lunes, 29 de febrero de 2016

LA VENEZUELA AGRÍCOLA DE LAS CRISIS PETROLERAS: ¡TODOS A LA SIEMBRA!

Después de unos cuantos tablazos históricos sobre las cabezas con el susto del petróleo, los venezolanos de nuevo ─¡por enésima vez!─ se proponen escarbar en la tierra para intentar sembrar el futuro de la república. 

No hay porvenir para un país si cifra su futuro en la existencia finita e incierta de un recurso como el petróleo, menos si sometido está el rubro a vaivenes macabros de orden bélico, político y económico; al acabarse el mineral,  logicamente también tendría que ocurrir lo mismo con el país.  Puede un país desaparecer por causa de extrema dependencia en el petróleo.  Libia hoy, después de la guerra que atenazó sus reservas, no dependiendo de otro recurso para alimentarse, no es un país sino una nación desmembrada.  Arabia Saudita, una monarquía que sólo produce petróleo y de él vive por entero, según especialistas, no es tampoco propiamente un país en los términos sistémicos de la definición, incluso sin que necesariamente se le entorpezca el suministro.  Llegado a desaparecer el hidrocarburo, no quedaría  ni trono ni reino.

Venezuela, país que no produce otra cosa más que dependencia exclusiva del petróleo, no es excepción.  Acabado, entorpecido, birlado o lo que fuere su petróleo, no quedaría de ella más que la nación hermanada por raza y lengua creada conceptualmente por la gesta independentista libertadora.  Como país, como estructura geográfica, política, cultural y administrativa financiada por los recursos del petróleo, se vendría al suelo.  No existe otra fuente de ingresos al día de hoy que levante el gasto organizacional de su estructura de manera importante, menos de modo alternativo.

Por eso he allí la vuelta de la mirada hacia la tierra, de modo desesperado, a la siembra.  Sin petróleo no hay patria, podría sentenciar hoy para Venezuela un burlesco crítico, según es grave la absoluta dependencia; y el petróleo hoy anda dando tumbos de precios en el mercado internacional, con proyecciones de caída crítica por debajo de los $20.  Si, como dicen las malas lenguas, producir un barril cuesta entre $13 y 18, venderlo a 20 ó menos es basar la vida en una baratija.  Peor aun, podría constituir una ruina.

Entonces sembrar ha sido el sueño mirado y remirado con cada crisis.  Imaginar en un santiamén que si se va el petróleo quedaría la agricultura y la cría… de haberse cultivado...  Durante el paro petrolero se ideó un programa "Todas las manos en la siembra" bajo un fondo de angustias porque no manaba el dinero producto de la venta de hidrocarburos, saboteada entonces como es conocido.  Pero el país sorteó la crisis y volvió a ser el país aparentemente sólido y solvente en términos económicos, con un barril que en algún momento se especuló podría llegar a los $200, y se revistió nuevamente con el sentimiento saudita de la riqueza.  Pura la ilusión futurista, en el olvido quedaron los arranques agrícolas.

Hoy vuelve la crisis, peor que peor porque el petróleo podría generar pérdidas de caer estrepitosamente.  Y vuelve el susto del acabose del país, cualquiera sea su modelo político, y el llamado a la tierra, a la cría y a la siembra, incertidumbres que en algo se podrían haber mitigado con seguir el mencionado plan agrícola delineado durante la crisis del paro petrolero.  Pero como dice el dicho, el hombre es el único animal que choca dos veces con la misma vaina.

Bajo el mismo contexto de susto y estampida, el país hoy, nuevamente, prepondera la actividad agrícola entre una lista de catorce (los llamados 14 motores productivos de un plan de emergencia) para intentar salir del modelo rentista petrolero y lograr cierta holgura existencial basada en otros ingresos.  El gobierno la denomina como el "motor agroalimentario", buscando potenciar la producción alimentaria en el campo y el desarrollo de la industria agropecuaria, incluyendo en el esquema de incentivo el desarrollo de la agricultura urbana como medida desesperada de la creación de conciencia hasta en el meollo mismo de la ciudad, si mal es cierto que los esfuerzos que se han hecho en el campo han fracasado y la clase campesina o rural se quiere hacer urbana y ya no se quiere quedar nadie en el país para sembrar (más 70% de la población del país se concentra hoy en las urbes).

