MARCOS PERÉZ JIMENEZ
Rezagos del viejo caudillaje militar: Pérez Jiménez y Delgado Chalbaud en busca del poder
1.914: Nace Marcos Pérez Jiménez (MPJ) en Michelena, Edo Táchira.
1.945, octubre 18: Con el grado de Mayor, MPJ toma parte en el derrocamiento del Presidente Isaías Medina Angarita.
1.948, noviembre: tiene responsabilidad en el derrocamiento del Presidente Rómulo Gallegos. Como Ministro de Defensa, Integra la Junta Militar Gobierno, presidida por el Mayor Carlos Delgado Chalbaud, con Luis Llovera Páez como Ministro de Relaciones Interiores.
1.950, noviembre 13: Carlos Delgado Chalbaud, el hombre que había prometido prontas elecciones (es decir, la posibilidad de que el gobierno volviese a manos de civiles), es asesinado. Se responsabiliza al general Rafael Simón Urbina, quien luego se asila en la embajada de Nicaragua, se entrega y es, finalmente, asesinado por miembros de la Seguridad Nacional (SN), muriendo también con él la condición del testigo más calificado en el asunto Chalbaud.
1.950, noviembre 27: Once días después, en virtud de la crisis política suscitada por el magnicidio, se cambia la denominación a “Junta de Gobierno” y el Alto Mando Militar nombra Presidente al abogado Germán Suárez Flamerich, conservando MPJ y Llovera Páez sus cargos, con la particularidad de que MPJ acaudala más poder y control. Los efectos de tales hechos (muerte de Chalbaud y mayor poder de MPJ) se hacen sentir: asume Pedro Estrada como Director de la SN, un hombre de la completa confianza de MPJ; se intensifica la persecución política, se crea el campo de concentración Guasina, es asesinado el dirigente Leonardo Ruiz Pineda, se suspenden las clases universitarias.
Militares como partido político y fracaso
1.952, noviembre 30: Jóvito Villalba, por el Partido Unión Republicana Democrática (URD), resulta vencedor en las elecciones generales a las que la Junta de Gobierno estaba obligada a llamar (elecciones para escoger diputados a la Asamblea Constituyente). Para participar en las mismas, el gobierno había organizado su propio partido, el Frente Electoral Independiente (FEI), pero resultó derrotado junto al otro partido que intervino, el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI). Ambos, URD y COPEI (último éste que apoyó el derrocamiento de Acción Democrática-Gallegos), pudieron participar por cultivar una actitud de conciliación con el gobierno; los partidos Acción Democrática (AD) y el Partido Comunista (1.950) habían sido disueltos, dado que patrocinaban la resistencia al régimen con huelgas obreras y protestas campesinas desde la caída de Gallegos.
Golpe y dictadura militar
1.952, diciembre 2: Luego que la Junta de Gobierno desconociera los resultados electorales, MPJ recibe el mando gubernamental, iniciando así una fase dictatorial que duraría hasta 1.958. MPJ se declara en ejercicio de la presidencia a través de la SN. Villalba es expulsado del país. La ─otra vez─ Junta Militar convoca a la Asamblea Constituyente.
1.953, enero 9: Se reúne la Asamblea Constituyente, misma que, después de reformar la Constitución, nombra a MPJ Presidente de la República por cinco años, designando también a los miembros del Congreso.
MPJ:
- Crea la Oficina de Estudios Especiales (posterior Cordiplan)
- Activa el servicio de la autopista Caracas-La Guaira
- Crea la ciudad vacacional Los Caracas
- Crea el Instituto Venezolano del Hierro y el Acero (hoy CVG)
- Inicia el desarrollo de la industria petroquímica de Morón
- La industria de la construcción empieza a vivir un período de auge
Durante su mandato:
- Se vivió un momento de aparente bienestar y de aumento de los ingresos fiscales, debido al auge de las ventas de petróleo y explotación del hierro. MPJ reactivo el otorgamiento de las concesiones petroleras, suspendidas desde hace once años.
