viernes, 27 de noviembre de 2015

LOS GOLPES QUE DA LA VIDA PARA LA VENEZUELA PRESENTE

Es historia conocida.  Calpurnia Pisones, última mujer de César, le dijo que había soñado premoniciones y que no fuera al senado; y él, como si la suerte hubiera estado echada, fue sin hacer caso.  Lo asesinaron, inclusive alguien como un hijo o gran amigo le encajó puñaladas.

Simón Bolivar se partió el alma e invirtió toda su fortuna en una causa que luego no le rindió ni una camisa propia para morir.  Generales, hijos, legados políticos, hicieron trizas sus ideas y partieron, también, la Gran Colombia en porciones personalizadas:  Páez en Venezuela, Santander en Colombia y patatín, patatán.

Uno se recita mientras camina el lugar común de que la vida es dura, injusta.  Y uno no comprende si juzga lo visto y vivido de acuerdo a la educación inculcada, especialmente religiosa.  Si eres bueno, te toca un pedazo de cielo al menos (es lo que se asegura).  Pero al parecer la vida en general es aparatosa, caótica, sin ley ni justicia, y no se sabe cómo desentrañarla.  Y lejos se ve ese cuento de que si vives en paz no hay guerra personal para tu vida o para los tuyos.  Te la provocan porque para algunos la paz es un estado de guerra.  Te busca pleitos el destino, como si fuera una constante el guerrerismo y la discordia, y como si hubiese dioses por ahí que disfrutan con nuestros exudos de angustias.  ¡A ver!  ¿Cuánta sangre para hoy?

Hablo de causas y sacrificios en su nombre, y de lógicas esperas compensatorias.  No es que diré que César o Bolívar, como hombres de guerra y habiendo matado a tantos, no tengan que morir, pues a la final morimos todos; digo que no es tragable que mueran sin recoger un fruto del árbol cultivado en su específico jardín, uno por la estabilidad imperial y otro por la republicana.  Un poco más atrás de los romanos vivieron los griegos heroicos de la guerra de Troya, en la que ocurrieron tragedias personales que nos hacen pensar en los trancazos del destino.  Afortunadamente allí uno, leyendo, se consuela con saber que el hado de Aquiles, por ejemplo, ya estaba escrito y que antes de que se metiera a matar hombres los dioses le habían ofrecido una vida corta pero gloriosa o una larga pero anónima.  No hablemos del suicidio de Áyax porque Agamenón no quiso reconocerlo como el más valioso guerrero de la victoria en Troya, sino a Ulises.

Si vives entre las armas, la guerra y la sangre y no te salpicarás precisamente de ambrosías o flores, ni siquiera en momento de paz, que es lo que no digiero.  Hace un día leí un comentario sobre el derribo del bombardero ruso por parte de turcomanos en Siria:  "No bombardeaba precisamente flores", y la suerte que le tocó al piloto fue una relacionada con el fuego y la destrucción.  Pero el bombardero trabajaba a favor de la causa convenida como progresista:  bombardeaba terroristas.  ¿Entonces?  ¿A qué nos atenemos?  Puedo cerrar esta reflexión diciendo que la juguetona vida tiene un sarcástico sentido del humor y que gusta mucho de ver los rostros atónitos de los atolondrados mortales.

Dentro de poco habrá elecciones en Venezuela, parlamentarias, no menos importantes por eso.  Como sea, su resultado apunta a la consecución de una herramienta política hábil para decidir derroteros políticos.  La Revolución Bolivariana, legado de Chávez, llegó al país para realizar un trabajo:  enmendar un estado de injusticia social que asolaba a los venezolanos durante la denominada cuarta república, entonces a punto de estallido.  Lo ha hecho con señeros logros, organizando y educando al pobre y desvalido para limpiarle el rostro y lucirlo como ser humano, fundamentalmente cívico.  Pero ya se sabe, hay oposición, esa parte infaltable del destino (el yang del ying o viceversa, diría un chino), y son en el país esos que han tenido históricamente la cara "limpia" porque los ahora chavistas antes se la lustraban mediante lo que hoy tendríamos que denominar sin ambages "esclavitud".  Tal era el barco:  una manada de obreros explotados con uno por ciento de capitanes concentradores de la riqueza.  Como es el mundo neoliberalista salvaje, pues.

