sábado, 6 de octubre de 2007

Venezuela y España: de reformas educativas y curas golpistas

"ninguna fe religiosa puede oponerse a la soberanía popular, que reside en el parlamento, ni a las leyes que de la misma dimanan"


Afirmó José Luís Rodríguez Zapatero con motivo de la alharaca opositora y eclesiástica al rechazar la inclusión en el sistema escolar de la materia "Educación para la ciudadanía y los DDHH", que apunta a la competencia social y ciudadanía como uno de los valores a aprender por los muchachos. La materia busca promover la tolerancia, la participación social y la trascendencia de "hábitos adquiridos" con relación al trabajo en grupo.
Con la precisión de que la soberanía reside en el pueblo, las palabras de Zapatero muy fácilmente pueden también salir de la boca de Hugo Chávez, quien ¡también! -¡qué casualidad!, consigue objeciones en la Iglesia venezolana y la oposición para introducir cambios en el sistema educativo.
La expresión "el derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales" parece carecer de nacionalidad definida, porque se pronuncia indistintamente tanto aquí en Venezuela como en España, con la diferencia que la oposición y los curas de estos lares se atrincheran belicosamente gritando al unísono "¡Con mis hijos no te metas!", enrarecidos por el humo de las guarimbas y los cacerolazos en los balcones.
Por aquí y por allá la oposición parece estar cortada por la misma tijera sobrada de unos gurúes que se aferran a un estatus como único modo productivo de debate. Como por aquí, los curas de por allá dicen que quien haga caso de las reformas "están colaborando con el mal" (Mons. Antonio Cañizales, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española). El Partido Popular (PP) amenaza con no dejar implementar la medida donde ellos tengan mayoría, mientras la oposición por aquí adopta el esquema de sacar a los estudiantes a la calle como escudo protector en una eventual refriega callejera, y no únicamente para evitar reformas educativas, sino cualquiera.
Da la casualidad también, como acota Ernesto Villegas en su columna "Contra corriente" (Quinto Día, (2.007) sep 21-28; p. 20), de donde tomo todas las referencias textuales y el esquema mismo argumental, que ambos gobernante son de inspiración socialista, lo cual parece dar lugar siempre a repontenciadas y enconadas reacciones de derecha, todas ellas intransigentes, manipuladoras de la opinión pública y concitadora de ánimos para el quiebre de estatus democrático. Pareciera ser una constante que con la soberbia que le hace creer a un prelado que tiene a dios agarrado por los testículos y a un político opositor que "democracia" es el nombre de una antigua divinidad griega, no es posible congeniar. Pareciera, pues, que la derecha en cualquier parte, al tender hacia su extremo familiar, lo que plantea siempre ante una sutileza, para no decir cambio, es una fractura, un trauma, una rebelión, una guerra, un baño de sangre, como único diálogo "civilizado".
Como si no quisieran aprender de la historia -hablando ya de la Iglesia-, quien repetidamente les ha enseñado que el dogmatismo (el arte de amarrar una "verdad" a la pata de una mesa) no necesariamente procura positivas consecuencias para el género humano. Navegar contra la corriente de los hallazgos del humano intelecto y quedarse enquistado en el claustro mítico de viejas catacumbas no creo constituyan rasgos definitorios del dogma ecuménico y humanístico que profesa la Iglesia. Por ahí andaban hasta hace poco concediéndole perdones a Galileo Galilei y a Copérnico por sus hallazgos científicos no reconocidos en su tiempo; por ahí andan todavía arrastrando la pira funeraria de sus asesinatos piadosos en nombre de un omnímodo poder inquisitorial.

Muy a propósito estas palabras del presidente Chávez, hablando de dogmas y pensamiento único, en el Teatro Teresa Carreño, en reunión con educadores el 05-10-2.007


La materia a incluir en el pensum educativo español, así como la oposición que genera, es una sutileza comparada con los cambios que está implementando el gobierno venezolano, los cuales se concretan a servir el aparato educativo al alcance de las grandes mayorías, tradicionalmente con menos recursos, siempre marginadas. En términos más político, se trata de democratizar la educación, sin que necesariamente ello signifique que los abiertos niveles de acceso para cualquier estrato social abola la opción privada, que es la que gusta andar gritando energúmenamente "con mis hijos no te metas".
Semejante propósito en la práctica se ha topado en el camino con inefables actitudes de oposición, como si se deseara para Venezuela que el acceso a la educación sea para unos pocos, es decir, para aquellos que siempre ha sido dueños del cobre. Con innumerables trabas ha chocado el cuidado gubernamental de eliminar los peajes en materia de matriculas, porque los mercaderes se resisten a perder su derecho a cobrar porque le pisen el espacio de sus institutos. Un tanto igual ocurre con las pruebas internas, millonarias ellas, y la misma tarifa anual o semestral, que ronda por los cielos.
¡Con mi educación no te metas! ¡Claro, si te estás llenando mientras otros se quiebran por acceder a tus espacios áureos!
Iglesia -por lo que concierne a sus colegios privados- y oposición se dan la mano entonces en una lucha por la democracia contra el tirano reformador. Salen a la proyección de los medios y envuelven al país en una mentira de que en Venezuela la educación se está cubanizando, se les está a los muchachos enseñando el decálogo comunista y se está malandrizando, no más porque se les da chance a los estudiantes de los sectores populares. ¿Por qué no dicen la verdad de que están siendo desenmascarados y se les están desmontando las franquicias comerciales que tienes ambos -Iglesia y oposición, en conchupancia- instaladas en todo el país para masacrar el bolsillo de unos gafos padres que también le hacen el juego y protestan contra el gobierno porque ahora la educación de sus hijos les sale más económica? ¿Por qué no decir la verdad y gritar “¡Con mis negocios no te metas, carajo!” Fin de mundo.
Cuando los "angelitos" opositores en España hablan de no dejar implementar los cambios donde ellos dominen políticamente, y sus curas dicen que es "malo", aquí en Venezuela los curas ejecutan golpes de Estado (Ignacio Velasco) y se comprometen en oscuras reuniones a sacar a sus escolares a la calles para acompañar a las facciones revoltosas y guarimberas de la oposición venezolana. No se podría asegurar hasta qué punto comulgan con la idea de generar la muerte de una sotana para estremecer de una vez por todas el criterio ajetreado del venezolano común y corriente.
Unas palabras como las que siguen, tomadas de la misma fuente, y pronunciadas por el secretario general de las Juventudes Socialistas de España, deberían ser también pronunciadas en Venezuela por una autoridad de significativa trascendencia política y religiosa:

"Una jerarquía eclesiástica que se opone a que se enseñen los valores constitucionales no se merece que la sociedad contri[ya] a su financiación"
A la arrogancia se combate con acciones terrenales y no con Providencias, porque ellas ya son materia divina.

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