- Su régimen se caracterizó por la rapacidad: funcionarios afectos al régimen se hicieron con desmesuradas fortunas mediante peculado, enriquecimiento ilícito, lucro...
- La crueldad caracterizó, también, al régimen, primordialmente a través de la SN: controló y silenció a la dirigencia opositora, mediante cárcel y tortura. Los asesinatos políticos se hicieron frecuentes.
- La Universidad Central y varios liceos fueron cerrados, y su docencia fue a parar a la cárcel o el exilio en decenas de casos.
- Se rompen las relaciones con Argentina y Chile, y se enfría el trato con México y la Santa Sede.
1.957, diciembre: Sobre el contexto del fin de su mandato “presidencial” (obligado a llamar elecciones), MPJ amaña un plebiscito de tal modo que resultase él ganador. Era renuente a elecciones; muy fuerte había sido la derrota del partido FEI en 1.952, cuando el pueblo se decidió por Villalba. Fue la gota que colmó la paciencia del pueblo, de los más diversos sectores sociales, de los partidos políticos, del componente militar progresista. MPJ se reentronizaba con todos los aperos que la circunstancia histórica de su presencia en el poder generaba.
Razones de una caída anunciada
- Sectores de las Fuerzas Armadas se resentían de la merma de prestigio de la institución, dado que los militares aparecían comprometidos con los abusos de la dictadura, pagando los platos rotos por los desmanes del aparato represivo policial (SN).
- La renuencia a llamar a elecciones, como mandaba la misma Constitución reformada por la dictadura en 1.953, generó el rechazo mancomunado de todas las fuerzas de oposición. Y se pedía un presidente de la República elegido por el voto directo y secreto, como mandaba, desde más atrás, el estatuto electoral de voto universal promulgado por la Junta Revolucionaria de Gobierno que había golpeado al régimen de Medina Angarita en 1.945. Como se sabe, AD y una juventud militar, mediante la llamada Revolución de Octubre y su golpe de Estado a Medina Angarita, interrumpió la evolución política que se había iniciado desde la muerte de Gómez, dando pie a las sucesivas olas de golpes militares perpetrados posteriormente, a saber, el de 1.948 (contra Gallegos), el de 1.952 (MPJ) y el de 1.958 (contra el mismo MPJ). El aporte principal, y positivo, del accionar golpista de ese entonces (1.945) es que promulga el voto universal, directo y secreto para los venezolanos mayores de 18 años, y de manera práctica y tajante socava el continuismo de imponer candidatos la Presidencia de la República, modalidad caudillista en vigencia como sistema electoral desde 1.830 (entonces Medina Angarita andaba en ello). No es de extrañar que MPJ resulte reacio a sustraerse del paradigma caudillista, evolucionando hacia su condición primigenia dictatorial, teniendo en menos cualquier medida que diera cobertura a la voluntad popular y a prácticas más democráticas, ni siquiera tratándose de aquellas en cuya aprobación él mismo participó de algún modo, refiriéndonos a su toma de parte en el derrocamiento de Medina Angarita y a las posteriores reformas practicadas por la Junta. Puede presumirse, además, que MPJ participó de un sentimiento importante que orientó la comisión del golpe de Estado contra Medina Angarita: el resarcimiento de la simbología militar, humillada por civiles. El retorno rápido de Medina Angarita y López Contreras, que habían salido al exilio, así lo hacen pensar.
- La burguesía, afecta desde un principio a la dictadura, terminó apoyando su derrocamiento, principalmente porque la crisis fiscal del gobierno afectó al sector económico bancario, comercial e industrial. El gobierno tenía dificultades para pagar a quienes se habían hecho dependientes de sus pagos.
- La Iglesia traslucía una posición contraria al régimen. Es decir, para finales de 1.957 sólo una camarilla cívico-militar apoyaba incondicionalmente al dictador, y era la oposición un conglomerado de sectores sociales: partidos políticos, obreros, campesinos, estudiantes, militares y gran parte de la clase media.