A los fines se creó el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Urbana (MPPAU) y, hace apenas unas horas, la Corporación Venezolana para la Agricultura Urbana y Periurbana, con la idea de, más allá del propósito surrealista de sembrar a la orilla de una quebrada, en la ladera de un complejo urbanístico o en el interior mismo de los apartamentos o casa, implantar la conciencia ciudadana de que el venezolano debe participar en la hechura o producción del bocado que se come.  Mención especial merecen los conceptos de verticalidad productiva urbana en su tiempo enunciados por Hugo Chávez cuando hablaba de soberanía alimentaria.  El tiempo le dio la razón, y también las experiencias en otros países con cultivos urbanos verticales, como los ensayados en Singapur y en algunos países europeos.  El reto, ya netamente urbano frente a lo fracasado rural, es combatir la estupidez al respecto de la clase aburguesada, llamada media corrientemente, misma que en su tiempo hizo burla miserable del presidente Chávez cuando propuso conceptos de cultivos urbanos, huertos organopónicos o gallineros verticales.

Ya en un marco de supervivencia, de cambio de paradigma y superación del rentismo económico petrolero, la reflexión del venezolano debe apuntar a un retorno decidido hacia la actividad agrícola y pecuaria alimentaria, dejando al petróleo en un plano secundario y, mejor aun, utilizando sus ingresos para financiar y  cavar con mayor profundidad el surco sobre la madre Tierra.  No tiene por qué esperarse, estúpidamente, el látigo doloroso de una nueva crisis para pensar en serio salvar no tanto al planeta, como manda el Plan de la Patria, sino al país.  ¡Esta es la crisis y, como toda crisis, debiera de ser la última!

El llamado es a no dejar pasar la oportunidad para que prenda de una buena vez la conciencia de la siembra y la producción alimentaria en la población, no dejando después, con toda la fuerza de la conciencia adquirida, dejarse arrebatar la oportunidad de implementar cambios paradigmáticos necesarios para la supervivencia de la nación venezolana.  Evitar en lo posible que los mismos gobernantes, dada la eventualidad de recuperación de los precios del petróleo y la maldición saudita de sentirse de nuevo millonarios e invencibles, se olviden de los planes verdaderos de recuperación económica, agrícolas para el caso.  Se debe organizar el poder popular para los efectos y ser protagónico en la materia.  Hoy mismo que se inicia el "Plan de 100 días para la siembra urbana", ya hay tema para reconvenir al mismo Presidente de la República cuando exclamó "y cuidado si no supera los recursos que ingresan en Venezuela por el petróleo", aludiendo a la posibilidad de ingresos por concepto de minería.  En un contexto de cambio paradigmático, de recreación consciente, lo ideal es que se amenace desbancar al petróleo con la productividad agrícola y no con ninguna otra actividad, exagerando un poco las cosas y tomando como recurso hiperbólico las palabras del presidente.

sábado, 27 de febrero de 2016

CAMINANDO LA CIUDAD - ME QUEDÉ EN CARACAS DURANTE LOS CARNALES Y FUE “INMENSO”

Entra el mes de febrero y, por lo regular, me "fugo" de la ciudad con el carnaval.  Me fugo de la ciudad, por lo general, siempre que entra un asueto:  carnaval, Semana Santa, vacaciones en agosto, navidades y año nuevo.  Pero este carnaval me quedé y lo disfruté bastante recorriendo nuestra capital.  Usted que lee dirá:  está usted ya viejo o no tiene los "cobres" para para el salto, y ahora se justifica desde las ramas.  Y yo le digo:  las dos cosas, más lo vivido.

Se suele creer que durante tales días el tiempo transcurre aburrido si no te vas afuera a recibir vientos diferentes.  Lógicamente se comprende que con tanto problema de hacinamiento citadino, delincuencia, rutina y escasez se quiera salir disparado, del mismo modo como uno quiere despertar de la pesadilla o relajarse de un estrés.  Pero nada que ver.  Me arreglé con los míos una rutina de visitas a puntos clave organizados por la Alcaldía de Caracas y la cosa empezó a fluir.  Resumiendo me fui primero al teatro Catia y me deleité con la elección de las reinas, juvenil y adulto mayor, en especial con está última (ya ven, estoy viejo); me fui al bulevar de Sabana Grande y valió la pena con los eventos organizados por PDVSA La Estancia: boleros, salsa, caminatas; y me fui, finalmente, al centro de la ciudad, donde el evento fue tan inmenso como inesperado:  un rato en la plaza Bolívar y después otro en la plaza El Venezolano, punto este último de donde tomo el brío para comunicarme con ustedes.

