martes, 8 de agosto de 2017

“LA CONSTITUYENTE ES UN FRAUDE, NO JODAN”

Sumido en una de las mayores depresiones que la historia haya conocido, el opositor se acostó sobre la calle, deseando como una redención que un vehículo lo atropellase.  La avenida Francisco de Miranda, a la altura del semáforo de La Castellana, de pronto se congestionó.  Un camión de materiales de reciclaje le frenó a pocos metros, todo lleno de ruidos viejos él.

El conductor ─un hombre de aspecto humilde y regordete─ se bajó y fue a su encuentro, procurando prestarle unos primeros auxilios que desconocía.  Se limitó a estremecer un poco su cabeza, intentando reanimarlo.  Detrás del camión rápidamente se enfilo una gigantesca serpiente de vehículos atascados que remontó hasta la sede de PDVSA, en La Estancia.

Un oficial de la Policía de Chacao se presentó al sitio.  El opositor proseguía tendido sobre el pavimento, el sol sobre su frente pálida.  El conductor regordete, por su parte, se estrujaba las manos, mirando con gesto de incomprensión al policía.  "¿Qué hacemos?", le parecía indicar.  Pero también se presentaron al sitio tres jóvenes encapuchados, quienes rápidamente, al igual que el oficial, realizaron llamadas telefónicas.  En breve el sitio se complicó.  Los conductores tocaban endiabladamente sus cornetas; los deambulantes se detenían con curiosidad a observar el presunto "cadáver" acostado sobre el pavimento; las luces del semáforo intercambiaban de colores insensiblemente.  La montaña del Guaraira Repano, al norte del municipio, también parecía erigirse hacia el cielo con fría insensibilidad, contemplado al conjunto de la ciudad de Caracas, caótica o en funcionamiento.

─¡Al pobre lo atropelló el camión! ─exclamó una vieja con acento italiano.

Desde algún fondo del caos de la ciudad, se oyó crecientemente la sirena de una ambulancia que se abría paso entre el atasco.  El "cadáver" opositor continuaba pertinaz sobre el suelo, sin mover un músculo, oyendo a párpado cerrado lo que se suscitaba en su entorno.  Deseaba intensamente morir, que en verdad el regordete lo hubiese atropellado, y no estar allí tirado como un estúpido oyendo tanta sandez en medio de un país perdido para la historia humana.

Cuando los paramédicos bajaron de la ambulancia, llegó también una decena de muchachos con palos, piedras, cohetones y algunas armas de fabricación casera, además de unos frascos de "puputóv".  Los tres primeros encapuchados subieron a la cima del camión, pisando la carga de cartones para reciclaje; otros de los que habían llegado, se dirigieron hacia la ambulancia, la cual se retiró en el acto; y unos terceros se dedicaron a arrimar bolsas de basura y objetos para entorpecer la avenida.

En pocos minutos el camión del humilde viejo ardió, y éste, arrodillado ante quien parecía ser el jefe de la llamada "Resistencia" del Este de Caracas, lloraba lamentablemente.  Pronto la reverberación del fuego obligó a todos a alejarse, temerosos de la explosión del vehículo.  El oficial de policía, conversando con otros dos que al sitio se habían presentado, subrepticiamente se retiró del lugar, abordando su patrulla de servicio.

─¡Abajo la dictadura! ─gritó uno de los encapuchados.

─¡Somos la Resistencia! ─soltó otro─.  ¡Y este es un territorio liberado!

El humo y los jalones de algunos presentes, que de pronto se acordaron del "occiso", preocupados de que aún pudiera estar vivo y se quemara con la explosión inminente, hicieron abrir los ojos al opositor.  El caos y un avinagrado sabor a guerra lo impregnaban todo.  Se levantó.  Degustó durante unos segundos el zaperoco que su "plantón" en medio de la calle había generado.  Concibió esperanzas, creyendo que la situación no estaba perdida completamente, según descubría al mundo reverdecer.  Volvió a su corazón el deseo de vida y, visiblemente, disminuyó la tensión tanática de su depresión.  Se arrimó a la acera, a cuyo entorno se apiñaba un montón de curiosos, gente muy impresionada por su proeza se dirá de ultratumba.  Llenó lentamente sus pulmones y, con toda fuerza de la vitalidad recuperada, gritó al mundo:

─¡La constituyente es un fraude, no jodan!

A los pocos segundos al fondo se oyó la explosión del tanque de combustible.

miércoles, 2 de agosto de 2017

HECHA LA ELECCIÓN, EL ELECTOR AHORA QUIERE COBRAR

Nosotros, que somos chavistas y hemos apilado históricamente una montaña de apoyo a quienes encarnan la dirigencia política del país, decidimos soñar en alta voz con la intención de ser oídos e incidir, ergo, sobre la realidad.

