lunes, 3 de febrero de 2025

LA FOTO CON MARCO RUBIO [FICCIÓN POLÍTICA]

─Llámame a Edmundo urgentemente, por favor ─ordenó María Corina a su asistente.
De inmediato se va al patio de su casa a dar vueltas de preocupación, con la mano en el mentón, mirando hacia la nada. La muchacha jorunga insistentemente el celular, localizando al viajero. A María Corina le gusta un montón esa su propiedad cercana al Ávila porque pareciera soplar un viento sagrado para la relajación, adorándolo en su cabellera; pero en las circunstancias presentes, con guardaespaldas metidos hacia el camino de escape en el monte y periferia, lo menos que sentía era tranquilidad. Además, su cabellera estaba recogida en un moño muy severo.
Finalmente, se establece la comunicación y le traen la llamada.
─¿Dónde estás, Edmundo, por favor?
─En Ciudad de Panamá, María, claro está ─se oyó la voz lenta de Edmundo─. ¿Ocurre algo?
─¿Exactamente dónde, Edmundo?
─Estaba en el Hotel La Compañía, ¡qué bárbaro!, pero nos tuvimos que trasladar al Casco Viejo para poder hablar con Marco Rubio. ¡Es una cosa extraordinaria ese hotel, haciéndole justicia a los 2 mil 500 dólares que cobran por día…!
─¡Edmundo, basta ya!
─Está bien, jefa, todo está bien. Nos costó demasiado hablar con Marco después que salió de esa misa de la iglesia de la Merced, ¡una belleza…! Perdón, quise decir que sólo me concedió como siete minutos, el tiempo que tardó mientras se dirigía con su gente a la limusina…
─¡Fotos…! ¿Lograron la foto oficial? ─lo interrumpió María Corina con voz templada─. ¿Estás consciente de que los chavistas se reunieron con Grenell? Esto funciona así. Requerimos la foto a millón para contrarrestar. Las cosas no están circulando de lo mejor y ese viaje tuyo no está funcionando… Necesitamos una noticia de impacto, por favor, Edmundo. ¡No he recibido nada de imágenes, no joda!
─Es porque Marco se negó a dar la imagen. Dijo que su misión en Panamá era lo del canal y no quiere dar impresiones de desvío de objetivos, y que después no reuniríamos mejor.
Hubo silencio. María Corina buscó el alivio del viento entre la tarde de ese domingo que, increíblemente, ya se le estaba haciendo odioso por contraría el clima sagrado de una de sus casas favoritas; pero nada se movió. «Debe de ser verano», se respondió a sí misma, pensando en que ni siquiera los guardaespaldas camuflados con vegetación se movían.
─¡No puede ser, no jodas! ¿Cómo es posible? Pero… ¿cómo lo viste? Dame detalles. Luego me dices lo que hablaron, que ya lo adivino. Sólo dime cómo lo viste, que impresión te dio con relación a la causa… Sus ojos, su sonrisa… ¡Serio...! ¿Lo viste serio? ¿Será que nos encontraremos todos algún día?
─El tiene buena disposición, pero me dijo que habrá que postergar un poco por la relevancia de otros intereses inmediatos para los EE. UU.
─¡Qué vaina, Edmundo! ─resopló María Corina, exasperada por la voz adormecida del viejito, como si el pobre no comprendiera lo grave de lo que estaba pasando─. ¿Tú sabes de que te habló, verdad? ¿Sabes cómo están las cosas? Mira, esa gira hay que pararla… No está sirviendo… Hay que cambiar la táctica. España no te recibirá porque se jodió el asilo… ¿A dónde carajo te quedarás? No puedes andar rodando eternamente. Todo se está haciendo un lío.
─Estamos preparando el viaje para Israel, jefa. Las muchachas están ansiosas y no conocen esa tierra sagrada. Netanyahu nos tendió una alfombra… ¡Usted viera la cara de María y Carolina! Aunque esto es hermoso por acá, todo lleno de historia, tierra de piratas. También mi esposa…
─¿De qué diablos hablas, Edmundo? ¡Tenemos problemas, entiende!
─¡Disculpe, jefa, disculpe! ─corrigió Edmundo─. Soy nuevo en esto de la política de calle. Soy diplomático. Lo que pasa es que los paisajes son tan hermosos que afectan el entendimiento. Mire, lo que podemos hacer es cancelar el viaje a Israel y diseñar una gira por Centroamérica, detrás de Marco Rubio…
María Corina cortó la llamada y tiró el teléfono sobre un arreglo de matas de orquídeas, haciéndole un mohín a la asistente. Respiró a profundidad, lentamente, caminando debajo de sus árboles amados, soltándose la cabellera, pensando con irritación que así por lo menos sentiría el viento sobre su piel, sobre su alma.

