continente con jugadas maestras de ajedrez político. Lo primero fue la comprensión de la fortaleza productiva de Venezuela: el petróleo. El político inició un viaje por los países petroleros y otros espacios para fortalecer los precios.  Ningún debilitado revoluciona nada.  Entonces se le acusó de utilizar el petróleo para comprar fuerza.  "¿Y qué?", vale responder ante el abanico de bajezas que utiliza la contraparte política para atacar.

Luego Chávez se inventó las UBCh (Unidades de Batalla Hugo Chávez, también conocidas como Unidades de Batalla Bolívar-Chávez), unas células de la fuerza política que lo mantendría en el poder hasta su muerte por enfermedad y que en la actualidad, como una férrea herencia, ha sostenido a Venezuela y su propuesta socialista contra la tormenta golpista que la ha asediado desde siempre.

Tan poderosas son en su accionar electoral y organización de masas populares que, vale decir, los gobiernos con propuestas de izquierdas, si no las tienen en el continente americano, caerán ante el asedio de la derecha, como sucedió con Salvador Allende en Chile y ahora con Evo Morales en Bolivia.  En un mundo en sujeción esclavista neoliberal, una propuesta socialista equivale a una propuesta de guerra.  Es como el Norte portentoso ante el Sur esclavizado durante la época de esclavitud en los EE.UU.  Por lo tanto, responsablemente, cada gobernante con pretensión de liberar a su pueblo con la propuesta humanista debe organizar a las masas para su defensa, para defender al pueblo y al ente mismo ejecutor de la propuesta.

Al cabo de una primera etapa política, marcada por la muerte de Hugo Chávez, empezó la derecha continental su contraataque. Y logró posicionar fuerza en el continente con esbirros bajo el mando de los EE.UU.  Básicamente se centró continentalmente en sumar fuerzas contra Venezuela, el motor ideológico de la América mestiza.  Se posicionó en Brasil,  Argentina, Perú, Ecuador, entre otros. Pero, de pronto, en virtud de las recetas económicas mortales del FMI, de explotación de los pueblos, empezó un proceso de declive político que, como aviones asediados por su propio peso, derribó gobiernos.  Y ese declive continúa hasta hoy.

La mecha se encendió en Ecuador, estuvo en Perú, pasó a Argentina y golpea a Brasil, entre otros.  Pero es Bolivia, en medio del derrumbe del modelo neoliberal en América Latina, quien abre la fiesta para la derecha política, que se aferra a este logro de haber hecho correr a Evo como un evento de supervivencia crucial.

El mensaje es grave: el golpe de Estado es la salida para las situaciones críticas de los gobiernos de derecha política.  Nada nuevo, pero terriblemente eficiente y flagrante, como ocurrió en Bolivia, donde Evo Morales facilitó las cosas con dos acciones.

La primera fue haber aceptado la tutoría de la OEA en relación a los resultados electorales.  Decir que aceptaría lo que la OEA recomendase en relación a las elecciones, fue condenatorio.  La OEA es el departamento de colonias del Departamento de Estado de los EE.UU., primer interesado en restar a un incómodo contra las políticas neoliberales.  Fue un error grueso.

La segunda acción fue más grave.  Irse, renunciar, declinar, facilitar la asonada. Anunciar que renunciaría, que se asilaría en México, amedrentado por la policía y el Jefe del Ejército, sonó  a huir y a abandonar a su suerte a quienes lo acompañaron durante tanto años. Simplemente no debió ocurrir.  Evo debió asumir en su país el devenir político e ir, si es el caso,  como prisionero a la cárcel derechista, como lo hizo Luiz Inácio Lula da Silva

Vaya lo anterior sin contar lo que se ha reflexionado en el escrito: ¿dónde están las huestes organizadas de Evo Morales, tipo UBCh, ésas que protagonizan 13 de abriles en Venezuela ante golpes de Estado y mantienen la democracia en los países? 

Lula mostró el camino.  No se abandonan los espacios, no se dan las espaldas. Los revolucionarios deben persistir en el combate, sembrarse en la pachamama si es posible.

Oscar J. Camero


jueves, 4 de julio de 2019

Acerca de la soberanía y el Estado.


 Por: Lic. Jorge García, politólogo

 "si me preguntaran si soy legislador para escribir sobre política, contestaría que no, y que precisamente por no serlo lo hago, si lo fuera no perdería mi tiempo en decir lo que es necesario hacer lo haría o guardaría silencio" J.J.Rousseau

La soberanía constituye uno de los principales temas políticos de nuestros días, y precisar el origen de este concepto es necesario pero también complejo. En términos generales, podríamos decir: que se remonta a tiempos medievales donde estaba en manos del Rey, los estudiosos del término lo desarrollaron a mediados del siglo XV, llegando a concebirse en la edad contemporánea como se conoce hoy, soberanía tiene quien es autosustentable, quien se gobierna así mismo y la sociedad unida a esta voluntad la llamo Estado al cual debemos la paz y la defensa, sin Estado no hay soberanía y sin soberanía no hay pueblo libre, para ejercer su deseo de vivir en democracia.

He afirmado que sin Estado, no hay soberanía. pero vale la pena preguntarse ¿Que es el Estado?

Según la concepción Hegeliana "es producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado, es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismo irreconciliables".

Por su parte, Max Weber nos señala "Estado es aquella comunidad humana que dentro de un determinado territorio reclama con éxito para si el monopolio de la violencia física y legitima".

Este Leviatán como lo llamo Hobbes es producto de la sociedad en un determinado grado de desarrollo que le permite dejar el estado de naturaleza, un número de hombres puestos efectivamente de acuerdo pactan que por mayoría se le concederá a una cantidad de ciudadanos el derecho a representarlos, todos ellos quienes votaron a favor y en contra autorizan las acciones y juicios como si fueran suyos propios a fin de vivir pacíficamente y protegidos frente a otros hombres. Este acto voluntario se convierte en un ejercicio soberano y lleva en su seno una relación simbiótica entre Estado y soberanía. Este Estado moderno es el producto acabado como consecuencia del surgimiento de la propiedad privada y la aparición de la sociedad dividida en clases,  el Estado se convertirá en la instrumentalización que le permitirá a los ricos proteger sus intereses y propiedades, establecer diferencias entre burgueses y proletarios, diferenciar entre fuertes y débiles, entre detentadores y destinatarios del poder producto del ejercicio del gobierno. De ahí que la idea de distribuir las riquezas no sea un simple invento sin sustento teórico del marxismo.