Fue allí donde lamenté no poseer una cámara de lente mejor (oígo donativos) para registrar a un doble que conseguimos de Ismael Rivera:  voz y son.  En la plaza El Venezolano, esquina San Jacinto, cuadra Bolívar, semanalmente los señores de la tercera edad incendian el ambiente y derrochan juventud bailarina.  Se congregan en un club de los abuelos que tienen allí y se lanzan a bailar.  Cuando fui eligieron a una doña con el mejor disfraz, a una pareja con el menor baile y otros detalles.  Mas fue un poco más allá, pegado a la edificación de la plaza, frente al restaurant criollo, donde conseguimos a otra congregación de adultos y el evento ardía de manera espectacular.  Un karaoke allí registraba a un personaje que se disparó casi todos los temas de Ismael Rivera con swing y voz muy similares al original, y, como se comprenderá, el evento levantaba el polvo.  El Sr. en cuestión es de apellido Meneses, y dejo constancia acá de que lamento lo que ya dije, no tener una poderosa cámara para registrar lo que vi, así como no haber obtenido el nombre completo del don.  Pura juventud y alegría.  Cuento con su apoyo, Sr. lector, para que con su conocimiento me dé luz y, mejor aun, me envíe videos si estuvo por casualidad en el mismo sitio y a la misma hora.

Como pude con mi teléfono cuasi artesanal grabé y, a modo de homenaje y retribución por el momento vivido, presento el material a continuación (dos temas de un montón que interpretó con gran fidelidad, temas que, de paso, no fueron los mejores interpretados):

Meneses 1: un bolero

Meneses 2:  "Mi jaragual"
 

Cierro resaltando el felicísimo trabajo de la Alcaldía del Municipio Libertador en materia carnavalesca.  Alcalde Jorge Rodríguez, gracias por posibilitar que quienes se queden en la ciudad no tengan que lamentar salir de ella durante los asuetos.  Caracas humana, como debe ser, por más que parezca un contrasentido que se sienta más humanizada cuanto menos gente contenga (la ciudad estaba sola porque la mayoría se había ido hacia el interior).  Se reconoce lo acertado y lo que en, criterio de uno, no parezca tanto.

Y, Sr. Meneses, donde quiera que ande, nuestro mejor deseo de vida y juventud, esa de la cual hizo gala con su canto y baile.  Pendite el lecto de que en los videos don Meneses es quien tiene la boina y zapatos blancos.

viernes, 26 de febrero de 2016

UNA VEZ MÁS APORREA: EXPLOSIÓN SOCIAL Y DEFAULT

Se repite el momento previo a las elecciones, como si ahora mismo estuviera a punto de ocurrir algo.  Todo el que tiene una pluma y le duele el país, escribe y publica para avisar.  Pero el gobierno no lee ni oye "pazguatadas", como se refirió una vez Nicolás Maduro a Aporrea, que es la ventana de quienes jalan para la izquierda humana, de quienes ponen la queja y los alertas, aman a su país soberanamente y lo quieren salvar, y abominan de la canalla derechista con su capitalismo desbocado y balas de imperios.

Pero, ¡qué va!, se repite el ciclo.  El autismo cunde en las altas esferas del poder.  No hay brújula.  Se gastó el discurso.  La gente desconfía y ya no cree, soleada como está en las calles con tanta atmósfera, y el gobierno no lo ve.  Es decir, que ni lee lo que le sueltan los compatriotas numerarios que quieren aconsejar al país, ni ve lo que tiene delante de los ojos con la gente en la calle.  Así se perdió el 6D y así hoy huele a una pérdida mayor, innombrable, pérdida que late en el ambiente.

No es que nadie pretenda gobernar con y desde Aporrea, pero es un hecho que el portal asoma a cualquiera a una realidad de país ignota para muchos, incluyendo a algunos no-pazguatos del gobierno.  Los que escriben, entre ellos políticos, abogados constitucionalistas, candidatos, dirigentes vecinales, amas de casa, profesores, estudiantes, sencillos de la calle que hasta redactan con fallas de sintaxis, han recitado toda especie de problemas y soluciones, sin que nada les quede por dentro, lanzándole una muestra desesperada de país a los gobernantes con el propósito de ilustrarlos y darles una porción de luz, pero, hay que decirlo, en vano, según se ve que la vaina como que no tiene arreglo y el tren sigue su curso ciego y hacia las tinieblas.  No se consigue un carajo y del cielo no cae pero siquiera una teja de recomposición al menos emocional que dé señal al pueblo de que se repara y se hace por salvar al país.  Algo que rectifique la eventualidad de un desmoronamiento e infunda bríos de que la derecha política es sólo una ilusión o mal sueño en su posibilidad de regreso.