domingo, 2 de febrero de 2025

VENEZUELA TOMA EL PUESTO PETROLERO DE CANADÁ EN TEXAS Y PREOCUPA MORTALMENTE A LA ULTRADERECHA DE MARÍA CORINA MACHADO

Sí, claro, la ultraderecha venezolana se esfuerza por enlodar lo que, como lo vean, no es bueno para su pavo y pava. Como se pongan, Donald Trump ya conversó con Nicolás Maduro y ha habido resultados rápidos: los gringos obtuvieron sus seis presos terroristas y Venezuela seguirá contando con ese 25% de ventas de petróleo a Chevron, empresa a la que Trump le permitió la renovación de la licencia para seguir operando en Venezuela. Venezuela asume, además, el compromiso de traerse su gente inmigrante desde el país del norte.
¿Cuesta mucho procesar tal simpleza? Es una negociación, se vea como se vea, así se presuma que Nicolás Maduro es un ilegítimo (lo cual es narrativa tendida opositora) dado que para negociar sólo hacen falta dos partes. EE. UU. procura cuidar sus intereses y Venezuela hace lo mismo. EE. UU. negocia con la organización terrorista HTS de Siria, en el poder ahora, desclasificándola como terrorista a conveniencia en pro de sus intereses. ¿Por qué no iría a transar con el país bolivariano, siendo que hasta sus mismos líderes saben de su verdad, que no es nada terrorista, que es un país digno, libertador, calumniado, sitiado, sancionado, precisamente por estar enlistado a futuro para ser asaltarlo como mina de recursos naturales?
Naturalmente, la derecha reaccionaria realiza su tarea propagandística de desinformar, de atragantar al desprevenido con la basura de que la reunión Grenell-Maduro no fue oficial (como quiso escribir en X Juan Guaidó), con el embuste de que la licencia de Chevrón se renovó automáticamente sin que Trump pudiese hacer nada (¿quién puede creer algo en ese sentido respecto de esa criatura?), con el cuento de que el enviado especial Grenell dijo groseramente que la única concesión que obtuvo Maduro con el encuentro fue su presencia física, como si él fuese un divo por quien vale la pena morir tan sólo para tocarlo, cuando la realidad es que el hombre se refirió a su presencia como alto funcionario, lo cual, como lo pongan, sigue siendo un reconocimiento al no haber mandado Trump a un "bajo" funcionario o, peor aun, a nadie: «El único premio para Maduro fue mi presencia física, el primer alto funcionario estadounidense que visitaba el país en años» (https://asiesnoticias.com/grenell-puso-en-su-lugar-a-maduro-tras-reunion-en-caracas-el-unico-premio-fue-mi-presencia-fisica/).
La ultraderecha sabe, con angustia, que existe un trabajo de zapa entre los EE. UU. y Venezuela para proteger sus intereses, mismo que es inconveniente para los gringos publicarlo por la incongruencia política que generarían (su línea es derrocar a Maduro y en ese aspecto mantiene una coexistencia con un montón de países, incluyendo a la misma oposición venezolana, a la cual piensa, en algún momento de concreta acción, utilizar como peona cipaya). Para el gobierno de Venezuela, en cambio, sí conviene la publicidad en torno al asunto (si EE. UU. reconoce al gobierno de Venezuela sería un modelo para seguir por un montón de países arrastrados), pero, como negociante, no habrá de tener inconvenientes en hacerle coro a la preocupación gringa.
Al final del día, para usar la expresión del senador Bernie Moreno cuando vaticinó que Trump trabajaría con Maduro, fueron los EE. UU. quienes vinieron a Caracas y son ellos quienes necesitan suplir el vacío que dejará la ausencia de Canadá (por los aranceles) en las refinerías de Texas con su petróleo. En el supuesto ─negado─ de que Venezuela fuese un país terrorista, todo el planeta conoce la carencia de moralidad de los EE. UU. a la hora de negociar por sus intereses con quien sea: el universo sabe que vende drogas a su misma gente desde Colombia, que pactó con los actuales terroristas de Siria, que inventó el ISIS y otros grupos del terror regados en Siria, que con ventas de armas a Irán financió a la contrarrevolución de Nicaragua en su tiempo, y pare de contar.
Además, dentro del espectro de velar por sus intereses, también está comprendido dónde EE. UU. coloca su dinero (OTAN, OMS, OMC, Ucrania, etc.) y dónde ha sido colocado en el pasado, con mayor razón si fue en vano. En este aspecto último, está incluida la ultraderecha venezolana, que recibió millones en financiamiento para derrocar a Maduro y cubrir las presuntas secuelas humanitarias, según se lo iban pintando los lideres de esa aventura. Al sol de hoy, como se sabe, Maduro sigue en el poder y jamás Venezuela presentó circunstancia de requerir ayuda humanitaria de nadie, lo cual pone al suspicaz de Trump a pensar que ese dinero se la cogieron los chulos como Guaidó, los Vecchio, los López, los Borges y los Machado, entre otros. Juan Guaidó en la actualidad está siendo investigado por el FBI para clarificar sus asociaciones delictivas con diversos grupos paramilitares, en los que presuntamente habría "invertido" el dinero recibido (la Operación Gedeón es de su autoría, junto a Álvaro Uribe e Iván Duque).
Pero, más allá del hecho puntual del desvío de fondos en estos sujetos, el evento que apuntala a Venezuela hacia una normalización petrolera con los EE. UU. y le quita sentido existencial a la ultraderecha en su misión de tumbar a Nicolás Maduro, es la horrible noticia de que Canadá, ahora gravada con aranceles, deja su vacante en las refinerías de Texas a su única competidora: Venezuela. Sopese lo que dijo la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá en el preámbulo de su reunión con Marco Rubio, en donde iría a rogar por sus exportaciones y por la necesidad de que no se haga tratos con la dictadura de Venezuela: «Enviamos petróleo con descuento [a los EE. UU.] que, en última instancia, se refina en Texas. Si no somos nosotros, es Venezuela. No hay otra opción sobre la mesa, y esta administración [la de Trump] no quiere trabajar con Venezuela» (https://worldenergytrade.com/disputa-comercial-con-canada-podria-obligar-a-eeuu-a-comprar-petroleo-venezolano/).
Y la historia termina con que Trump si trabajará con Venezuela y no con la lloriqueante Canadá. Punto.
El final del cuento corona con la reflexión de que la prosperidad de Venezuela es proporcionalmente directa a la ruina de la ultraderecha venezolana. Su solapada alianza con los EE. UU. dejará que tenga sentido su sueño de derrocar a nadie; y ya no habrá fuerza ni narrativa para seguir existiendo sino en ese 3% de la realidad electoral venezolana.


