Veamos si entendemos: EEUU suspende la construcción del escudo antimisiles que erigía en la pata misma de Rusia, por allá en los lados de Polonia y otros países aledaños. Da marcha atrás a su proyecto defensivo europeo, dizque contra los misiles de largo alcance que está construyendo un país "tenebroso" como Irán. Y aplaca la crítica bélica de Rusia, quien, nuevamente, hace desistir de sus pretensiones invasivas al país más belicista de la Tierra.
Naturalmente, EEUU le saca brillo a su frustrada acción de controlar a Rusia pintándose como un país de gran conciencia, amante de la paz y en nada interesado en la discordia. Hoy mismo su presidente, Obama, se siente con moralidad para dar lecciones ante la Asamblea General de la ONU, soltando puros lugares comunes del discurso político por esa boca. Siguen a la cartilla el manual ése de conservación de la autoestima, que los pone a transformar la derrota en triunfo. (Acuérdense, por decir algo, que EEUU jamás reconoció perder la guerra en Vietnam; por el contrario, la ganaban siempre en sus películas holliwoodense filmadas sobre el tema).
Pero ya sabemos: el presidente de los EEUU hace su papel, siguiendo el lineamiento ideológico de la real camarilla que maneja el poder hoy en el país y que lo llevó a ganar las elecciones: la corriente llamada de los “patriotas”, de ascendente racial blanco (aunque Obama sea negro), preocupada por suavizar el formato agresivo de los EEUU en el mundo, redimensionándolo, por supuesto, sin abandonar el final propósito guerrerista y colonialista (corriente controlada por el Secretario de Defensa, Robert Gates, en palabras del profesor Igor Panarin, a quien señala, a propósito, de dar un golpe de Estado en los EEUU).¹ De manera que Obama sólo realiza su trabajo.
Y la verdad es que Rusia, como decíamos al principio, nuevamente le pone una resistencia insoportable a los EEUU en el frente de la Europa del este, como lo hiciera la antigua URSS en el pasado durante la famosa Crisis de los Misiles, cuando con la amenaza de armar nuclearmente a Cuba los obligó a desmontar sus bases militares en Turquía, muy cerca, también, de sus fronteras. Los líderes de entonces, Kennedy y Kruschov, pactaron en retirar las bases que se habían armado en Turquía (además de no invadir nunca a Cuba), el primero, y a retornar los cargueros nucleares a su lugar de origen, el segundo. Ambos se quitaban de sus adyacencias la posibilidad de ataques de naturaleza nuclear, para decirlo con simpleza.
De tal modo, en plena Guerra Fría, se distribuían las potencias el equilibrio del poder en el mundo, como ejes militares que eran entonces y siguen siendo hasta ahora. Uno dando y recibiendo, como igual lo hacía su contraparte.
El asunto a dilucidar al presente, en medio de fuertes sospechas de que la dirigencia de ambos países (Obama-Medvédev) hizo un pacto secreto, es saber qué es lo que concede Rusia para compensar el desmontaje del escudo en Polonia y la República Checa por parte de los EEUU. Su frontera libre de amenazas misilísticas, como cabe suponer, habrá necesariamente de tener un precio, más allá de las académicas argumentaciones del profesor Panarin.
Queda eso, pues, por entender, como preguntábamos antes. EEUU retira su escudo misilístico de la frontera rusa, transforma luego su derrota en una propaganda de país pacifista y Rusia queda así como así como el ente triunfante, aparentemente sin nada cambio… ¡Vaya! Lo menos que suena es extraño. Ningún país se ha superpuesto a otro, en primacía, como para suponer que no seguimos viviendo una segunda o la misma guerra Guerra Fría maquillada; no hay razones para pensar que las potencias hoy día no se reparten el mundo.
La pregunta de cajón de nosotros los latinoamericanos, rezumantes de recursos naturales y energéticos, es cómo queda América Latina y Central en el ajedrez político del mundo. ¿Qué tan botín de guerra podríamos ser o qué tan pagos o qué tan concesión? La imaginación vuela cuando EEUU instala, del modo más lúbrico imperial concebible, bases militares en Colombia, precisamente en momentos cuando Rusia incursiona en exploraciones, inversiones y alianzas en el continente y sus mares.
En el pasado se trató de que EEUU no penetrase en zonas de influencia de los rusos y viceversa; en el presente, si las condiciones de Guerra Fría no han cambiado esencialmente, ¿por qué imaginar que ha perdido vigencia la Doctrina Monroe, que nos delinea como “patio trasero” o granero de una presunta nación predestinada?
Notas:
¹ Oscar J. Camero: “Patriotas y globalistas, los clanes del poder en los EEUU” [en línea]. En Animal político. – 9 feb 2.009. - [Pantalla 3]. - http://zoopolitico.blogspot.com/2009/02/patriotas-y-globalistas-los-clanes-del.html. - [Consulta: 23 sep. 2.009].
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