Hubo un rescate.  Se crearon misiones sociales a los efectos.  Se pensionó a un gentío.  Se dotó de vivienda a otro montón.  Se levantó la moral independentista del país y se proyectó al continente, desde ahí contagiándose al mundo.  Todo el mundo lee, va a la escuela y dispone de magnos derechos en la república.    Chávez panamericanizó a Venezuela con sus ideas.  Pero, como dije, como dijo César antes de morir, como musitó Bolívar sus frases de sueño y unidad también antes de morir, allí está la traición y la deslealtad como contrapartida para dar el zarpazo irónico de la vida, del juguetón y crudelísimo destino.  Y el destino cuenta para dar el zarpazo en Venezuela, en estos momentos previos electorales y de circunstanciales y nada inocentes crisis de seguridad cívica y alimentaria, cuenta con el opositor ahistórico y el hombre falto de conciencia, éste último de cualquier lado, de allá o de acá, pero muy doloroso si de nuestro lado.

Yo leo la historia para buscar consuelo ante las patadas del presente y, lo confieso, no lo consigo; por el contrario, salgo de la aventura pensando que el destino del hombre es el caos y la inconsistencia.  No hay orden que no se desmorone.   Pero yo barrunto lo que pasa, y nada de esto pesimista sobre la vida que he referido será cierto si uno no quiere:  es que los hombres hemos sido débiles ante las tareas titánicas de forjar la conciencia y torcer el rumbo de las injusticias e incoherencias, de la historia.

Yo pido al venezolano en la hora presente:  en breve la historia del país puede torcerse, miremos con el ojo del humanismo que redime y seamos cónsonos con el sentido ideológico que salva y mayoritariamente arranca más sonrisas desde lo hondo cívico republicano.  Hay problemas, es cierto, no consigues un pepino y no es raro que por el mismo pepino un delincuente te asalte; pero tengamos conciencia y capacidad de ver más allá de tan provocadas crisis que, a la final, son mantos oscuros que levanta el viento de la historia para probar el alma férrea o delicada del hombre.

Torcerle el pescuezo a la historia significa también torcérselo a los hombres que pierden el rumbo interpretativo de la conciencia.  Yo pido mantener el rumbo presente y, para no hablar pajas solamente, propongo que luego de sostenerlo a punta de conciencia en las urnas nos enfrasquemos en decapitar y pedir renuncias de responsables, con la dureza de la Guerra a Muerte que planteó Bolívar en su tiempo, reformando altos gobiernos y comunales instancias, como UBCh y organizaciones sociales.  Inspección y fiscalización es lo que falta a la patria, plagada de leyes bonitas, pero incumplidas.  Contraloría social.  Trabajo y empeño.  Sentido unitario de país.  Porque el sentido de tránsito presente a la vista está que no funciona y ha perdido la familiaridad con el Plan de la Patria y los ejes estratégicos delineados por Chávez, el punto de partida de la V República, de esta única república bolivariana. 

Lo peor que le puede pasar a la Revolución Bolivariana ahora, después de la muerte de Hugo Chávez, es lo que hizo José Antonio Páez con la república después de la muerte Bolívar:  venderla, dividirla, parcelizarla por pingües acomodaciones de la ventaja personal.  Entre tanta dureza del devenir histórico uno descubre al menos que su movimiento puede ser cíclico (y esto en algo consuela), y nos está diciendo ese devenir que para la Venezuela presente puede haber la opción de la guerra y del caudillismo que sucedió a la capitulación ideológica de un hombre sin luz como Páez.  Lo está gritando hoy, como antes.  ¡Ea, la serpiente que se muerde la cola!