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sábado, 1 de febrero de 2025

DESPELOTE OPOSITOR: LAS RODILLAS DE MARÍA CORINA MACHADO AL RESCATE

Continuando con el efecto Trump, que ya afectó las lustrosas rodillas de María Corina Machado (pues desde ya busca con desesperación fotografiarlas otra vez al lado de un presidente gringo para presumir poder), dígase que ahora adopta forma de remolino en el río, después de discurrir traviesamente a la deriva, jalando hacia su centro un variopinto basurero opositoril, que palidece y oscurece a ratos, según sea el viento de terror que sople desde el norte.
El botón que desabrochó el ojal del desastre para la ultraderecha venezolana fue Richard Grenell, el enviado espacial de Donald Trump para Nicolás Maduro, que ya estrechó manos y liberó unos cuantos presos ante el rostro atónito de la derecha venezolana. Como se vea, su visita se traduce en un acercamiento de los EE. UU. hacia Venezuela y evidencia su preocupación primordial y pragmática: el petróleo.
Y, por supuesto, evidencia también el pragmatismo del presidente estadounidense de no conversar con payasos sin poder para mover una paja, como María Corina o Edmundo González, sino con quien detente el poder, como anunció hace largo rato el senador Bernie Moreno. ¿Se recuerda?
De manera que tuvo que venir Grenell a dar el golpe de gracia a la inefable ultraderecha venezolana, desplegada en Florida, España y Colombia, escondida en embajadas o de gira por países afectos a la defenestración de presidentes, como el de Dina Boluarte. La situación estaba contenida hasta que ocurrió la juramentación del magnate. Mientras tanto, la ultraderecha soñaba: que si Edmundo había sido invitado al evento, que si declararían a Venezuela terrorista, que si la invasión era inminente, que si patatín, patatán…
Pero se pronunció Trump y las rodillas de María Corina palidecieron, como si su lustrosidad fuese un indicio del clima político imperante. Lo primero fue pasarle factura a la golpista venezolana, quien apoyó en la campaña presidencial de los EEUU a Kamala Harris, así como ya se le pasó la navaja a Lula da Silva por la misma razón (no lo invitaron a la juramentación); lo segundo es cortar el chorro del financiamiento a la ultraderecha venezolana e investigar en qué se gastó ese dineral aportado por los EEUU en tiempo pasado para sacar al rozagante Nicolás Maduro (bajo el concepto de "ayuda humanitaria" y lucha por la libertad y la democracia); y lo último es poner en orden el tema de los inmigrantes y el petróleo con Venezuela, hablando con quién pueda operar al respecto y no quien viva de sueños, patulequeando por doquier. Aunque la corriente del terror ya fluía de modo subterráneo por debajo de la piel opositora, fue con este punto último que Grenell desató el odre de los vientos y evidenció el reguero neural. Bastó su presencia estrechando manos.
Al momento no se cuenta con ninguna declaración de la lideresa, seguramente sumergida en una clandestinidad de pacotilla que nadie quiere develar porque nadie la busca. La única que ha sacado la cara en las redes sociales por la infamia ha sido Carla Angola, quien salcocha de lo lindo con la desinformación intentando afear cualquier buen pensamiento que se pueda concebir en relación con el gobierno bolivariano. Juan Guaidó fue captado en in fraganti borrando mensajes posteados en X con los que intentaba torpedear la veracidad de la reunión Grenell-Maduro, alcanzando a escribir «Ellos la filtran porque saben que es visita sin foto oficial y el psicópata necesita promocio…» (https://www.aporrea.org/oposicion/n400765.html); y se dice que los Borges, López, Vecchio, Guevara, Pizarro, Smolansky y el mismo Guaidó, además de un montón de ONG, han entrado en pánico ante la posibilidad de que tengan que justificar las enormes cifras aportadas por los EEUU para la ayuda humanitaria y el derrocamiento de Maduro, y que se robaron.