La conspiración y caída: espíritu de revolución y unidad
1.957, diciembre: Desde el exterior (Nueva York) se informa de la creación de un comité para derrocar la Dictadura, integrado por Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Gustavo Machado; interiormente y en la clandestinidad, el PCV y URD inician la constitución de una Junta Patriótica para el mismo efecto, a la que luego se sumarían AD y COPEI. En el Ejército se comenzó, también, a conspirar.
1.958, enero 1: Ocurre la primera sublevación militar contra MPJ. El coronel Hugo Trejo se alza al frente de un fuerte apoyo de las guarniciones de Caracas y Maracay, apoyo aéreo principalmente. La rebelión fracasa, pero desde entonces ocurren numerosos brotes de insurrección en las Fuerzas Armadas, con su correlato popular en la calle.
1.958, enero 21: Se acata a cabalidad la huelga general a la que llamó la Junta Patriótica. Hubo enfrentamientos contra el gobierno en varios puntos de Caracas.
1.958, enero 22: El golpe final: la Marina de Guerra y la Guarnición de Caracas se pronuncian contra la Dictadura.
1.958, enero 23: Es derrocado Marcos Pérez Jiménez, quien huye a Santo Domingo, República Dominicana. Se crea una Junta de Gobierno, presidida por Wolfgang Larrazábal.
1.958, enero: Una Junta de Gobierno asume el poder, comprometida con garantizar una salida constitucional. Estuvo conformada por los militares que encabezaron la sublevación: Wolfgang Larrazábal (presidente), cuatro coroneles y un civil como Secretario, Edgar Sanabria. Posteriormente, debido a las críticas respecto del predominio militar, salen dos de los coroneles; el Secretario asume la Presidencia y entran los civiles Eugenio Mendoza y Blas Lamberti como representantes del sector económico. Además, cuando se designa el Gabinete Ejecutivo predomina la representación de la oligarquía económica.
Valoración de la Junta de Gobierno:
- Se canaliza el proceso político de Venezuela hacia un régimen constitucional
- Vuelven los partidos políticos a su actividad, es decir, se legalizan los que habían sido disueltos
- Se convoca elecciones
- Se inicia un período de democracia denominada representativa
Acciones concretas del breve período de transición:
- Inicia una limpieza dentro de la Administración Pública y las Fuerzas Armadas
- Implementa un plan de emergencia de control ciudadano para contener el descontento popular en materia de desempleo
- Se nombra una Comisión Redactora del Estatuto Electoral.
- Apoya el retorno de los exiliados
- Restablece relaciones diplomáticas con Argentinas, Chile, Uruguay y Costa Rica
- Aumento a 60% el ingreso del Estado sobre las ganancias de las compañías petroleras (Edgar Sanabria)
- Promulga la Ley de Universidades, mediante la cual se dota de autonomía a tales centros de estudios (Edgar Sanabria)
1.958, julio 23 y 24: Atentado contra Larrazábal, atribuido al Ministro J.M. Castro León, quien tuvo que renunciar y salir del país. Catalogado como “reaccionario” del sector militar, su propósito fue suprimir a AD y al Partido Comunista, nombrar otra Junta, aplazar elecciones y censurar a la prensa. Hizo coyuntura sobre el momento de agitación política y auge del movimiento popular, hecho que alimentó la militancia en los partidos políticos ante la expectativa electoral.
Inicio de la democracia representativa, con su partida de nacimiento de la exclusión
1.958, octubre: firma del llamado El Pacto de Punto Fijo, bajo la inminencia de las elecciones. Su objetivo fue consolidar gobiernos de unidad democrática, en concertación, lejos de la violencia interpartidista, con el apoyo y defensa de los tres partidos firmantes, a saber, AD, URD y COPEI, con la exclusión del Partido Comunista. Cualquiera resultase el partido ganador, los demás estaban en la obligación de apoyarlo. No obstante el espíritu de unidad, para las elecciones de ese mismo año fue imposible un candidato de concertación de entre los tres partidos y, paradójicamente, el Partido Comunista fue apartado de la mesa de decisiones políticas, hecho éste que zanjaría en una crisis y división en el mismo primer gobierno de la flamante democracia representativa (Betancourt). El Partido Comunista había desempeñado un papel decisivo en la organización popular para la caída del régimen dictatorial.