¿Qué será ese algo?  Ese algo es incidencia sobre la forma y fondo.  Lógicamente existe la convención de que el fondo es inmóvil por razones de principio ideológico, es decir, la izquierda es humanista y altruista, y la derecha explotadora y egoísta, y ello no se toca por lo menos doctrinariamente; pero no necesariamente tiene que ser así con los operadores de esencias (gobierno, partido, personeros) sobre los que se puede practicar un poco de justicia.  Aquí no ha habido responsables de crisis más allá de gerentes de supermercados (recuérdense los desfalcos con los dólares y las empresas de maletín) ni se ha movido la mata partidista más allá de que el presidente Nicolás Maduro se ha ido a regañar a un montón de ineptos y a decir que hay que rectificar.  Resultados:  mismos operadores de fondo bajo la misma óptica errónea.  Mismos hombres en los puestos claves.  El mismo Presidente de la República presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).  Esto por decir algo.

En cuanto a forma, basta nomás con callar, no seguir con el cuento de la guerra económica que, aunque cierta, todos abominan su mención en la calle porque intuyen que sirve para esconder ineptitudes.  La gente no cree, ahora mismo que está a punto de candela, y es mejor cauto silencio, ¡y bajar de las alturas, confundirse con las masas populares, identificarse con ellas y trabajar!  Hasta hipócritamente funcionaría.  Esto por decir algo en cuanto a forma.  Hay que atender el discurso.

¿Qué hay en el ambiente y a qué huele la pérdida mayor? Ya un montón de pazguatos de Aporrea habla de peligro de explosión social y de default.  Esto es, para redondearlo en su gravedad, pueblo y gobierno sumidos en la desgracia, uno impedido para comer o cobrar, y el otro incapaz de generar pábulo o pagar, en correlatividad perversa.  No está prevista ahora mismo ninguna fecha tipo 6D, pero es claro que se avecina una situación traumática inducida camino a agravar la crisis económica con el fin político de defenestrar al presidente Nicolás Maduro (por ejemplo, ya la rectora de la Universidad Central de Venezuela dijo que en marzo se paraliza para aportar su parte al golpe; o ya se sabe que los chamos de la Universidad Católica del Táchira tienen su arsenal guarimbero preparado en el interior del recinto universitario).  Mientras tanto, como lo hizo antes del 6D pidiendo rectificaciones, los escritores pazguatos de Aporrea teclean haciendo graznar sus teclados al viento.

martes, 23 de febrero de 2016

EE.UU., INGLATERRA, FRANCIA, TURQUÍA, ARABIA SAUDITA…, EL TERRORISMO ESTRELLA DEL MOMENTO


Cuando ocurren situaciones como las de Turquía, Arabia Saudita y otros, abiertos promotores del terrorismo desvelados después de la intervención rusa en Siria, el mundo se tiene que llamar a la reflexión respecto de quiénes lo sumergen en la guerra y hacen de las instituciones internacionales una mascarada.
Con vergüenza ha quedado sentado que los otomanos, con apoyo de Occidente, no sólo promueven el terrorismo del llamado Ejército Islámico (EI) con el propósito de derrocar al presidente de Siria, sino que lo utilizan como cortina para extraer y contrabandear petróleo, de tanta necesidad para Europa.  Así también la monarquía de Arabia Saudita, con el apoyo de Occidente, ha quedado al descubierto como la gran financista de los irregulares con el propósito, también, de derrocar al presidente legítimo sirio.
La vergüenza se extiende como lava cuando alcanza y quema los cortinajes de algunos de sus aliados (EE.UU., Inglaterra, Francia), y deja en entredicho la seriedad de organismos como la ONU y la OTAN, última está que, por cierto, al ser organización de guerra, no tiene por qué tenerla.  Países como EE.UU. e Inglaterra, así como Francia, quienes se desgarran la cabellera debido a la "indignación" que les produce el terrorismo, de pronto aparecen fácilmente identificables como coadyuvantes del terrorismo mundial, y en particular en el Medio Oriente, zona anegada de petróleo en cuyo nombre, según estrategia, no les importa qué tenga que hacerse para quedarse con él.
En cuanto a la institucionalidad mundial, la ONU apena con sus fallos y más que todo actos fallidos, inefable instrumento que sólo es utilizado por las potencias mayoritarias (ya mencionadas) para generar la guerra.  A estas altura ya ha debido tener pronunciamientos respecto de la situación descubierta con Turquía y Arabia Saudita, pero la organización sólo se limita a hacer el juego de menoscabar a Siria y opacar la acción liberadora del apoyo ruso en el área.
Turquía contrabandea petróleo, invade espacios del norte de Siria, masacra a los kurdos y ello no es impedimento para que la ONU la premie con silencios comprometedores y siga perteneciendo a la OTAN.  ¿Es que la OTAN es una partida de amigos del terrorismo o sólo permiten a un miembro terrorista nada más y de vez en cuando, según desconocidas reglas internas?  Algo parecido cabe decir de Arabia Saudita, pillada in fraganti con sus petrodólares, pobre reino rico cuya condición no le impide ser miembro de la OPEP a la vez que traicionar sus principios gremiales al inundar el mercado de petróleo, ni ser la mascota consentida de los caprichos estadounidenses.  Criatura pobre rica que no se fija que su fin llega al haber sido utilizada como caballo de Troya para tumbar los precios petroleros y, lo peor, para ser finalmente desaparecida como país en virtud de la avidez imperial por sus yacimientos.  En breve podría ser un reino desmembrado y ocupado militarmente por su gran "amigo", los EE.UU.
Los hechos en el Medio Oriente corren, se dilatan, se contraen ahora…  Después de una actividad movida con Rusia en Siria, bombardeando terroristas y recuperando la soberanía Siria, faltando poco para lograrlo del todo, se decreta una tregua, tregua que evitará seguir conquistando espacios y permitirá la entrada de "ayuda humanitaria".  Tregua que parece triunfo de los países pro terroristas y de las instituciones putas en la materia, como la ONU, quien no se resiste a un guiño de la OTAN.  Dicha suspensión temporal (la resolución 2254, ONU) permitirá que los mismos terroristas se fortalezcan en las posiciones casi derrotadas y reciban el oxigenante armamento camuflado a través en la "ayuda" humanitaria.  Es decir, recojan aliento, ganen tiempo.  Resta saber qué gana Rusia con pactar, y si esta aparente concesión o debilidad no le hace juego a la desgracia de oxigenar a tanto terrorista suelto y a tanta institución desacreditada, parcializada e inmoral como la sempiterna ONU.