De acuerdo a lo que he planteado describiré los elementos constitutivos del Estado, en primera instancia la existencia de un territorio claramente  delimitado en sus áreas fronterizas, espacios aéreos, y aguas jurisdiccionales, un segundo aspecto es la sociedad compuesta por un sistema de valores, creencias, y costumbres que da vida a lo que llamamos comúnmente nación, un tercer aspecto es el ordenamiento jurídico, sus leyes e instituciones, un cuarto y definitivo aspecto es desde mi punto de vista la importancia del reconocimiento internacional, como política exterior de los Estados.

 

Otra de mis afirmaciones señala que sin soberanía no hay pueblos libres y por lo tanto tampoco democracia.

La causa más Antigua que ha determinado desde los orígenes de la propia historia la existencia de la política es la libertad y en nombre de esta idea se ha introducido en los debates políticos del momento la discusión acerca de la guerra y el empleo de la fuerza.

Hay quienes desde sus intereses creados justifican estas acciones argumentando la necesidad de despojar a tiranos que ejercen el poder sin límites, fundamentado en el miedo y en las leyes para beneficio propio o simplemente aludiéndolas con total impunidad, otros aprueban derrocar supuestos regímenes autoritarios que solo buscan conservar el poder y sus privilegios, estos halcones de la guerra denuncian con frecuencia a presuntos dictadores que no respetan los derechos humanos, la libertad de expresión, la división y autonomía de los poderes imposibilitando el equilibrio que deben guardar los mismos. Estas calumnias son la mejor expresión de los intereses mezquinos en los que se encuentra inmersa hoy la oposición venezolana, se juega las cartas de la intervención militar humanitaria, busca legitimar una acción bélica yankee, dejan en manos foráneas tan anhelada recuperación de la libertad que les permita retomar por las armas lo que no pudieron por la vía democrática, pero no cuentan con el apoyo necesario para obtener la confianza del pueblo.

Estas fuerzas conservadoras que tradicionalmente detectaron el instrumento de ejercer el poder político, han dejado ver en reiteradas ocasiones el carácter violento de su condición de clase, dando por hecho que ni el Estado, ni la forma de gobierno, ni ningún sistema político será bastante fuerte como para sobrevivir una eventual derrota militar. La guerra es el desconocimiento total del Estado, del gobierno, de la soberanía y estas fuerzas reaccionarias no reprimirán sus deseos, ni vacilaran en sus esfuerzos con formalismos democráticos cuando de defender sus intereses se trate.

Sin duda, hay a quienes la estrategia de la amenaza y la disuasión por parte del imperialismo los hizo abandonar sus ideales, pero la soberanía reside en el pueblo, sus instituciones y leyes y no habrá injerencia económica, mediática, judicial, humanitaria y militar que socave la voluntad de ser libres, vivir en democracia y paz.


miércoles, 1 de mayo de 2019

EL DESASTRE OPOSITOR VENEZOLANO

La dirigencia opositora venezolana se suicidó de un solo disparo.  Cerró un ciclo y tendrá que renacer ahora con una nueva fase de violencia. Quemó en el asado sus pájaros en una sola parrillada:  Guaidó y López.  Por fin llamaron con todas su fuerzas a tomar el Palacio de Miraflores y la convocatoria fue un fiasco, conato de golpe incluido en los alrededores de la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda (La Carlota).

Le queda ahora su versión venezolana de "Playa Girón": que venga un contingente de militares prófugos venezolanos, desde el mismo Miami, asesorados por la empresa mercenaria Blackwater y el paramilitarismo colombiano, lo cual aleja sus ambiciones facilistas de tomar el poder.  Habría que afrontar una guerra y reducir a los más de 100 mil efectivos de la Fuerza Armada Nacional y a los millones de milicianos (total del que ellos, los opositores, han sustraído unos trescientos soldados, minuciosamente comprados con sus dólares); habría que afrontar la poderosa fuerza aérea bolivariana y sus sistemas de defensa S-300; habría que afrontar el enojo gringo de tener que lidiar con la alianza ruso-china de Venezuela.

El panorama  se agrava con la marcha chavista del día de hoy 1º de Mayo, tasada como la más grande realizada en Venezuela.  De tanta gente en la calle apoyando al Ejecutivo Nacional, a Nicolás Maduro, a Hugo Chávez, a Simón Bolívar y al concepto de libertad e independencia, hay que deducir que la mayoría no quiere golpe, ni injerencia extranjera, ni entreguismo de riquezas patrias.  Como se vea, es una lectura que dice: Venezuela libre y autónoma.  Esa marcha fue motivada por el comportamiento violento de la dirigencia opositora venezolana, que ha perdido la sindéresis, que ahora navega en el extremismo despechado y descarado, radicalmente impopular.

Quemado los cartuchos opositores, no queda ahora más que correr, esconderse o caer preso.  Es la realidad. La oposición se ha desinflado y no es factible que Juan Guaidó tenga fuerza para llamar a nada.  ¡Pero nada! Desde ya su anunciado paro de trabajadores tiene cariz de fracaso.  Igual Leopoldo López, posiblemente beneficiado por el mismo gobierno con su "libertad" o "liberación".  Podría especularse que lo dejaron ir.  Conviene más que esté afuera que adentro, donde no hace más que ser argumento como preso político.  A ambos les queda la opción brillante y tentadora de expatriarse para integrar su "gobierno" desde el exilio, y acometer su plan "Playa Girón".  En Venezuela son cadáveres políticos, descompuestos con honores. Leopoldo se asiló con su familia en la embajada española y ha de resultarle irresistible irse a España con su padre, ahora diputado electo en las recientes elecciones de la península.