Lo primero, después de instalada la Asamblea Nacional Constituyente, es apresar a Freddy Guevara y hacer que pague sus crímenes contra la estabilidad de la república.  Ciertamente nuestra legislación no es muy explícita con la figura casi ausente del terrorismo, pero el hombre es un terrorista declarado, responsable en protagónica medida de la herida fresca infligida a la democracia en el país.  Fue el adalid de la violencia.  Cesada la Asamblea Nacional, desprotegido de la inmunidad parlamentaria, no es admisible que circule libremente en medio del país que intentó destruir.

¿Genera tal acción prosperidad y solución de los problemas centrales del país?  Sí, hay que responder, partiendo del hecho de que todo se relaciona, y del dicho de que todos respondemos por todo.  Un flagelo poderosísimo que ataca la contextura del Estado y sociedad es la impunidad.  Y el tal míster no puede quedar sumido en medio de la impunidad.  No sería saludable.  No es precisamente una acción que ataque directamente un problema central del país, como sería, por ejemplo, la soberanía alimentaria, pero constituye una acción de efecto moral.  Los humanos, los Estados, las naciones, son sumas de columnas morales.  Un Estado debe tenerla.  Es su firmeza, su soporte, su ejercicio de autoridad.  Sin ella no hay nada, sino el caos.

En segundo término, el país debe acabar de una vez por todas con la especie de desfile en pasarela que lleva a cabo permanentemente frente a los EE.UU., la Unión Europea (UE) y la prensa internacional para intentar convencerlos de que es democrático.  ¿Hasta cuándo tanto lío electoral y demostraciones de que tiene base humana material para ejercer su democracia?  Piénsese:  el asunto no tiene remedio.  Se han hecho veinte elecciones para decirle al mundo que somos una democracia y ello no ha servido para un carajo.  Actualmente el presidente Maduro, y Chávez en el pasado, es un dictador a los ojos tercos e hipócritas de quienes desean quebrar al país para apoderarse de su soberanía, geoestrategia y recursos minerales.  Hay que tomar la decisión de vida de una definitiva vez y jugárnosla francamente con nuestra legislación propia. Crear el mundo Venezuela.   Atrevernos a ser soberanos e independientes sin pedirles permisos a los asesinos que nos colocan zancadillas.  Una vida valiente a puerta cerrada, con nosotros mismos.  Tanto mirar inútil hacia el exterior, tanta elección, tanto implorar consentimiento, está desgastando a la república.  ¿Venezuela, hija de Bolívar, pueblo de libertadores, tiene que pedir permiso para ser?

En tercer lugar, y último para esta breve reflexión, hay que generar el pan que nos comemos.  No de otro modo el país logrará autonomía.  Así como en el presente estamos, el país no resistiría un bloqueo; y la explicación sería que el venezolano no sabe producir su alimento, lo tendría que ser el reto a superar puertas adentro.  Los venezolanos se comerían entre ellos, además de los cables y alfombras, como una vez dijo un malnacido político por ahí.  Todo es una matriz de importación o de rentismo petrolero, lo cual en la praxis comporta una economía con pies de barro, ficticia, y constituye un hecho que, necesariamente, debe llegar a fin.   El gobierno se la debe jugar a muerte, con sentido de supervivencia, por el desarrollo de la agricultura, urbana y rural, así como por la cría de fuentes proteicas.  ¿Hasta cuándo el cuento insostenido del abrazo agrícola?  Métasele todo el ingreso petrolero tierra adentro, urbe adentro, resteados con el cultivo y la cría.  Es una acción de importancia capital, táctica y estratégica; es la garantía de país a futuro.  Medio mundo ya sabe que el petróleo, así se tenga en cantidad y valga lo que vale el oro, no es sinonimia de riqueza.  Utilícese el dinero por concepto petrolero para enseñar al venezolano a producir lo que se come, no importando que para ello de una vez se rompa el maltrecho beneficio que aún nos depara el oro negro.  ¿No nace todo lo nuevo de una crisis y un parto?

Más apoyo y garantía de base (de masa, comunal) para un gobierno no es concebible.  El elector fue y dio; el chavista fue y cumplió; resta ahora cumplir por parte del Estado político con sus soñadores ciudadanos.  ¿Y qué es eso, resumidamente, que debe dar el Estado?  Autoridad, justicia, independencia y soberanía, seguridad alimentaria, futuro y patria.  Cada uno de los puntos mencionados (Freddy Guevara, soberanía y seguridad alimentaria) son icónicos respecto de un mundo más amplio:  a Guevara se le puede sumar el Ministerio Público; al tema de la soberanía, el tratamiento merecido que, por ejemplo, hay que darle a la conspiradora Colombia y todos esos embajores golpistas que no respetan nuestra legislación; y al asunto de la agricultura urbana, aspectos relacionados con la comercialización y la cadena productiva.