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lunes, 22 de febrero de 2016

SE FUE EL PAN


Se acabó la harina para el pan.  Si el mundo fuese el centro de Caracas, donde vive este autor, sin harina se concebiría al mundo entero.  La cosa avanza y reflejarla parece pesimismo y hasta insidia.  Pero ¿qué?  ¿Se deja así?  ¿Se calla?  ¿No se dice?  A las colas para conseguir lo que no hay casi, se suma ahora lo que no hay tangiblemente.
Preguntas:  ¿es un sarcasmo de la vida la cosa?  El gobierno acaba de idear el plan "gorgojo" para combatir acaparadores y corruptos del alimento del pueblo y, ¡zas!, justo se acaba la harina.  Panaderías cerradas.  ¿O es un plan malévolo de las panaderías que se suman al "golpe" o es que, en verdad, la harina no se consigue?  Hasta que se vaya Maduro…, podría repetir con frución un escualo (la derecha ya no es escuálida en número).
La percepción es dura.  La avenida Baralt, centro de Caracas, con colas por un lado y otro, y las panaderías silenciosas, sin pan y un montón de gente lanzando misiles emocionales desde esquina y colas.  Las panaderías que nunca cierran, como las licorerías.  Son las mismas que siempre han hecho exclamar:  ¡Caramba, es que ese portugués no tiene madre que trabaja en un día como hoy cuando todos nos abrazamos en casa!  Cerradas.  ¡Ah, la crisis!  ¡Ah, la guerra!
El juego de no atender los problemas a tiempo (porque eso es juego), más acá de perder la Asamblea Nacional en la elecciones del 6D-2015, suena ahora a fuego, a humo detectado desde no tan lejos.  La gente se arremolina en torno de todo:  de un pan, de una harina, de una bolsa de leche, del arroz, de una biliosa discusión por cualquier cosa.  Las personas pueden estallar en cualquier momento.  Es serio el momento, y hay que atender. 
Nadie pretende el alarmismo por el alarmismo, pero se huele tensión y pueden soltarse los caballos y generarse una explosión social.  Cautela.  Pendiente con los factores adversos de la desestabilización interesados en echarle gasolina al asunto.  Es frágil la cosa y, por lo menos, podría hacerse el esfuerzo de adelantarse con inteligencia a los desestabilizadores.  Andan en eso, cocinan desgracias para el país y, créase, dado un escándalo generado para los efectos, podrían sumar el irascible descontento popular desde las colas.
Ha querido la naturaleza proteger en algo al gobierno porque no ha negado el agua, el agua que duranter estas fechas empieza a escasear por las sequías.  Pero no es el agua para tomar, sino para generar electricidad; los embalses secos.  Ha habido alertas de bajos niveles, pero no se ha presentado la crisis en tal sentido.  Y háblase de ello porque una crisis de agua terminaría de rematar la situación.  Ya se sabe, un país que nada en recursos hídricos y petróleo, sin ninguno de los dos:  imagen propagandística opositora intolerable.  Sin pan, sin agua, sin luz, sin INTERNET, sin real…  Usted dirá, don elector.
Si no se presenta la crisis del agua no sabremos a ciencia cierta si el gobierno tomó exitosas previsiones para sortear la eventual escasez, para generar electricidad a partir de otras fuentes no hídricas, sea ya a través de algunos equipos importados desde Cuba, sea ya a través de energía solar o eólica.  No es deseable correr el riesgo de averiguarlo, al menos no ahora, precisamente.
Esta instancia de cuidar el agua es imprescindible por razones obvias.  Que no haya pan es solventable debido a la alternativa de preparar una arepa, aunque ello con el problema incluido de no conseguir a veces la necesaria harina.  Pero si no hay agua, agua para la electricidad, el INTERNET, la TV, la producción laboral…  ¡Ay!  No se hable del agua potable, la de beber, ya en algunos puntos racionada…  El mundo revolucionario conocido se vendría abajo, así como cualquier otro de los que se conozcan.  Cambio de época.  Lo diría el caldo de cultivo de las iras en las colas, fermento nada bueno para amasar porvenires.