Procede ahora al ejecutivo ejercer el mandato del mensaje que el pueblo le da hoy con el apoyo inusitado de la marcha: aplicar la ley y  hacer justicia. Si no se van, habría que capturarlos, por lo menos a Guaidó, ya que no es deseable que López repita el esquema viciado de las rejas.  Procesar también a los militares implicados, los reales tontos de la maquinaria conspirativa: seis de ellos acompañaron a López a la embajada chilena (la primera donde acudió a pedir refugio) y fueron rechazados.  Es claro que les dijeron que su trabajo es como las balas, que después de disparadas se hacen cartuchos vacios sobre el suelo; o como los condones…

Se hizo evidente hoy que los opositores venezolanos lo que hacen es "chulearse" los dólares gringos con sus reportes fantásticos sobre Venezuela.  El estúpido de Donald Trump desde hace rato tiene mordido el anzuela de que Venezuela es joya tomada, conquistada, minada de militares que odian a Maduro, poblada por gente que preferiría ser una colonia antes que un país digno; se creyó la historia fácil de la ayuda humanitaria, de los militares rebelados por miles, de montones de bases militares tomadas, de gente muriendo de hambre clamando por las botas de los marines invasores.  Sin duda, el golpismo se les ha convertido a los opositores venezolanos en una forma de ganarse la vida millonariamente.  Tenemos ahora que los pendejos son los propios gringos, que ahora parecen españoles colombinos con la historia mítica de El Dorado.  Quizás la última mentira que le crea a los opositores es que la marcha de hoy, 1º de Mayo, fue de unas cien personas.

El día jueves 2 de mayo tiene visos de cruel realidad para las expectativas tomistas de la oposición: sin organización, sin plan, sin ideas, sin liderazgo, resignados a empezar de nuevo otra fantasía violenta y a ver el color rojo como una determinación férrea en el destino del pueblo venezolano.


jueves, 11 de abril de 2019

LA REELECCIÓN DE DONALD TRUMP Y EL TRASERO PATEADO DE IVÁN DUQUE

Donald Trump, estupefacto por el efecto desolador de su autoritaria gestión (dilapidada en líos de fronteras, inmigrantes, cierre de su propio gobierno, etc.), afronta ahora la propuesta de su reelección presidencial.
Difícil el panorama para sus ambiciones dado que es un hombre odiado e impopular como no lo ha sido ningún sujeto en la historia de ese país.  Abominan de él la propia especie política y, por supuesto, sus electores.  ¿Qué cómo es presidente entonces?  En la "mejor" democracia del mundo, si usted no lo sabía, no gana las elecciones quien más votos de sus electores obtiene.  Métale el ojo a esos colegios electorales y luego vuelva acá a discutir el punto.
Lo soportan sus allegados y el armazón del oficio político, con un trapo en la nariz, tanto los de su mismo partido como el adversario.  El hombre avergüenza el oficio de la política y sus mismos correligionarios parecen reprocharle el desnudo al cual los somete,  evidenciando la podredumbre que se puede esconder detrás de un personaje que detenta el poder político.  Tal vez lo que más se aproxime para ilustrar sea la imagen de un verdugo que se ufane de serlo.
Ya anda en preparativos y ya, de manera espectacular, se notan sus consecuencias. La primera es el golpe bajo que le calza al presidente colombiano, Iván Duque, a quien acusa de enviar intencionadamente droga a su país. Se puede querer o no a una persona como Duque, especialmente como político, pero semejante tratamiento, después de haberle éste demostrado una pleitesía sin duda servil, es algo que, en verdad, indigna tanto a esclavos como a amos (para hablar en el lenguaje neogradino).  No hay comedimiento ni de uno ni vergüenza del otro.  ¿Dónde queda, en fin, esa alianza con Colombia, denominada rimbombantemente "Alianza del Pacífico", previamente aliñada con la inclusión del país de Santander en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)?
Estudios hay por allí, sociológicos, en tesis de grado especialmente, que barruntan que esa dirigencia colombiana puede sentir vergüenza, no obstante tantas acciones que algunos puedan calificar de indignas, impropias, traicioneras.  Un mexicano no vacilaría en definir a esa estirpe como la Malinche de Suramérica.  Apoyó a Inglaterra contra Argentina en la Guerra de las Malvinas, descaradamente convive con el negocio de la drogas, metió bases militares estadounidenses en su territorio, está dispuesta a guerrear contra un país hermano como Venezuela.  El antecedente histórico, psicosociológico, es el santanderismo: esa cultura, esa actitud y aptitud que nace de la figura de Francisco de Paula Santander, su prócer de la independencia, el hombre detrás de los intentos de asesinatos de Simón Bolívar.
La explicación de tan ruda condición humana, tanto del esclavista como del esclavo, es el perfil mismo de Trump: así es la política convencional, la que se escribe con "p" minúscula.  Un tarro de suciedad.  En función de ganar a cualquier precio esas elecciones, no hay nada extraordinario que no se pueda acometer, lógicamente bajo las reglas de esa tan repugnante profesión de ser un político como un presidente estadounidense.
Y la repugnante profesión con sus repugnantes manuales de análisis y comportamientos debe de tener algo para Venezuela ─extendiendo la reflexión─, cuanto más si la tierra de Bolívar parece ser el meollo del mundo en la actualidad.  Venezuela con sus S-300, sus Sukhoi, sus 150 mil efectivos militares, apoyo ruso y chino, no es precisamente un fácil trofeo de guerra para subir puntos electorales.  De manera que, así como a Duque de repente le dan de patadas por ese trasero arrodilladizo, se puede pronosticar que a Venezuela no se le atacará abiertamente en lo sucesivo desde el discurso imperial, al menos hasta finales de año.  Ya lo asomó por ahí Craig Faller, el jefe del Comando Sur de los EE.UU. con una nueva amenaza: será a finales de este año (por lo electoral dicho arriba) que los EE.UU. valorarán entrar a Venezuela si es posible con sus militares regulares.
Sépase que si los oráculos electorales estadounidenses considerasen que Venezuela es una plaza blanda para tomarla, realzando así el perfil de Donald Trump mediante una rápida victoria, tipo Grenada o Panamá, ya los marines estarían desembarcando en las costas.  El cuento político preelectoral gringo es archiconocido: cada presidente busca un paisito por allí para hacerle la guerra, invadirlo y subir en las encuesta.  Venezuela no es el caso.

domingo, 7 de abril de 2019

OPERACIÓN “BAHÍA DE COCHINOS” ES LO QUE SE AVECINA CONTRA VENEZUELA

La antiguos abrían en canal a un ave y consultaban el porvenir en la lectura de sus vísceras; también prestaban cuido a su vuelo, en especial de las águilas, interpretándolo como expresión de voluntad divina según volasen de un sentido a otro en medio de una situación apremiante.  La Ilíada, documento sagrado de los griegos primeros, oral en aquel entonces, está llena de tales referencias.  Muchos otros pueblos en tantos lugares donde están diseminados tienen y han tenido sus mecanismos para desentrañar el porvenir.

