La dirigencia opositora venezolana se suicidó de un solo disparo. Cerró un ciclo y tendrá que renacer ahora con una nueva fase de violencia. Quemó en el asado sus pájaros en una sola parrillada: Guaidó y López. Por fin llamaron con todas su fuerzas a tomar el Palacio de Miraflores y la convocatoria fue un fiasco, conato de golpe incluido en los alrededores de la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda (La Carlota).
Le queda ahora su versión venezolana de "Playa Girón": que venga un contingente de militares prófugos venezolanos, desde el mismo Miami, asesorados por la empresa mercenaria Blackwater y el paramilitarismo colombiano, lo cual aleja sus ambiciones facilistas de tomar el poder. Habría que afrontar una guerra y reducir a los más de 100 mil efectivos de la Fuerza Armada Nacional y a los millones de milicianos (total del que ellos, los opositores, han sustraído unos trescientos soldados, minuciosamente comprados con sus dólares); habría que afrontar la poderosa fuerza aérea bolivariana y sus sistemas de defensa S-300; habría que afrontar el enojo gringo de tener que lidiar con la alianza ruso-china de Venezuela.
El panorama se agrava con la marcha chavista del día de hoy 1º de Mayo, tasada como la más grande realizada en Venezuela. De tanta gente en la calle apoyando al Ejecutivo Nacional, a Nicolás Maduro, a Hugo Chávez, a Simón Bolívar y al concepto de libertad e independencia, hay que deducir que la mayoría no quiere golpe, ni injerencia extranjera, ni entreguismo de riquezas patrias. Como se vea, es una lectura que dice: Venezuela libre y autónoma. Esa marcha fue motivada por el comportamiento violento de la dirigencia opositora venezolana, que ha perdido la sindéresis, que ahora navega en el extremismo despechado y descarado, radicalmente impopular.
Quemado los cartuchos opositores, no queda ahora más que correr, esconderse o caer preso. Es la realidad. La oposición se ha desinflado y no es factible que Juan Guaidó tenga fuerza para llamar a nada. ¡Pero nada! Desde ya su anunciado paro de trabajadores tiene cariz de fracaso. Igual Leopoldo López, posiblemente beneficiado por el mismo gobierno con su "libertad" o "liberación". Podría especularse que lo dejaron ir. Conviene más que esté afuera que adentro, donde no hace más que ser argumento como preso político. A ambos les queda la opción brillante y tentadora de expatriarse para integrar su "gobierno" desde el exilio, y acometer su plan "Playa Girón". En Venezuela son cadáveres políticos, descompuestos con honores. Leopoldo se asiló con su familia en la embajada española y ha de resultarle irresistible irse a España con su padre, ahora diputado electo en las recientes elecciones de la península.
Procede ahora al ejecutivo ejercer el mandato del mensaje que el pueblo le da hoy con el apoyo inusitado de la marcha: aplicar la ley y hacer justicia. Si no se van, habría que capturarlos, por lo menos a Guaidó, ya que no es deseable que López repita el esquema viciado de las rejas. Procesar también a los militares implicados, los reales tontos de la maquinaria conspirativa: seis de ellos acompañaron a López a la embajada chilena (la primera donde acudió a pedir refugio) y fueron rechazados. Es claro que les dijeron que su trabajo es como las balas, que después de disparadas se hacen cartuchos vacios sobre el suelo; o como los condones…
Se hizo evidente hoy que los opositores venezolanos lo que hacen es "chulearse" los dólares gringos con sus reportes fantásticos sobre Venezuela. El estúpido de Donald Trump desde hace rato tiene mordido el anzuela de que Venezuela es joya tomada, conquistada, minada de militares que odian a Maduro, poblada por gente que preferiría ser una colonia antes que un país digno; se creyó la historia fácil de la ayuda humanitaria, de los militares rebelados por miles, de montones de bases militares tomadas, de gente muriendo de hambre clamando por las botas de los marines invasores. Sin duda, el golpismo se les ha convertido a los opositores venezolanos en una forma de ganarse la vida millonariamente. Tenemos ahora que los pendejos son los propios gringos, que ahora parecen españoles colombinos con la historia mítica de El Dorado. Quizás la última mentira que le crea a los opositores es que la marcha de hoy, 1º de Mayo, fue de unas cien personas.
El día jueves 2 de mayo tiene visos de cruel realidad para las expectativas tomistas de la oposición: sin organización, sin plan, sin ideas, sin liderazgo, resignados a empezar de nuevo otra fantasía violenta y a ver el color rojo como una determinación férrea en el destino del pueblo venezolano.
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