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--   Oscar J. Camero, @animalpolis

sábado, 20 de febrero de 2016

BACHAQUEROS: ENÉSIMO MENSAJE AL PRESIDENTE NICOLÁS MADURO, PRÓXIMOS A UNA EXPLOSIÓN SOCIAL


Se debe detener a los "bachaqueros". Se deben apresar, ser "sometido[s] por la fuerza y arrestado[s]", como diría saltando de puro gozo el ex fiscal general, Ramón Escobar Salom, cuarta república, cuando se refirió al gobernador del estado Táchira, Ronald Blanco La Cruz, renuente a reconocer al golpista Pedro Carmona Estanga.  Pero esta vez hay moral y ley de por medio para calar la frase.   El pueblo lo agradecerá.
Los bachaqueros son delincuentes y el gobernador no quebrantó ninguna ley para merecer la expresión, por cierto.  De manera que les cae al pelo la postura de esposas en sus muñecas por ejercer el delito como profesión, por actuar en contubernio con otros que les suministran, por asociarse para delinquir, por desalmados, por cínicos e impunes, por atentar contra la estabilidad y paz ciudadanas, por ladrones, por miserables, enemigos de la patria, por encarnar aquello que nadie desea se encarne en una criatura propia.  Fungen como agentes de la descomposición social, ejercen in fraganti frente a los funcionarios policiales, libres en las calles de Caracas, en la Av. Baralt, del centro, en la Av. Sucre, de Catia, en la redoma de Petare, casi con orgullo, se dirá.
¿Es que los gobernantes no caminan las calles para verlos?  Son bachacos, están por todas partes de ese triste árbol que se llama Venezuela, soltador de hojas.  Son monumentos de evidencias.  Lo único que falta es que salga una madre exclamando con arrobamiento y honra que su hijo es un bachaquero profesional, limpiándole las antenitas y tenazas frente a las cámaras de televisión.  Clasificados ya aparecen en la prensa ofreciendo BsF. 5 mil diarios por bachaquear.  Malo, si los gobernantes están intubados con dispositivos que les suministran el sustento automáticamente, sin exudos, no teniendo que salir al aire libre a pujar por los alimentos; peor si, luego de caminar unas varias cuadras desde Miraflores, comprueban la realidad y se hacen los desentendidos.  Debajo del puente de Petare, estado Miranda, es un sitio ideal para despertar a realidades.
Quien padece es la gente, el sujeto final en la calle, el votante si se quiere ver así, a quien se le perfila lo peor que lleva por dentro cuando hacen una cola para comprar alimentos, si es que los consiguen cuando avanza su turno.  Semejan perros arresmillando los dientes por un pedazo de hueso.  La cosa es larga, te coleaste, aquel es bachaquero, se acabó la harina o la lecha, estoy acá desde la 6:00 de la mañana, no tengo nada en la casa, compré unos pañales ayer en BsF. 2500 (el precio es menos de 200) y en 5 mil la fórmula para mi bebe, me dieron el número 10 pero estoy en el puesto 70, atienden primero a los bachacos…
¿Que no hay tanta cárcel para tantos? ¿Qué el bachaquero es inocente, víctima de la crisis, familias venezolanas al fin que tienen que comer las pobrecitas en medio de un ambiente hostil por la supervivencia?  ¡Pamplinas!  Deben ser sometidos por la fuerza y arrestados, así, sin comillas.  Cúmplase la ley.  Haga algo el gobierno al menos por la justicia y en contra de la impunidad.  No sólo de pan vive el hombre, también de justicia, y el pueblo no sólo comprenderá, sino que agradecerá.  La gente lo implora.  La impunidad de permitir tanto delincuente daña más que el delincuente mismo porque propone una especie de mutación social para el ejercicio del delito.  Es más peligrosa la percepción social de la pérdida de valores constructivos, de barco a la deriva, de Estado y autoridad en bancarrota que el hecho desastroso de no conseguir por un tiempo un perfecto suministro de alimentos.  Porque se ve tambalear el sistema, el hábitat político, la seguridad social y republicana, como una palmera, y eso causa incertidumbre, desesperanza, estampida, desmoralizamiento y empuja al borde de lo que se cree acabar, hacia la supervivencia como sentimiento.  El hombre no es nada más una boca que come; también se alimenta de compensaciones psíquicas, justicia, seguridades, atención, amor, ideales, etc.