El hombre contemporáneo ─¡carísima civilización de hoy!─  dispone de la ciencia y de la razón para hacerlo, ambos mecanismos, por cierto, hijos de lo griego, ejercicio y atributo de lo humano, respectivamente. Naturalmente, la historia es el libro mundial que recoge lo cierto y lo que de ensayo y error tiene la vicisitud humana.

Contra Venezuela, asediada por la apetencia imperial capitalista, se han quebrado hasta ahora todas las fórmulas ideadas para deponer gobiernos, desde las llamadas "revoluciones de colores", golpes de Estados,  hasta la utilización final de los también llamados "falsos positivos" para, como caballo de Troya, penetrarla con formatos "humanitarios", pero con intenciones funestas.  En este rango de ardides que utilizan el discurso del orden y estamento mundiales para arruinar naciones con propósitos de saqueo (consultar la historia), ha faltado únicamente la acción directa de un ataque militar.

No se aspira recontar la multitud de ataques que ha recibido la patria de Bolívar, ni detallar sus mecanismos, voluminosos, por cierto, desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999.  (¡Veinte años de gobierno sin real concentración en los propósitos por causa de una permanente guerra velada, hoy prácticamente abierta!)  Se trata de poner en orden, vía lógica, como operará el atacante y sus aliados para incursionar contra  Venezuela a partir de ahora.

Lo primero es dejar sentado que no habrá tropas del ejército regular de los EE.UU. abriéndose paso hacia el interior del país, y la razón es la dicha anteriormente, que han fracasado todas las fórmulas para justificar semejante acción. Además, ya se evidenció, no obstante la expresión amenazante de los asesores contra Venezuela en la frase "todas las opciones están sobre la mesa", que los gringos no lo tenían contemplado realmente (la invasión); ellos esperaban con su plan y su protegido Guaidó que los militares venezolanos se desbandaran en rebeliones contra el "régimen" para ellos ganar la guerra sin realizar un disparo.  Y eso, que es modalidad estadounidense en los últimos años (que otros hagan sus peleas), no ocurrió. Nicolás Maduro y los chavistas siguen allí, más apertrechados, más monolíticos, ahora apoyados por rusos y chinos, y con tecnología bélica defensiva y ofensiva.

¿Qué viene entonces?  Una simple operación de pensamiento que se puede describir en un trío de párrafos. La Asamblea Nacional (AN) y Juan Guaidó, que son el mundo paralelo construido por los EE.UU. en Venezuela, esto es, el gobierno paralelo de donde devengarán presunta legitimidad para accionar, invocarán el artículo 187 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) en su ordinal 11, que dice que corresponde a la AN "Autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país", para justificar una acción armada y derrocar a Maduro, acción que, aún cuando el texto utiliza la expresión "extranjera", no contemplará el uso de las fuerzas armadas estadounidenses.

La razón para no utilizar tales efectivos es simple.  Se procura camuflar el ataque debajo del discurso de la ordenanza mundial, con el mayor tinte posible de legitimidad y verosimilitud. Y aunque ya forjaron su requerida legitimidad con el apoyo de 50 países reconociendo a Juan Guaidó y a la Asamblea Nacional, nunca parecerá verosímil que un país como Venezuela amerite una operación de envergadura tal que tenga que ser atacada por tropas occidentales aliadas.  Sería como una suerte de declaración de guerra mundial para el otro bando que equilibra el poder en el mundo, léase China y Rusia.  La mayoría del mundo sabe la forja que hay en la fabricada legitimidad de los entes mencionados (AN y "presidente" Guaidó).  No existe un país en el mundo como Venezuela que esté llamado a encarnar valores minerales y geopolíticos con rango de estrategia de manera tan importante.  La restricción no aplica para las tropas mercenarias que, como se dijo, es la modalidad de guerra que utiliza el ejército de los EE.UU.  Éstas estarán.

En cambio, atacar a Venezuela a través de un ejército de militares y civiles venezolanos, decantados como hostiles y prófugos desde hace veinte años hasta hoy, la mayoría de ellos viviendo en el exilio, sí que tiene mejores visos de legitimidad y verosimilitud.  Agredería menos el formato requerido del "respeto al derecho internacional" o, por lo menos, así se pujará para que sea percibido.  Guaidó y la AN, legítimos para 50 países de los 194 que hay reconocidos por la ONU, transmitirían su tercia legitimidad al evento; y, por otro lado, el hecho de que sean venezolanos, los que mayoritariamente perpetren ese ataque los hará mejor presentables ante el mundo desde el ángulo de la verosimilitud. Menos rudo es que venezolanos ataquen a Venezuela que tropas gringas: el sueño dorado imperial de que vasallos se inmolen por el imperio.

De modo que está planteada una especie de "Invasión de Bahía de Cochinos (o Playa Girón)" para Venezuela, recordando lo que orquestó con cubanos los EE.UU. contra Cuba en 1961 ante la impotencia de mantenerla en yugo (la historia, serpiente que se muerde la cola).   Ello, por lo mínimo, significa que, quemado el cartucho "Guaidó" (vendrán otros), la oposición extremada venezolana incursionará formalmente en la guerra (guerrilla), atacando a los militares venezolanos, propiciando invasiones desde las fronteras, volando estaciones de servicios o infraestructuras de suministro, abanderada siempre, como en Siria, por un líder mampuesto desde los EE.UU. "en nombre de la libertad", como auguró Simón Bolívar hace 200 años.

