sábado, 13 de enero de 2018

EL PLAN DE LA PATRIA Y LAS ASAMBLEAS POPULARES


Es viernes 12 de enero de 2018, 5:30 pm.  Cien personas se reúnen en la plaza Daniel Florencio O`Leary, en El Silencio, Caracas, frente a los bloques emblemáticos de la ciudad, con vista al Waraira Repano hacia Norte y a la gran urbe por los restantes ángulos.  El propósito es escenificar una asamblea de ciudadanos en la jurisdicción del Círculo de Lucha Popular (CLP) número 6 para captar propuestas y constituir el nuevo Plan de la Patria, período 2019-25.
En otras palabras, para configurar la agenda de gobierno que presentará el candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Nicolás Maduro, en las elecciones previstas para inicio de este año.  El Plan de la Patria en curso, concebido en el 2012, llega a su fin este año, luego de un lapso de gobierno de 6 años.  Necesario es, consiguientemente, reformular el que sigue para un nuevo período, 2019-25.
Dos hechos significativos están implicados en sendas acciones, asamblea y plan de gobierno.  El primero es el evidente ejercicio de democracia, de consulta popular mediante asambleas, para recoger propuestas del ciudadano de a pie -pero organizado políticamente- e inocularlas en un plan de gobierno; el segundo es la inusitada circunstancia de que un aspirante presidencial tome ese documento y lo convierta en su cartilla de presentación política ante un país.
Ya había ocurrido anteriormente con el primer Plan de la Patria, allá por 2012, cuando un Hugo Chávez candidato ante el CNE anuncia que su propuesta devendrá desde "un gran debate desde las bases del pueblo"; pero es un evento que nunca dejará de sorprender, aunque se repita, por lo genuino democrático que comporta.  Hoy, en efecto, el PSUV con su candidato se apresta a replicar la gesta de proyectar la sugerencia popular en su plan de gobierno.
El Plan de la Patria 2019-25 es el segundo que se concibe, siendo el primero el correspondiente al período 2013-19.  Es a un tiempo el tercer plan socialista elaborado por la Revolución Bolivariana, teniendo en cuenta que el primero se implemento entre 2001 y 2007, y el segundo a partir de 2007, cuando se lanza el Proyecto Nacional Simón Bolívar.
Aun a esta nomenclatura se le puede agregar, para redondear, que el primer Plan de la Patria fue concebido como una fase 1, para la protección social, para el cuido del pueblo con garantías constitucionales y el despliegue de dispositivos de garantías ciudadanas desde el Estado socialista, como las misiones, por ejemplo; la fase 2 la cubriría este segundo plan, 2019-25, primero con el logro de una paz política (2018-20) y luego con un programático "despegue económico" (2021-25); la fase 3 correspondería a un tercer plan (2025-31), y se enfoca en el cumplimiento del objetivo tercero del mismo Plan de la Patria:  transformar a Venezuela en una potencia sobre la base de ejecución de los cinco frentes de batalla:  político, económico, social, político y cultural.
Pero más allá de nomenclaturas o programas, es necesario sentar que el espíritu nacionalista del documento es la descolonización, la independencia de Venezuela, la forja de una autonomía y de un sentido de lo propio que arranca con lo político y se encarna, finalmente, sobre una proyectada estabilidad económica.
La asamblea de ciudadanos de marras en la plaza O`Leary, CLP 6, terminó a las 8:00 pm.  Los participantes ejercieron su derecho de palabra y consignaron aproximadamente una veintena de propuestas, aparte de las entregadas por escrito.  Una de particular implicación es la que hizo un joven:  censar los comercios del área e incorporarlos a la producción local.  Dicha propuesta acaricia uno de los aspectos del segundo Plan de la Patria:  la actividad económica imbricada con lo demográfico.
Algunas imagenes CLP 6 - Plaza OLeary

miércoles, 3 de enero de 2018

SI VAMOS A CRIAR, DEBEMOS FABRICAR NUESTROS ALIMENTOS: UNA INTRODUCCIÓN A LA ACTIVIDAD PRODUCTIVA SOBERANA

Venezuela, primordialmente, vende petróleo, un recurso fácil que mana del suelo.  Dicha facilidad históricamente ha inoculado en el pueblo una actitud consumista, de valoración capitalista, que ha derivado en un atrofiamiento del aparato productivo nacional y de la creatividad liberadora.  Con dinero parido por el suelo, y no por el ingenio humano,  se compra lo necesario en vez de idear mecanismos propios de autoabastecimiento.  Ello genera dependencia, naciones esclavas, países vendedores de materias primas que compran con su plata hasta los barriles donde expenden su hidrocarburo.

Al día de hoy, con un petróleo abaratado por los países compradores, Venezuela es un cascarón lleno de sueños que pudieron realizarse.  Una bolsa llena de petróleo cuya venta centenaria no se sembró, no se inyectó en suelo patrio en la generación de una cultura e infraestructura  de riqueza propia, procuradora de soberanía; un país confrontado con su propio destino, necesitado de hacer e inventar casi todo ahora que la renta de su rubro principal es un negocio quebrado.

El efecto general de la situación es devastador si a ello se le suma el bloqueo económico exterior, propulsado por los mismos países compradores, empeñados en el saqueo patrimonial de los países vendedores. En el país no se produce sino que quedó el hábito de comprar todo con un dinero que ya no fluye, habiendo colas para adquirir todo lo que brille por ahí importado.

El reto, pues, es producir, vivir fronteras adentro generando la riqueza que se necesite, mirando el barco de la dependencia esclavista pasar allende los mares.

Hay líneas motoras.  Hay una actitud del gobierno bolivariano en pasar la página petrolera e incentivar la producción nacional.  Hay el mandamiento de 15 motores productivos contra la crisis y la guerra económica; y hay, preponderantemente, un Plan de la Patria que enrumba al país hacia la  independencia económica:  la Venezuela potencia.

En tal marco de hacer las cosas por cuenta propia, en casa, se aprenderá a elaborar alimentos para la codorniz ponedora en las zonas urbanas, y así también, desde un ángulo modesto, aportar a la producción de proteínas en el sector alimentario.

Se trata de hacer, no de importar; de inventar, y no de errar.  Comprar los insumos para las aves a las transnacionales, como la Protinal, tiene un costo elevadísimo que regularmente genera una actitud lamentable de esclavitud compradora.

Se requiere, en fin, de una rebelión y ruptura cultural para, con medios propios y al alcance, como el conocimiento y algunas especies de "montes", fabricar una opción alimentaria alternativa que suplante de una vez a la famosa "pollarina" y "ponerina".

--   Oscar J. Camero, @animalpolis