Nunca dejará de ser paradójico el estadio que se inventó Augusto Pinochet para meter a tanta gente inocente, por allá donde le cortaron las manos a Víctor Jara.  ¡Sí que hubo espacio para gente que no era culpable de nada!  En Venezuela es más factible meter en la cárcel a un señor molesto que alborota en una cola que a un miserable dechado de antivirtudes que vende harina de maíz a BsF. 700 a su lado.   ¿Si no hay una pequeña celda para tan eximia plaga, confesa y en plena actividad, qué de estadios se puede estar hablando para que quepa quien?  La pena por violación de derechos civiles es sólo para gente inocente, según lógica del infierno, según pinta la lógica de las calles.  ¿Cierto, eh?  Los culpables o cumplen condenas o están libremente aceptados en libertad.
¡Militarícese una avenida, hágase una prueba al menos!  La ley aplíquese.  Deténgase a tanto malandro.  ¿Es que habrá que llamar al superpolicía ese, William Bratton, que en su tiempo contrató el alcalde golpista de Caracas, Alfredo Peña, para que venga a decir a los venezolanos que la aplicación de sanciones cohíbe al menos en un 30% la comisión de delitos?  Es algo.
Sepa cualquier gobernante intubado que no camina las calles de Caracas o de cualquier ciudad del país y no se da cuenta, en consecuencia, de la arremislladera de dientes en la población, como ocurrió antes del 6D de 2015, que si se hicieran ahora elecciones se perderían estruendosamente.  No puede aspirar el fatuo, también, que los votos, como los alimentos, le lleguen a través de mangueras.  Sepa que hay una explosión social en puertas que no ha traspasado el umbral porque aún no se ha colmado del todo el aguante de la gente cuerda del país ante la proliferación de tanto bicho deleznable, como los insectos señalados, responsables en significativa porción de la desaparición y secuestro de alimentos.  Algo es algo si se les para el camino a la cueva.  Son la cabeza visible para iniciar pesquisas…, bueno pesquisas de lo que ya se sabe.  Pero ejecútese.
¿Se malogró el pan, no fluye la harina por la razón dicha, entre tantas otras seguramente de mayor preponderancia? ¡Hombre, al menos hazle la merced al pueblo para que sienta justicia y aprecie el castigo al criminal por violar la paz ciudadana!  Sería un buen gesto de quien, ya no interesándole la política, si fuera el caso, y quisiera continuar intubado o abandonar, compense a quienes lo pusieron en el cargo antes de irse.

viernes, 19 de febrero de 2016

¿SI LA GUERRA ECONÓMICA NO ES UNA TEORÍA, POR QUÉ NO HAY RESPUESTAS PRÁCTICAS?

¿No dicen que cuando los países tienen crisis su dirigentes las disimulan buscándose una guerra?  Una crisis es una expresión de ineptitud, el desatado efecto de inadecuadas decisiones tomadas en el pasado.  Okey, estás allí por ti mismo, por tu misma obra y gracia.  Y si la crisis es el plano político, plano en el cual un mortal tiene que responder de su ineptitud ante millones de personas, no es difícil dejarse aconsejar por las pitonisas de Nicolás Maquiavelo y emprender una guerra para redecorar la situación e intentar renacer con un nuevo amor.

Casi todos los países de Europa lo hicieron durante la primera guerra mundial, una sarta de ineptos gobernantes intentando taparse el culo con otras excusas y artificios, cual cangrejo ermitaño.  ¿Presentarse ante el pueblo como el responsable y fracaso de país?  ¡Ni loco!  Nótese que si el colectivo de gobernantes se hunde en el fango de las desacertadas decisiones, al asunto se le llama crisis global.  Entonces los países se pelearon por los mercados, por las zonas de influencias internacionales porque sus gobernantes se habían desinflado internamente.