Durante el ínterin, y sépase esto, de importancia capital para quien maneja la cuerdas de los maniquíes, quien cumple sus metas son los EE.UU., incluso sin concretar el derrocamiento de Nicolás Maduro porque lo que se busca, según planes del Comando Sur con su tesis "Cuenca del Caribe" es mantener a la región latinoamericana sumergida en confrontaciones y desestabilizaciones, debilitada, por ende, en la forma deseada de estado fallido, naciones sin objeciones, sin propósitos, sin criterios ante el manejo de extraños en asuntos que conciernen a su propio destino.

Invoca Guaidó el 187, numeral 11; atacan militares venezolanos exiliados, según modelo de la histórica Invasión de la Bahía de Cochinos, en Cuba; se formaliza la guerra, tipo Siria; EE.UU. logra su meta de desestabilizar pueblos para mantenerlos debilitarlos (tesis hemisférica "Cuenca del Caribe").

La única esperanza de victoria ante la amenaza de atomización de la nación es la organización cívico-militar para defender o atacar, dado que lo militar puro (el ejército convencional) es inoperante ante las modalidades de guerras de cuarta y quinta generación que en la actualidad se utilizan por los imperios para asolar países.

Hay una jauría de países listos para zarpar contra Venezuela, tradicional bucanera del mundo:  Inglaterra, Francia, Alemania, España; y hay otra, latinoamericana, lista para traicionar al hermano:  Colombia, Brasil, Perú, Chíle, Ecuador, Paraguay, Honduras.  Sin duda, Venezuela contra el mundo es la historia.


martes, 2 de abril de 2019

INGENUIDAD A UN LADO, VENEZUELA SE FORTALECE DE CARA ANTE LA GUERRA

Bueno.  La crisis, pues, no es todo mala.  Bienvenido el maniqueísmo simplificador, y redentor.  Tiene lo suyo constructivo: funda mundos nuevos y porvenires sobre la base de lo que hay que obliterar y descartar.  La crisis es, para los que improvisan, una ilustradora lección sobre la virtud e ineficacia del método de trabajo a base del ensayo y el error; y para los que planifican, un estremecimiento sobre la imperfección de los mundos.
En apenas meses, Venezuela ha avanzado muchos años (¡50 en actitud!) en materia de fortaleza nacional y como Estado.  La guerra, en fin, que es lo que se vive, aún todavía el país sin atacar, sólo defendiéndose, ha desnudado realidades.  La primera de ella es la ingenuidad.  Duro despertar.  La guerra si no mata, madura. Hoy el país conoce su vulnerabilidad y sabe dónde cuidar.
El Estado venezolano y la población en su generalidad cultivaron hasta el final la buena fe de que el señor norteño comprendería la evolución política nacional.  El Estado lo hizo a sabiendas de que el proyecto nacional de transformación política se anteponía ideológicamente al perfil visceral de los EE.UU., el capitalismo salvaje; la población en general, por su lado, alienada durante décadas por el consumismo y el sueño del confort, apostó a que ese templo jamás se derrumbaría como referencia mercantil, así funcionase como mercado fariseo.
No se creyó que atacasen.  De hecho, muchos consideran que no lo ha hecho todavía dada la técnica bélica de quinta generación aplicada. Por esta razón, nunca se pensó en eliminar la dependencia tecnológica de Venezuela respecto de los EE.UU.  Así la ingenua Venezuela conservó el diseño y hasta la última tuerca de sus sistemas industriales fabricadas en los EE.UU. y sus aliados, la sumisa Unión Europea (U.E.). No se previno el país con el viejo cuento del muchacho beisbolista, dueño del bate, los guantes y la pelota, que se embravece al ir perdiendo el juego y luego se retira llevándose sus pertenencias, es decir, acabando con el evento.
En pueblo de El Pao, ubicado en el estado Bolívar, se construyó sobre la base de la bulla de las minas de hierro.  Allí llegaron los ingleses y modelaron las calles y el alumbrado con sus fabricaciones procedentes  allende los mares.  El sócate para las bombillas fue de marca única, made in England; si se quemaba una, había que esperar que viniera de tan lejos porque no cabía en el molde el simple bombillo nacional.  Así ocurría también con el resto de los detalles.  Un negocio, un comercio, un chantaje tecnológico, según se viera, pero arma terrible al fin para una situación de guerra.  Hoy, agotada la mina,  el pueblo de marras es una fantasmagoría.
Los muchachos del norte hoy se atrevieron.  Dispararon a su manera y soltaron Pulsos Electromagnéticos (PEM), virus informáticos, paramilitares y sabotajes, y ayudas "humanitarias", no estando en juego ya un simple sócate de bombillo y un pueblo, sino un sistema hidroeléctrico  y un país casi completo.  Es la lección: buscar la libertad y la soberanía.
En lo que atañe al fuero interno, a lo que hay que aprender en estrategia como país, no es aceptable en lo sucesivo (nunca ha debido serlo) que una sola planta de hidroelectricidad surta a un 80% del país. Es una condena de derrota en casos de guerra.
Acabar con tal situación es un acto tanto de defensa como de soberanía.  Venezuela debe concebir una mejor defensa para los casos de asedio, como el de ahora.  Su situación de emporio mineral y geoestratégico desmesurado obliga a la defensa y al ataque ante la rapiña mundial.  No sólo la concienciación debe conducir a eliminar dependencias monopólicas, sean tecnológicas, alimentarias, etc., sino que debe incursionar en el arte mismo de la guerra con franqueza.  No sobrevivirá si no forja alianzas en un mundo que es empujado violentamente hacia una hegemonía.  Por ello, de modo urgente, debe reformar la constitución y eliminar la restricción expresa de establecer bases militares.  El pueblo ruso está al alcance como tabla de salvación.  El reciente modelo de supervivencia sirio presiona; las nueve bases militares estadounidenses en suelo colombiano, además de la proyectada en Brasil, obligan con desesperación.