1.958, noviembre 14: Renuncia Larrazábal (para atender su campaña electoral) y Edgar Sanabria ocupa la Presidencia.
1.958, noviembre 28: Elecciones, ganadas por Rómulo Betancourt.
1.959, febrero 13: Asunción de Rómulo Betancourt a la Presidencia de la República, formando gobierno con AD, URD, COPEI e independientes, de acuerdo con el espíritu de El Pacto de Punto Fijo, dejando fuera al Partido Comunista, como ya dijimos.
La gran estafa: decepción y caos nacionales
1.960, agosto: El canciller de Venezuela se niega a votar contra Cuba en la OEA, contraviniendo la política anticomunista que había asumido Betancourt. Y a propósito, hay que destacar que desde un principio el empeño de Betancourt en negar el papel cumplido por el Partido Comunista en la caída de MPJ desembocó en enfrentamientos contra varios sectores de la vida nacional, principalmente URD y su propio partido de gobierno, que terminó dividiéndose (Movimiento de Izquierda Nacional, MIR). Su coincidencia con la política anticomunista norteamericana, especialmente empeñada contra la Revolución Cubana, le acarreó una severa crisis en materia de unidad nacional, abriendo puertas a la agitación política, la subversión y el consecuente accionar militar. El telón de fondo de la crisis fue el desempleo, la marginalidad, problemas educacionales y asistenciales.
1.960, junio 24: Ocurre el atentado durante la conmemoración de la Batalla de Carabobo, atribuido a los partidarios de MPJ o a la izquierda.
1.960, noviembre 28: El gobierno suspende las garantías constitucionales. Por entonces también interviene a la Universidad Central, clausura los periódicos opositores, allana el PCV, el MIR y a sus respectivos parlamentarios. Rompe con Cuba. Así empieza sus labores de gobierno la ahora llamada IV República, denominación que busca resaltar la exclusión del Pacto de Punto Fijo y los periodos de la democracia representativa, pero que, como coinciden los historiadores, se inicia en 1.830 con la separación de Venezuela de la Gran Colombia.
1.961, enero 23: Se aprueba la nueva Constitución.
1.962: De nuevo se divide AD.
1.962: Importantes sectores de oposición toman las armas y se organizan en guerrillas. Hay revuelo y conspiración dentro de las Fuerzas Armadas. Vuelve el General Castro León ─desde el exilio─ y toma posesión del estado Táchira, manifestando su determinación de ir contra el Gobierno Central.
1.962, mayo 4: Se alza el Batallón de Infantería nº 3 de Carúpano, a los que se les une el PCV y el MIR (el llamado “Carupanazo”). Dos días duran enfrentados contra el Ejército.
1962, junio 2: La Base Naval de Puerto Cabello se alza y toma la ciudad. Se escenifica una cruenta batalla contra tropas del gobierno que, también, dura dos días, con cientos de muertos.
1.963, febrero: Caracas es “tomada” por la guerrilla, que se despliega en los barrios con el propósito de desestabilizar al gobierno.
RÓMULO BETANCOURT Y LA OPORTUNIDAD DE PATRIA... PERDIDA. LA TRAICIÓN.
Añoranzas ante una realidad de frustración
Sin duda habrá usted oído en la calle a algunas personas recordar el pasado político del país y referirse al general MPJ como con cierta nostalgia compensatoria y crítica hacia la situación presente, con expresiones como “ése sí hizo cosas”, “construyó”, “había trabajo y orden durante su mandato”, Etc., señalándole ─lo más probable─ alguna obra de su hechura de entre las tantas que dejó en el paisaje caraqueño.
Ello podría explicarse por dos razones:
(1) el inicio de la dictadura coincidió con un auge de los ingresos fiscales, como consecuencia de la venta de petróleo y hierro. En otras palabras, se vivió en medio de un halo de aparente y coyuntural bienestar, dado que la riqueza no era generada por una estructura cimentada para ello, sino que era fortuita, producto de la venta cruda del recurso petrolero.