Durante la segunda guerra mundial Alemania se moría de hambre, y el crudo sistema capitalista y de castas señoreaba.  Fue fácil culpar a los judíos y recubrirse de patriotismo para desviar la atención de la estupidez propia.  ¡El pueblo alemán es grande, ario, si, cuasi extraterrestre, pero llegó a pagar casi 5 millones de marcos por un pedazo de pan, no sabiendo auto sustentarse, sorprendido por la historia en condiciones de madurez existencial!  Sus gobernante se creyeron eternos en medio de la burbuja de la ineptitud hasta que despertaron con el cuento patriota de buscar venganza contra Francia y apoderarse de los "espacios vitales", según la biblia de entonces, Mi lucha, de Adolfo Hitler.

Los EE.UU., ya en crisis entre crisis de ineptos desde 2008, o sea crisis global, están perfilados hacia una guerra tan inevitable como necesaria, según hábito histórico.  Su modelo político se quiebra y la fragilidad de su economía falsa generará estampidas cuando su población se resienta.  Lo primero será una dictadura por medidas de emergencia:  adiós a la "mejor democracia del mundo"; lo segundo será afrontar a China, país creciente dentro del nuevo sistema de poder mundial, país al que le adeuda una impagable suma.  En fin, hasta los videntes hablan de que Barack Obama será su último presidente, haciendo notar que Obama casi fue presidente.  La élite gobernante, casi extraterrestre también como los arios alemanes, no afrontará jamás su fiasco personal, su fracaso ante tanto mundo globalizado, y desviará la atención, téngalo por seguro, con quién sabe qué conflicto armado.  ¡Ay de los blancos escogibles como excusa! ¿China, más árabes, Venezuela?  ¿O los negros o latinos intrafronteras? Se reconocerá porque se tratará de una guerra de envergadura.  Por cierto, atacar a un país frágil como Venezuela no necesariamente significa que no sea de envergadura.  Mírese nomás Siria por dónde va…

En Colombia la soberbia sistémica de un modelo fracasado para llevar suma de felicidad al pueblo, soberbia que no concede, no reconoce, condujo al país hacia una guerrilla.  Jorge Eliécer Gaitán desnudó la ineptitud de un gentío, de un montón de castas de sangre colonial de color azul (se dirá casi extraterrestre, también), y propuso reformas.  Y ya se sabe que las élites no se reforman ni reconocen errores que puedan desalojarlos del poder sino a precio de guerra.

Argentina siempre tendrá el argumento de las Islas Malvinas para justificar desaciertos.  Ya las ensayó con Leopoldo Galtieri.

En Venezuela, hora de hoy, el gobierno conceptuó la existencia de una "guerra económica" para enmendar fallas y no mirarse en el rabo de los errores.  ¡Cangrejo ermitaño en estampida!  Existe la guerra económica, a nadie se le esconde que los intereses desprotagonizados políticamente intenten regresar atacando como saben, escondiendo su capital, sus empresas, sus servicios, sus alimentos, con toda la fuerza de sus huestes cósmicas y sangre azul o blanca (las élites siempre proceden de los cielos).  Pero lo sorprendente del gobierno venezolano es que utilice el concepto para justificar su ineptitud ¡sin entrar en guerra! como históricamente aconseja la crisis, los libros sagrados, la naturaleza, los ángeles y demonios, la praxis.

No se habla tanto de desviar la atención con atacar a Guyana explotando el lío fronterizo o buscarle pleitos a Colombia porque esos escenarios son celadas montadas desde hace tiempo por los adversarios, pero sí se habla de no responder al enemigo interno donde más le duele:  en sus empresas, bienes malhabidos, huestes antipatrias, para que no continúe con su trabajo bélico de atacar impunemente.  ¡Es una guerra y en una las partes envían y reciben, y hasta se podrían justificar los llamados "daños colaterales"!  El empresario Lorenzo Mendoza, por ejemplo,  general en jefe de la guerra contra el gobierno y el pueblo venezolanos se encuentra incólume con sus Alimentos Polar cuando ha debido ser tomado por el Ejecutivo, los militares (¡es una guerra!), el poder popular y los tribunales desde hace un lustro.  Y eso que este artículo no ha dicho lo mejor aún del cuento:  en Venezuela basta con aplicar la ley, en puro nomás, para entrar en combate y contragolpear en el cuadrilátero de la guerra económica, hecho que ridiculizaría el lloriqueo de utilizarla teóricamente para escudar los desaciertos.