miércoles, 27 de febrero de 2019

EL DERROCAMIENTO PROMETIDO

Lo que viene ahora es un país imperial ofendido y retado.  Eso es.  No se dobló Venezuela ante el asedio escandaloso y, por el contrario, sus militares se apertrecharon aun más en torno a su comandante en jefe, Nicolás Maduro.  Ello da como resultado un imperio  herido en su autoestima altanera de gobernante.  El Goliat había dado su palabra de que sólo con resoplar se caería la casita de madera del palacio de Miraflores.  Y Miraflores sigue allí.  Ya usted ve.
El plan había sido vencer a través de una guerra de redes comunicacionales, esto es, a través del componente principal de la guerra de quinta generación, cuyo propósito es, según Zbigniew Brzezinski, ex secretario de Estado gringo, atacar el "recurso emocional de un país por medio de la revolución tecnológica. La táctica para mantener la desintegración política en la sociedad consiste en crear complejos de inferioridad" (tomado de  La Haine, 8 pantallas, 25 ago 2018, https://www.lahaine.org/mundo.php/ienfrentar-la-guerra-de-quinta).
Es decir, asustar, espantar, corretear a todo el mundo con tesis como que  "todas las opciones están sobre la mesa", viene la invasión, medio mundo condena a Venezuela, la apalearán a una vez montones de países como Colombia, Brasil, Holanda, entre otras tantas galaxias.  Y también  especies venenosas lanzadas al aire como que van cientos de oficiales rebelados, cuando la realidad es que no pasan de dos decenas; o que el gobierno está acribillando a la población, especialmente a las etnias originarias, además de darse el tupé de cometer el delito de lesa humanidad de despreciar la llamada "ayuda humanitaria".  En fin, desmoralizar es lo buscado desesperadamente con el propósito de, ganando la guerra virtual, ganar la real.  Es decir, visualizar a un Maduro y sus militares venezolanos defecados encima, rendidos sin disparar un tiro.
Pero no ocurrió.  La Venezuela bolivariana sigue allí, dispuesta a combatir como en los viejos tiempos de las guerras de independencia, en el cuerpo a cuerpo, generando bajas. Ya hubo expresiones heroicas de jefes de unidades militares que, en número pequeño, resistieron por horas ataques paramilitares en el lugar de Ureña.  Y sigue también allí el rostro agrio del país imperial, contrariado, perdido en no saber qué hacer con la tierra de Bolívar, poblada por incómodos venezolanos.  Llegó la hora en que los manuales de guerra no parecen surtir los efectos ansiados.
No se atreven los EE.UU. a atacar directamente a Venezuela.  Usan a terceros, a Brasil, Colombia y Holanda, y a los nacionales vendidos del interior de Venezuela, como es su modalidad de guerra actual en el mundo.  Saben que Venezuela mantiene una posición de país en extremo correcta y arrasarla es como arrasar en el mundo al único atisbo de humanidad y dignidad que queda. Temen a un efecto Polonia de la Segunda Guerra Mundial, cuyo ataque desencadenó la gran guerra: Rusia y China, sus enemigos, asumirían compensaciones simétricas: la toma de Venezuela por parte de EE.UU. equivaldría para Rusia a la toma de Ucrania y para China a la del mar del mismo nombre y unas tantas islas en litigio.  Una ruptura de la sinergia imperante, peligro planetario.
La soberbia imperial los ha llevado a la perdida de la sindéresis propia del plan estratégico que tienen para América Latina, su llamado patio trasero. Su actitud lanzada y bravucona junto a sus perros de guerra colombianos y brasileros les ha hecho olvidar el esquema: no necesariamente hay que derrocar a Maduro, así como tampoco hay que penetrar en el país con los marines.  Nada eso. El plan es el que ellos podrían denominar "cuenca fallida del Caribe"; a saber, todos los países del patio trasero serían  incapaces de comportar personalidad, independencia y soberanía, siendo peleles movidos por los vientos de sus apetencias y asedios, a las expensas de sus requerimientos materiales.  El granero, pues.  Pero dieron su palabra imperial ante el mundo y ahora, so pena de quedar ridiculizados, se hallan frente al dilema de un derrocamiento que no figura en el cómo de sus manuales.
El propósito caribeño y suramericano de su plan es cónsono con la definición misma de guerra de quinta generación: desde 2009 en las "intervenciones EEUU-OTAN, no interesa ganar o perder, sino demoler la fuerza intelectual del enemigo, obligándolo a buscar un compromiso, valiéndose de cualquier medio, incluso sin uso de las armas" (Op.Cit, pantalla 7).  O sea, cosechar estados fallidos, pendejos regables,
despensas dispuestas.
Allí siguen Maduro y también el ego imperial, paquete a desenredar.