(2) El presunto gobierno de la “unidad” y concertación que sucedió al derrocamiento de MPJ (Betancourt) fue el más convulso e inestable de la historia democrática del país, plagado de problemas y carencias sociales, como el desempleo, la marginalidad, los problemas de carácter asistencial y educativo, y los mismos problemas partidistas e ideológicos de desencuentro político. Su advenimiento no satisfizo la expectativa política de un nuevo tiempo del venezolano, y el caos reinante, nutrido de alzamientos y accionar guerrillero (disputas entre venezolanos), se tradujo en una enorme decepción política desde el punto de vista de la estabilidad y la paz nacionales. El golpismo histórico que había fundado Betancourt para la república en su fase “democrática”, desde el derrocamiento de Isaías Medina Angarita en 1.945, le pasaba factura, y había un mundo de paradójicos constrastes entre una democracia que adolecía de los mismos vicios de la dictadura en materia de problemas sociales y derechos humanos y la reciente dictadura derrocada. Había la fácil impresión de una mayor inestabilidad.
De modo que fue un sentimiento de fraude, de traición, lo que cundió entre el venezolano, de cara a la expectativa generada por la magnífica experiencia histórica de consenso político y social en contra de la dictadura. Los más diversos sectores de la sociedad y el conglomerado de los partidos políticos, además de sectores de las Fuerzas Armadas y la gente en la calle (fuerzas populares), se habían unido en contra del régimen de MPJ hasta derrocarlo. El posterior proceso que siguió de refundación de la república fue un hecho altamente faltante a ese espíritu de unidad que se gestó desde sus inicios y que se desbarató en el mismo momento en que se dio el pacto de cúpulas políticas con exclusión de las organizaciones de izquierda (Pacto de Punto Fijo). Allí se había acordado un candidato de consenso para proponerlo en las elecciones de 1.958 y, como se sabe, luego de la reunión, cada quien “jaló la burra” para su bando. Se evidenciaba el espíritu sectario de lo que sería la naciente democracia representativa. La lucha del gobierno de Betancourt fue hasta en contra de los mismos valores que lo llevaron a la Presidencia.
Como si se dijera: se da un golpe, participa todo el mundo, se derroca a un dictador, se entra en democracia, pero se sigue igual o peor desde el punto de vista de la estabilidad política, con el agravante de que la gesta reporta beneficios sólo para unos cuantos “entendidos” y las mieles del poder empiezan a rendir su dulzura únicamente para los sectores de la oligarquía criolla. El pueblo retorna a su casa después de ser usado y la baza ideológica de la izquierda, después de aportar su grano de lucha, queda proscrita. O como si se dijera: doble acto de traición, uno contra la expectativa popular generalizada y otro contra un partido político de mayor o igual protagonismo en los hechos recién ocurridos.
La burguesía y los yanquis al poder
El gobierno de Betancourt tuvo la particularidad de dar ascenso a una nueva burguesía, pro-norteamericana ella, como correlato de su política anticomunista. Pero ya, desde el mismo momento de la Junta de Gobierno que precedió al gobierno de Betancourt, puede notarse la arista de esta naciente actitud de entrega hacia los sectores de la oligarquía económica: los dos civiles que son llamados para atenuar el componente militar de la Junta son representantes de los poderes económicos (ver fecha 1.958).
La vieja clase dominante de la dictadura, terrorista y reaccionaria, sobre el contexto de una presunta época de democracia y concertación, fue sustituida por una burguesía más conciliadora, hasta vacilante, lo cual dio espacio al desarrollo de una gran influencia pro-estadounidense. Pero estos sectores, gremios poderosos de la oligarquía económica, aprovecharon a mil maravillas el defecto ideológico y sistémico de la movilización popular y “ la falta de garra de los partidos democráticos, para ocupar posiciones decisivas en el nuevo gobierno”.¹
El quid de este asunto estriba en comprender cómo la vieja y nueva burguesía, que inicialmente apoyaba al dictador y al final le retira su afecto al comprender la caída inminente y sufrir en bolsillo propio también los embates de la crisis fiscal (vivía ligada a los ingresos del gobierno), realiza una jugada de cálculo a última hora y pasa a conformar el frente antidictadura, conformado por la casi plenitud de fuerzas políticas, institucionales y sociales del momento. A saber, Fuerzas Armadas, fuerzas populares, Iglesia, partidos políticos y los sectores de la gran burguesía al final. Semejante consenso acabó con la vida de la dictadura, como se sabe.
