lunes, 19 de agosto de 2024

EL RATÓN MORAL DEL DÍA DESPUÉS EN LA VIDA DE MARÍA CORINA MACHADO

En política, los lunes podrían ser equivalentes al momento que se describe en la expresión "el día después", según el balance de los resultados de la semana transcurrida, todo él impregnado de mortificación moral si la vaina fue un fracaso o de celebración si fue un éxito.
Nadie mejor que los borrachos para hablar de la primera categoría. En Venezuela se describe como "ratón moral" al sentimiento espantoso de ese día cuando en el anterior el beodo golpea a su padre, tira el mantel de la mesa del cumpleaños de su hijo y aplasta la torta con el pie contra el piso.
En cambio, la sensación de triunfo que se experimente, por ejemplo, un lunes porque una ciudad reinicie sus ciclos de vida con normalidad tendría que ser universal si es que en los días pasado hubo una anomalía. Y es tanto más triunfo si la tal anomalía consistió específicamente en ser alguna propuesta de acabose político contra la cotidianidad citadina.
En política la normalidad de un país o ciudad siempre será un triunfo. Así se expresa la aceptación ciudadana respecto de su regularidad política.  Y se dirá que "la vida sigue" cuando acaezca la incidencia de algún asunto perturbador, a la final insignificante, fortaleciéndose el acorazamiento o inmunidad del formato ciudadano contra tentativas de cambio.
Los lunes, pues, son días de balance y de recoger bártulos. En ese día fundamental de la vida civilizada mucho es el que se lanza desde un quinto piso, se va del país o se declara subversivo. Todo dependerá de la cosecha de lo que cultivó o propuso en los días pasados.
El sábado 17 del mes corriente, María Corina Machado propuso una marcha "mundial" contra Venezuela para pedir a su presidente que renuncie y entregue el mando a Sr. Edmundo González, en su opinión el ganador de las elecciones presidencias del 28 de julio. Su propósito fue forzar de algún modo la deposición presidencial con masiva presencia de venezolanos en las calles, replicando las acciones con los emigrantes en el exterior y exaltándolas con la fanfarria de los medios de comunicación afectos. Erosionar, por lo menos, la legitimidad popular del presidente, procurando expresiones de apoyo del sector militar, dando voz y cobertura a la complotada conspiración imperial contra Venezuela (EE. UU., UE, Perú, Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá, Uruguay, Paraguay, Chile y Argentina).
Pero no ocurrió nada. La semana amaneció con su lunes rozagante, sin salpicaduras en el vestido, lista para seguir con su corriente vida citadina. Medio mundo laborando, medio mundo en casa o campo, ejercitándose o negociando, muchos regresando de la playa.
Es la realidad y, al mismo tiempo, el problema para quien pretendió cambiarla. La susodicha convocatoria mundial no reunió ni 15 mil adeptos en su punto álgido de concentración en Caracas, lo cual es un duro fracaso si se contrasta con las 80 mil personas que improvisó la convocatoria presidencial en las adyacencias palaciegas. Dramática jugada del destino.
Por lo dicho, el lunes es también un día de muerte política. De esta guisa, el cadáver de María Corina puede ser lastimosamente contemplado en una horqueta de la plaza Bolívar de Caracas.

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