sábado, 14 de noviembre de 2015

BREVE HISTORIA DE UN CONATO DE GUERRA MUNDIAL


Desde un principio el plan es aniquilar al otro.  Tal es la historia de la civilización humana.  En cada cultura hay un Caín que empieza, aunque en ésta presente los dos hermanos están vivos:  EE.UU. y Rusia, intentando preponderar el uno sobre el otro, aunque a veces parezca que ninguno se dejará matar y otras veces parezca que otro lleva las de perder, alimentando el ego del contrario.
Mientras uno no prevalezca sobre el otro no hay imperialismo, sino bipolaridad.  Uno contiene al otro a través del juego de la confrontación, las amenazas, la carrera militarista, la conformación de alianzas y bandos, la lucha por el dominio de espacios geoestratégicos.  Los imperios históricamente ejercen yugo sobre el mundo conocido, y ha habido en el mundo casos muy contados, mientras más antiguo el tiempo, más abundantes.  Al presente no lo hay.  Roma es el ejemplo emblemático de uno en la antigüedad.  EE.UU. hoy no lo es, no obstante opinión de muchos:  controla un porcentaje geoestratégico, pero el mundo se ha convertido en una totalidad de factores diversos con conatos, más bien, de surgimiento de situaciones que apuntan hacia la multipolaridad.  Países fuertes como China insurgen y parecen reclamar su sitio entre el pulso de la bipolaridad, desarticulándolo, haciéndolo multipolar.
No se dice que no haya actitudes imperialistas, viejos sueños de ser dominantes como los antiguos.  EE.UU. tuvo su breve sueño con la desintegración de la U.R.S.S.  Se imaginó unipolar (imperio) y en el acto inició una serie de movimientos envolventes de lo que quedaba del gigantesco titán emergido de la Segunda Guerra Mundial.  Irak fue su blasón iniciático.  Se propuso obtener el Medio Oriente para adueñarse de un conglomerado de riquezas de carácter estratégico.  Libia, Irán y Siria rápidamente surgieron como los botones a descoser del diseño sobre el que trabajaba.  Sueños algo más lejanos en sus planes son marcados sobre el plano:  China con su nuevo poder en Asía, Venezuela y la Amazonía con sus recursos naturales que invitan al saqueo en Suramérica.
Rusia, la federación que quedó del deslave político de la U.R.S.S., un día eleva los costos de sus hidrocarburos a Europa.  Lo hace como país vendedor que es.  Europa se alza.  Manda que se meta sus costos por el trasero y cuenta en su altanería con los perros falderos que alimenta en arabia:  Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, etc.  Ellos tienen la materia prima requerida, faltando nomás tirar un oleoducto a través de Siria para Europa y compañía, los EE.UU.
Se entusiasman Europa y los EE.UU. y generan una guerra en Ucrania, y subsiguientemente una serie de sanciones contra la grosera Rusia.  ¡Venir a acá con sus hidrocarburos y energía!  Pero surge un inconveniente por allá, desde donde maquinaban la solución del acá.  Bashar al-Assad, el mandatario de Siria, se opone al oleoducto sobre su territorio por aquello de no prestarse al juego de ataque de sanciones contra un país aliado, Rusia (Rusia por allá, por lados de Ucrania).  Entonces se desbocan los caballos.  Los europeos tiemblan, tanto de necesidad como de cólera.  ¡Venir un perro asiático a oponerse a sus planes!
Trabajan los europeos y los EE.UU. para aplicar a Arabia Saudita y a Qatar en una guerra contra Siria, y así nace el Emirato Islámico, grupo de terror creado para apoderarse del área sobre Siria por donde habría de pasar el negado oleoducto.  Soslayadamente llueven los recursos para la incipiente organización terrorista que, después de unas primeras acciones, visto lo fácil que les resultó tomar objetivos, se hicieron autónomos y ya no quisieron obedecer a sus amos.  La jugada se complica.
En el juego entra Turquía e Israel, quienes apoyan la nueva célula del terror sobre Siria no tanto para que una porción de su terreno sirva para proyectar un oleoducto hacia los necesitados occidentales, sino para sus propios propósitos.  Pescan en río revuelto.  Turquía sueña con echar a sus incómodos hacia el norte de Siria, a los kurdos; e Israel pacta con este proyecto para buscar su propia ventaja:  controlar a Siria por el norte desde el sur.
El Emirato Islámico se hace Estado.  Se adueña de pozos de petróleos, de arqueologías valiosas, de agua, de desiertos, de tierras, y los vende, empezando a alimentar su autonomía con sus propios ingresos.  No hay límites para ellos.  Cuando sus antiguos amos (los occidentales) les reclaman la primera obediencia, amenazan con llevarles chalecos de explosivos a sus tierras (hoy lo hicieron con Francia).  Francia, Inglaterra, Italia, EE.UU.  Se llega a un punto muerto.  Los islámicos sin duda realizan un trabajo de peinado en la zona de enemigos de Occidente, pero no de la manera proyectada para asegurar un beneficio concreto y controlado. Hay indecisión.  Y así, a pesar de la imperfección de los planes, los dejan operar.  Como dice el dicho:  mal que bien…
Cuando Rusia entra con sus bombardeos sofisticados, arrasando a los intocados en Siria, ocurren dos cosas:  (1) asume el país su rol bipolar en el mundo, haciendo contrapeso a los sueños faraónicos de los EE.UU. y (2) desmonta la madeja de mentiras sembradas en Siria vía desinformación, es decir, evidencia que no se luchaba un carrizo contra el terrorismo y que, por el contrario, se apoyaba, se dejaba hacer y pasar, desenmascarando la persistencia ilegal de Occidente de querer deponer porque sí a un gobernante legítimo, a Bashar al-Assad.
Ello trae a colación un tercer factor, paralizante para los EE.UU.:  no se puede sumar a los bombardeos rusos contra el Estado islámico, como manda la lógica que dice que no se puede apoyar el terrorismo, porque de inmediato iría contra sus aliados en la región del conflicto:  Arabia Saudita, Qatar, Turquía, Israel, todos complicados en la aventura de la diversidad de intereses.  Entonces las potencias, EE.UU. y Rusia conversan.  Resultado:  Bashar al-Assad se queda y Rusia hará el trabajo que nunca podrán hacer los EE.UU.:  bombardear al Estado Islámico, el aborto aliado.  De manera que su vida, la del Estado Islámico, ha de ser breve, como ya se aprecia en la correrías y huidas que protagonizan.
Se trata de una estruendosa derrota para Occidente, de la que los EE.UU. se retiran de la manera más económica:  abandonando a sus terroristas y en la apariencia preservando su juego de aliados en el área para futuras maquinaciones:  Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Israel, etc.  Se cae el sueño turco de correr a los kurdos, el de Israel de someter a Siria, el de Arabia Saudita y Qatar, de lamer con más vigor los dedos de los pies de Occidente.  De hecho, en el estrujón de la experiencia, Arabia Saudita salió severamente perjudicada:  bajo la mirada enconada rusa, por un lado, y bajo la mirada ahora indiferente gringa, por el otro, con quien al parecer se les acabó el romance; además la monarquía tiembla y es muy probable que en breve se desmorone:  su rey es impopular entre la familia real y hay la percepción de que llevó al reinado a una guerra innecesaria con Yemen.
El Medio Oriente, cercano a un estallido de ingentes proporciones, sirve de tabla de apoyo para restaurar de nuevo los codos de los colosos en el pulso, los EE.UU. y Rusia, de igual a igual, restaurando y perpetuando la Guerra Fría que empezó al finalizar la Segunda Guerra Mundial.  No hay imperio, hay bipolaridad con motes, más bien, de multiplicidad de poder:  China, Irán, baluartes asiáticos, por mencionar dos nombres.