Pero
toda su actuación [de la gran burguesía] estuvo guiada por el objetivo de mantener el poder político para sí, conservar intacta la estructura del estado, contener el movimiento democrático, frenar las transformaciones anti-feudales y de liberación nacional y enmarcar el proceso político venezolano en el estrecho campo de las lentas reformas que no resuelven los grandes problemas del país ni de las masas.²
Desencuentro de clases
Hecho que convierte el tema en un asunto de accionar de clases, donde una actúa rápidamente para preservar sus intereses y otra se retira en virtud de la carencia de una conciencia programática respecto del momento histórico que se vivía y del modelo de país que se gestaba. Las fuerzas populares no tenían claridad sobre el tipo de gobierno que tendría que venir después del derrocamiento, mucho menos atisbos sobre la buena o mala fe de las diferentes fuerzas que participaron en la asonada. Por ello afirmamos que las masas populares se retiran de buena fe a sus casas, sin obedecer a ningún otro plan que no sea esperar los resultados de la toma de decisiones de la dirigencia nacional respecto del modelo de país esperado, esto es, uno donde no figurase la inestabilidad política, se atendiesen los problemas sociales y económicos de la población, se elevase el nivel de vida, se respetasen los derechos humanos, Etc.
La decepción
Ocurrió que el país se caotizó. Rápidamente el gobierno se convirtió en una cofradía de cúpulas que tomaba autoritarias decisiones, con poder de exclusión hacia los otros sectores que le allanaron el camino hacia el poder. Las masas reprimidas, el Partido Comunista excluido y proscrito, los diversos sectores sociales ─otra vez─ organizándose en focos guerrilleros para poder ejercer reclamos. Sobremanera, los sectores de la oligarquía económica se enquistan en la estructura del Estado, afianzando su triunfo de clase sobre el resto de los componentes de la sociedad venezolana, perdiéndose una extraordinaria oportunidad de fundar un modelo político de entendimiento y de cobertura social.
La gran estafa
Nace así el modelo de democracia representativa para Venezuela, como sabemos fundado en la Constitución de 1.961. En adelante las masas populares existirían sólo en el marco de la eventualidad electoral (en eso consistía la representatividad), cuando asistían a votar por alguien para elevarlo a un rango o un cargo político que, como el mismo gobierno de Betancourt, olvidaban las circunstancias iniciales del hecho político y social que les daba vida.
Se traicionó lo que había encarnado en lo que se llamó “el espíritu del 23 de enero”: un megamovimiento de la sociedad venezolana hacia la paz y la concertación para darse un chance de fundar una patria nueva, general e incluyente, que recogiese el sentimiento de aquellos días previos y posteriores al derrocamiento de MPJ, de unidad, solidaridad, de voluntad para transformar las instituciones y realmente democratizarlas. En su defecto, lo que privó fueron las cúpulas, el partidismo autocrático, la concreción dantesca del terrorífico Pacto de Punto Fijo, cuyo gen de nacimiento lo perfiló como el fenómeno de la exclusión y de cúpulas que conocimos.
Revolución Bolivariana: Hugo Chávez o el principio de la participación
1.998, con el arranque de la Revolución Bolivariana, marcaría el inicio de su descomposición, rescatando para las grandes masas (no para las gran burguesía) el carácter participativo que todo modelo político democrático debe observar en sus fundamentos y que, para el caso que hablamos, debió incorporarse a la vida política de la sociedad venezolana en 1.958 cuando cayó la dictadura y se iniciaron los períodos presidenciales. Vale decir, cuando el pueblo participó.
Notas:
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