jueves, 21 de febrero de 2019

...Y EL CORAZÓN TAMBIÉN COMO FUSIL

Se escribe mucho.  Se especula.  Venezuela será barrida.  Es el país número 46 mejor armado del mundo en virtud de su recurso humano y técnico, según medios especializados, pero EE.UU. es el número 1.  Y por ello mismo, por la lógica militar de que nadie enfrentaría un ejército a los EE.UU. con posibilidades de ganar, es que priva la tendencia de la conclusión lapidaria. 
También posee aviones Su-30MK2, conocidos como Sukhoi, comprados a los rusos, con potencial de fuego que compite con lo más avanzado de los EE.UU.; de fabricación rusa también tiene en su haber los lanzamisiles S-300, tierra-aire, los cuales, combinados con los cañones antiaéreos ZU-23, los sistemas de misiles Buk-2M y Pechora 2M, desarrollan un paraguas de protección de 200 Km contra misiles y aviones, sin contar que los S-300 son tecnología de punta en materia militar (los que usa Siria para protegerse del bombardeo israelí); de China, Venezuela se dotó de radares sofisticados.  Todo sumado, según lengua de los expertos, convierten al país en la mejor defensa aérea latinoamericana.
No obstante, como si un oponente fuese puro aparataje, los espéculos dan su veredicto: podrá ser tal en Latinoamérica, pero EE.UU. es el cabeza de tecnología mundial, el fabricante por antonomasia, y, así dicha la cosa, la tierra de Bolívar está perdida.  No importa que la historia de la humanidad haya registrado capítulos como el de Vietnam, donde el descalzo derrotó al armado, ni historias cuasi míticas como las de David y Goliat, donde el pequeño acuclilló al gigante.  Son excepciones de la regla en la opinión derrotista o perversa.  El coloso es EE.UU., el "gigante" que fue despertado por los nipones después del ataque a Pearl Harbor.  Mucho es la verborrea definitoria, a voz elevada entre tantos partidarios del país imperial. Venezuela, que fue lo grande que fue contra viejos imperios, ahora no es nada de eso para quien persiste en actitudes lacayunas.
Se dice también que Chávez hizo lo suyo, que limpió las fuerzas armadas, que las fortificó contra la traición, que las moralizó en la raíz patria, que instauró, pues, la doctrina chavista, que es decir bolivariana, que es decir militarista y nacional, lo cual asegura combate contra la agresión y la traición.  De hecho, Chávez es un comandante militar, el constructor, por cierto, de toda la defensa anteriormente descrita, esa defensa que sucedió a los cazas norteamericanos F-16 y a los viejos helicópteros Súper Puma franceses. Uno de sus sueños fue instalar una fábrica de fusiles de asalto rusos Kalashnikov en Maracay.
Y mucho más hay en el decir especular o real.  8 mil son los francotiradores entrenados con fusiles Dragunov (rusos también), de los años sesenta del siglo XX, tan viejos como precisos, con alcance de 1300 mt.: una bala, un cadáver es el clisé al respecto. 2 millones son los milicianos, dizque precipitados y mal entrenados en el criterio perverso. 150 mil son los miembros de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FABN), sin incluir los efectivos de la Guardia Nacional; y todo ese lote, en el criterio de los más exaltados de la expresión alienada, son eunucos que no pegan un tiro a un marine inmortal ni siquiera a dos metros de distancia.
¿Cuánto no se ha dicho? Va y viene el criterio.  Ahora el país es polvo  cósmico; luego tiene algo con que defenderse; ora tiene aparataje, pero no gente o viceversa… La cosa es según el comprador de opinión.
Pero nada se ha dicho de lo otro, de lo que no es arma metálica, sino moral.  Tanto que se habla y se especula, como si el mundo sólo fuera humo y pólvora.  Nadie ha dicho que Venezuela es madre de patrias, es madre de Suramérica, es una histórica bandera llena de dignidad y grandeza, es liberación, propuesta de salvación actual para la humanidad, hoy definido como socialismo.  Es inspiración. Un libro de historia y libertad.  Es guerrero que a pie descalzo, con puro corazón teñido de ideales, portando una lanza de madera muchos de ellos, venció en la lid al imperio español, la segunda potencia colonial del momento, por allá en mil ochocientos veintitantos.
El Teniente  General Pablo Morillo y Morillo, en 1816, se quejaba con el rey Fernando VII de las contrariedades con que se topaba en sus batallas en Nueva Granada y Venezuela: donde lo derrotaban era porque había venezolanos combatiendo o asesorando.  Abominaba de ellos.  El venezolano era el culpable del fracaso español, y no era posible vencer en nombre del rey en cualquier parte si no se acababa "radicalmente con el germen de la revolución en Venezuela".  Era el venezolano el responsable de que el "americano no quier[a] ser gobernado por nadie, a menos que sea jefe de su país". Harto de la obstinada resistencia, sintetiza ante Su Majestad: "En una palabra, todo en la lucha actual es obra de este maldito pueblo."
Ciertamente las armas y municiones aniquilan, pero no tanto como una moral fornida, así como un sentido claro de ser-en-la-historia, con raíz patria definida, consciente de lo que se es y se quiere ser.  Tal carácter de la indestructibilidad lo da el estudio y la concienciación del ser mismo venezolano. Total, las armas la disparan humanas moralidades, maltrechas o fortificadas. Pocos países tienen una historia con tanta carga de heroísmo y nacionalidad como Venezuela; al grado tal que ser venezolano es una desmesurada dignidad.  Y ello es un armamento humano para quien ose despertar al "gigante dormido" bolivariano.  La historia tiene ejemplificaciones: entre los antiguos, los 300 guerreros espartanos de Leónidas  detuvieron a 100 mil persas del dios-rey Jerjes I, en la fundamental Batalla de Las Termópilas (que salvó a Occidente); ya mencionamos a Vietnam, país respecto del cual huelga detallar.
Lógicamente nadie vende una imagen de país tira-piedras ante una potencia nuclear. Guardando el respeto por la comparación, Venezuela no es el caso palestino ante el Israel armado, por ejemplo. Venezuela afronta los tentáculos del país injerencista del Norte a través de terceros, como Colombia, Aruba y Brasil, lo cual, por cierto, es uso que ilustra la presente modalidad imperial de combate: usar a nacionales internos para sus fines transgresores extranjeros, como hizo ya en Libia y Siria.
En fin, entre tanto que se comenta y se escribe con tintura peyorativa respecto de la tierra de Bolívar, donde las líneas escritas o palabras pronunciadas sólo miden niveles de pólvora, nadie habla de voluntad, moral o disposición de combate, que miden niveles de guerra y resistencia.  Tanto es la ceguera del hundimiento que rojos y blancos (o amarillos), ignorantes y sabios, se han dejado arrastrar por la estampida de las impresiones y apariencias.  Nada se dice, por ejemplo, que ahora, en momento de agresión y de ominosa posibilidad de invasión por parte de los EE.UU., la FANB se ha cuadrado monolíticamente en torno al Presidente de la República, Nicolás Maduro, Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas, amenazando con respuestas magníficas y viejos tiempos de gloria. Pocas han sido las deserciones en su seno; apenas un coronelillo por ahí se declaró en traición, haciendo rodar por los suelos la esperanza estadounidense de generar una estampida con sus virtuales amenazas y ganar la guerra sin disparar un tiro.  Inclusive, para el caso que decidan pelear de modo directo, enviando sus marines, tendrán bajas de sangre en el cuerpo a cuerpo.  Será un combate de moral elevada acompañada también de un limitado –es cierto– pero sofisticado y letal armamento.

domingo, 17 de febrero de 2019

LA CRISIS DE LOS MISILES RUSO-CUBANA A LA INVERSA RESPECTO DE VENEZUELA

El artículo 13 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) prohíbe la instalación de bases militares en el país: "El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán establecer en él bases militares extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera propósitos militares, por parte de ninguna potencia o coalición de potencias".  Es un hecho.  Tiene un fundamento soberano especialmente histórico: Venezuela es cuna de próceres, madre de independencias, gesta de naciones, vencedora de una de los imperios colonialistas del momento; mal puede albergar en su seno un ramal que denote tutoría.