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--   Oscar J. Camero, @animalpolis

martes, 10 de noviembre de 2015

LO QUE HAY EN EL AMBIENTE

Para expresar lo que hay en el ambiente político no hay que ser un letrado, ideólogo, militante o genio; simplemente hay que ser un callejero, o un venezolano de a pie.  De manera que la percepción no es un hecho exclusivo cuando de emitir opiniones expeditas se trata.  Quede el genio o científico para develar secretos ocultos debajo de las cortezas y no pretenda competir con quien, de facto, es hasta la calle misma.

Si aún escrúpulo hay para refutar, dígase que un letrado es aquel pájaro enjaulado que pretende saber más del Papa que el Papa mismo.  Nadie le quita la calle, no, no, pero es bueno acercarle al entendimiento que su tiempo dedicado al aprendizaje de técnicas "profundizantes" le arrebata la vivencia directa con el asfalto y el polvo.  Decían los griegos que hay saber y hay conocer.  Lo primero comporta la experiencia directa con lo vivido, como fácilmente lo hace un callejero de las calles venezolanas, ergo sabio; lo segundo se puede lograr a kilómetros de distancia, sea ya a través de la INTERNET, una foto, un libro, un testimonio.  De allí que saber no sea igual que conocer.  A ver, a ver:  dime cómo es el sabor del limón, tú que lo sabes masticándolo, y tú lo que conoces a través de una descripción…

Nadie le quita nada a nadie.  Decía Publio Terencio Africano Homo sum, humani nihil a me alienum puto ("Hombre soy; nada humano me es ajeno"), y ello hace que parezca que lo que te quita un griego te lo da un romano.  Ley de la vida, ley compensatoria, si alguien quiere cósmica.  De modo que, a título de consuelo para esos sesudos pájaros teóricos (en principio hombres, como se entiende), la realidad no se le escapa a nadie, y ellos también la tienen (los letrados), la calle a su manera, asimilándola con sus peculiares matices de existencia.