No es difícil imaginar a una mente entrenada en negocios, como la de Trump, oliendo fiasco por doquier entre los bolsillos de esa fauna venezolana, hartamente millonaria de la noche a la mañana (¡mírese a Julio Borges!); y no es de extrañar que en cualquier momento el mandatario gringo declare en público que los esfuerzos para traer la democracia a Venezuela se han visto estropeados por los actos de chulería de los mencionados arriba, quienes se han robado los reales. Ya Trump lo dijo respecto de la OTAN, la OMS y Ucrania, malos negocios para los EE. UU. Y tampoco habrá de ocultársele que el último parásito en entrar al club ha sido el viejito ese que anda de gira por todos lados con el cuento de formar una alianza universal para derrocar al presidente "ilegítimo" de Venezuela.
Para redondear la pela, como se dice en Venezuela, quizás como efecto de lo transado entre Maduro y Trump, y también como resultado de las insistentes imploraciones hechas a Trump por los empresarios petroleros tejanos, EE. UU. renovó la licencia a Chevron, que representa un 25% del total de la producción en la tierra de Simón Bolívar. El detalle es significativo porque contraría lo recientemente declarado por Trump en el sentido de no renovar más licencias a nadie con tal de no favorecer la economía venezolana. ¡Cambio de rumbo!
Finalmente, para mayor pesar de Guaidó y su sarta de chulos antivenezolanos, incluyendo a la entristecida María Corina con sus rodillas, se oyen por doquier los lamentos de la ministra de Asuntos Interiores de Canadá, Melanie Joly, ante la inminencia de la imposición arancelaria de Trump a las exportaciones de su país. Su sollozo y razonamiento es que, de aplicarse los aranceles a los productos de su país, EE. UU. quedará dependiendo del petróleo venezolano porque Canadá ya no podría refinar el rubro en Texas, quedando la plaza libre para el país bolivariano: «Enviamos petróleo con descuento que, en última instancia, se refina en Texas. Si no somos nosotros, es Venezuela. No hay otra opción sobre la mesa, y esta administración no quiere trabajar con Venezuela.» (https://worldenergytrade.com/disputa-comercial-con-canada-podria-obligar-a-eeuu-a-comprar-petroleo-venezolano/)
Sopla, pues, un viento de desastre para ese sector de la oposición venezolana, con amenazas de fortunas auditadas, tanto de particulares como jurídicas (ONGs y empresas fantasmas), y con lo peor a cuesta: el reconocimiento abierto o solapado de la presidencia de Maduro, además del hórrido peso de derrota que eso comporta en una psique tan reaccionaria.
Es lo que ocurre cuando de virtualidades se vive y de pronto adviene un atisbo de realidad. La mala noticia es que, de fortalecerse el gobierno venezolano, no habrá foto de rodillas peladas que valga para conjurar el desmoronamiento político que se avecina para un montón de saurios. Es difícil imaginarse a Trump (por lo mismo de hombre práctico y por los líos de falda que ha tenido) dejándose seducir por la piel de unas extremidades femeninas ya en franca quiebra.


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