Hugo Chávez expulsó una "misión" estadounidense de la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda (La Carlota), y costó no poco.  A su decir, y hablando desde el sentido anterior de soberanía, desde allí se conspiraba contra el país, se mantenía un puesto de espionaje y se ordenaba a una oposición interna vendida a intereses mercenarios.  Por la misma línea, queda aún la embajada de los EE.UU., en la calle Suapure, Urb. Colinas de Valle Arriba, renuente a abandonar el país no obstante la orden de desalojo dictada por el gobierno venezolano.  O sea, si se atiende al chiste viejo "¿Por qué nunca habrá un golpe de Estado en Estados Unidos? Porque en Washington no hay ninguna embajada de EE.UU.", el país todavía conserva semillas de golpe (ramales colonizadores) dentro de sus entrañas, como es hecho en la actualidad.

Pero este hecho formal de prohibición patria de bases militares extranjeras en el país, no obstante su constitucionalización, no es un amarre práctico si el caso es que la República está amenazada por un ataque enemigo.  Lógicamente priva un estado de excepción, perfectamente delineado en la CRBV, en su artículo 337, que se acciona cuando se afecta "gravemente la seguridad de la Nación" con la restricción temporal de ordenanzas  establecidas en el mismo texto constitucional.  Y aunque no haya sido declarado oficialmente por el gobierno venezolano, es tácito.  Se trata de una guerra no convencional, llamada de Cuarta Generación,  en la que se ha sumido al país.   Por supuesto, quien aboga por la indefensión de Venezuela, niega que exista una guerra y se acoge oportunamente a la literalidad constitucional.

Háblese, pues, claro.  Que no hacerlo, así como no haber hecho operativamente, es lo que ha generado la presente situación de asedio en el país.  Para empezar, esa embajada gringa ha debido ser desmontada desde hace años: ¿quién puede dudar que allí, sótanos abajo, existe un complejo de espionaje extraordinario contra la patria de Bolívar, en sus propias entrañas?  Ex funcionarios del viejo cuerpo de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), desde aquellos tiempos prechavistas en que campeaba el coloniaje, dan testimonio de sorprendentes y magnificentes instalaciones técnicas en sus interior. Allí se instruía técnicamente a funcionarios venezolanos para el vasallaje.

Para terminar, ya Rusia, aliada y comprometida en inversiones cuantiosas en Venezuela, así como China, ha debido tener instalada una base militar en La Orchila, como mínimo. ¿Acaso no tienen los EE.UU. siete en Colombia en detrimento de Venezuela, lo cual desde entonces comporta una excepcionalidad?  Tal vez no sea tarde, pero el gobierno venezolano, debería precipitar tal opción. Se mueven tantas opciones sobre la mesa contra la madre de Suramérica (¡Venezuela!), que sorprende la poca reacción defensiva desde su dirigencia político-militar.   Véase esta: analistas y asesores proponen repetir una crisis de los misiles cubano-rusa a la inversa con Venezuela; es decir, rodearla aisladoramente ya para evitar la venida de un cargamento salvador desde la Federación Rusa, tanto más cuanto este país acaba de sacar a flote a Siria con su apoyo y tanto más cuanto la modalidad de guerra imperialista  en la actualidad es realizarla a través de terceros, tontos que insurgen contra su propia patria.

Si hay una guerra, no hay estamento que impida. Para atacar, los EE.UU. violentan el concierto organizativo internacional (Consejo de Seguridad de la ONU, sobremanera) con ejemplificaciones que sobran mencionar (Irak, Libia, Siria); para defenderse, justo es que un país responda de modo proporcional.  Ser timorato para, esperanzadoramente congeniar con algún eventual cambio de opinión del atacante, es una condena: los EE.UU. vienen por doctrina, por plan, por configuración genética, como ya Bolívar lo asomó con profecías ("Los Estados Unidos parecen destinados  por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad"). Para actuar respecto de la embajada gringa, no es momento ahora; pero el apoyo ruso-chino operacional se tendría que haber precipitado desde hacer rato.  Vacilar es perder.


jueves, 7 de febrero de 2019

MIÉRCOLES DE ACOPIO PARA LOS PRODUCTIVOS

Buenos días, amigos míos. 

Ayer se cumplió una jornada de apoyo a *aquellos productores (o que están en trance de serlo) que no tienen terrenos para siembra* y que suelen sembrar en mesas de cultivo o macetas.  Se le buscó tierra en El Junquito, Km. 24.

Participaron: escuelas 19 de Abril, Intendencia, CEINB La Libertad, Zoe Xique Silva, Pedro Pablo Barnola y el agroproductivo de la Av. Baralt.  El material captado es para la siembra acelerada a la que nos convoca la coyuntura.  Producir concretamente para el consumo y contribuir a replicar el ejemplo de la siembra.

*Todos los miércoles, con el apoyo de Barrio Nuevo Tricolor, la parroquia San Juan dispondrá de una unidad vehicular para la busca de materiales para sus agroproductivo*, sean abonos, maderas, paletas, envases, traslado de equipos, etc.   De manera que el día será el día de acopio.

*Agradecemos por está vía a Barrio Nuevo Tricolor su apoyo en fortalecer la actividad agrícola y socioproductiva en general en la parroquia*.  Es un modo de hacer patria al hacer cumplir una de las líneas críticas y estratégicas del país: la producción.  Los instamos a mantener en lo posible el acuerdo de dedicar el día miércoles para estos apoyos.

Para el próximo miércoles iremos al acopio quienes siembran en terrenos o a la busca de maderas, expresiones productivas de los cinco (5) ejes de la parroquia.  De hecho, *a partir de ahora sólo iremos cinco (5) partes, cada una de ellas aportando dos (2) personas y herramientas (pico, palas y sacos)*.

Además, *en lo sucesivo tendremos a un responsable por eje de la busca de materiales para todos los ejes, yendo a la busca, lógicamente, aquellos de los ejes que requieran material (no es que el responsable les llevará material a quien no haya ido a buscarlo)*. 

Mucha salud para todos,

Camero