Sea cual fuere el caso, sesudo académico o de sesos volados en la calle, hay un sentir a cielo abierto, una percepción, un diagnóstico común, y, en hora previa electoral, se hace necesario el reconocimiento de la realidad, sincero para quienes pretenden continuar con el favor democrático, afortunado para quienes opositores se esfuerzan por desmontar el equipo político adverso en el poder.

Tiene su curiosidad presentar la percepción a ojos de un callejero y a ojos de un pájaro de esos enjaulado (genio, militante, letrado, ideólogo):

Uno:

─¡Hay inseguridad! ─exclama un sabio callejero antes de morir con los sesos desbaratados por el agujero de un disparo.

─Hay leyes ─corrige el ideólogo─, y el delincuente tiene sus derechos humanos garantizados en Venezuela.

Dos:

─No se consiguen los alimentos ─se queja una viejita cuasi loca desde una cola kilométrica para comprar comida.

─Hay una guerra económica ─explica el militante─ y es perentorio el desarrollo de una conciencia que comprenda y resista los embates de un enemigo antipatrio.

Tres:

─La corrupción parece connatural al humano ─razona un profesor pata-en-el-suelo en una plaza─.  En China hay una ley que la condena a muerte y, sin embargo, persiste.  A lo largo del tiempo puede cambiar de tonalidad.  En Venezuela se entregaron muchos dólares a empresarios para importaciones, de cuello rojo muchísimos, digámoslo con autocrítica, y nadie sabe qué hicieron con la plata.  Nadie conoce la lista de tales ladrones, no se ha hecho justicia y las cárceles parecen destinadas para los tontos que se roban una pendejada por ahí.

─La justicia llega, aunque tarde ─prorrumpe el genio─.  La lista de marras, jamás publicada, no soportará el tiempo de la impunidad.  Se develará; calma.

Cuatro:

─Los militares en la frontera colombo-venezolana se están embolsillando BsF. 80 mil por dejar pasar a un binacional de allá para acá y de acá para allá ─escribe un simple mortal desde un pueblo fronterizo en Táchira.

─Las estadísticas hablan de cifras, de actos fallidos, de hechos colaterales ─interviene el letrado─.  Siempre habrá un porcentaje corruptible en todo proceso.  También dicen los números que rotarlos periódicamente en sus funciones aminora la situación propicia para el delito.  Se recomendará.

Cinco:

En las congregaciones ciudadanas, sea ya para comprar alimentos, sea ya para cualquier trivialidad citadina, lo que se oye es la expresión visceral "se acabó, ya me cansé", así pelada, sin el contenido de conciencia que preocupa al militante preclaro.  Hay una corriente de rencor político muy destructiva en la atmósfera del país, de revanchismo, de castigo político, sólo posible en su contención con organización, conciencia y militancia férreas partidistas.  No reconocerlo es idealismo y aires de abanico de pendejos.

Seis (reflexión mínima):

Uno:  ¿por qué no se declaró nunca una emergencia ciudadana ante la inseguridad y se militarizó el país?  Dos:  ¿por qué si los alimentos, así como la Cantv y la electricidad, constituyen puntos de interés estratégico nacional no se tomaron a tiempo las Empresas Polar, de Lorenzo Mendoza, y se metieron en la cárcel a los "bachaqueros"?  Tres:  ¿dónde están las lista publicadas y los presos de aquellos a quienes se les asignaron dólares para importaciones y cometieron fraude?  Cuatro:  ¿quién le pone el cascabel a la Guardia Nacional Bolivariana en la frontera?  Cinco:  ¿no es cierto que la falta de respuesta a tiempo sea la causante del malestar crítico nacional presente?

De manera que, como dice el refrán, recoja cada quien su gallo muerto.  Lo dicho acá es un pedazo de calle llevado a letras y que aspira a convertirse en ondas sonoras, lleguen a algún puerto de oído y, finalmente, sean procesadas mentalmente, trátese ya de la mollera de un genio o de un imbécil en un cargo público.  Interesa el país y en su nombre, su estabilidad, progreso, transformación, paz, la revolución, importando poco que se arrechen algunos tantos burócratas o genios apartados del latir de las calles, encerrados en sus burbujas de alejadas ilusiones, vegetando en sentido contrario al impulso histórico de los pueblos.

--   Oscar J. Camero, @animalpolis