El portaaviones USS Gerald R. Ford se detuvo temporalmente al oeste de Marruecos, océano Atlántico, procedente de los lados de España. Espera órdenes. Su destino original era el mar Caribe para integrarse al Comando Sur y reforzar las operaciones contra el narcotráfico.
La demora aparentemente se relaciona con la reconsideración de los planes militares de Donald Trump en la región. Esta presunción se fundamenta con gran fuerza en la premisa de que su presencia era la pieza faltante para incursionar contra Venezuela o Colombia.
Se sabe que los Estados Unidos mantienen una flota desmesurada frente a las costas de Venezuela, presuntamente para combatir el narcotráfico. Sabido también es que dicha acumulación militar (5 mil tropas, buques de guerra, submarinos nucleares, destructores, helicópteros, navíos de asalto, cazas F-35, etc.) rebasa la lógica que la objetiva a bombardear lanchitas pesqueras, presuntamente cargadas de drogas destinadas a Gringolandia. Como si se tratara de matar una mosca con una bazuca.
Así, pues, es claro que los gringos no combaten nada y albergan otros propósitos, nada ocultos para el mundo, por cierto. Más allá de evitar el paso hacia su país de una droga que realmente no pasa por el Caribe, los Estados Unidos apuntan a forzar un cambio de gobierno en Venezuela para hacerse con su petróleo, oro y uranio esequibense, entre otros renglones. La competencia por la simetría de poder en el mundo frente a China y Rusia ha obligado prácticamente a este país en declive a revivir la nefanda doctrina Monroe para compensarse.
Faltaba nomás el portaaviones en la zona para completar la narrativa de asalto. Su presencia ineludiblemente forzaba a los Estados Unidos a atacar, so pena de quedar en ridículo mundial por falta de decisión ante Venezuela. La comidilla haría burla de un imperio que no se atrevió contra un país pequeño, peor incluso si lo apadrina Rusia con envíos de asesores y armamentos disuasivos.
Que no arribe dicho portaaviones cambia drásticamente la perspectiva de acción de los Estados Unidos en la región, a menos que se trate de una finta para deshacerse de tanta lógica, confundir y, finalmente, atacar con otros medios.
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