viernes, 28 de septiembre de 2012

Ojo con el triunfalismo: Chávez 52,3% y Capriles 47,6

Empate técnico Chávez - Capriles Dado que el bipartidismo y la abstención ha sido una constante histórica en Venezuela, proyectar unos resultados electorales luce como un trabajo no tan complicado, con todo el respeto que la ciencia estadística, la sociometría, la publicidad y la psicología de las masas me merezcan.

Venezuela ha sido una constante de voto bipartidista y alta abstención cuyo comportamiento podría invitarnos a sacar unas cuantas cuentas, con sencillez, armado con la lógica nomás y despojado de complicados o rimbombantes títulos estadísticos académicos.  Basta con saber sumar, promediar, restar y proyectar.

Ya sabemos que nuestra historia electoral moderna la podemos dividir en dos capítulos:  el primero cuando los venezolanos votábamos por dos opciones de la misma versión ideológica (AD y COPEI, derecha política) y el segundo, a partir de 1998, cuando empezamos a votar por dos propuestas ideológicas bastante distintas, en un principio algo difusas quizás, pero hoy muy diferenciadas y antagónicas en la percepción nacional:  izquierda versus derecha, socialismo versus capitalismo.

Para nuestros efectos, que es tener una idea de lo que sucederá el 7 de octubre próximo (7-O), convengamos en arrancar a partir de ese segundo capítulo de esa nuestra historia política:  1998, hito sucesivo que marca un período con una entereza y fenomenología políticas propias. Y convengamos también en basarnos sobre lo que ha sido historia desde entonces:  la fragmentación del Registro Electoral Permanente (REP) en tres vertientes:  Revolución, Contrarrevolución y abstención.

A este respecto, presento de una vez una tabla con los resultados electorales desde entonces, tomando en cuenta que las cifras allí señaladas aluden a porcentajes de votantes inscritos en el REP, pudiendo decir con ello, por ejemplo, que en 2010 el 30,51% de los inscritos en el REP votó por la revolución y un 29,93 por la contra, absteniéndose un 32%.  Esto con el fin de facilitar la extracción de eventuales tendencias electorales, cristalizadas en tasas o promedios.  Véase la siguiente tabla:

 

1998

2000

2004

2006

2007

2009

2010

Revo

lución

33,36%
32,06%
41,33%
46,30%
27%
37,89
30,51

Contra

25.93%
21,60%
28,42%
27,19%
28,1%
31,19%
29,93

Absten

ción

4.024.729 (36,55%)
5.120.464 (43,69%)
4.222.269 (30,08%)
3.994.380 (25,3%)
7.105.972 (44,11%)
4.940.701 (29,67%)
5.700.000 (32%)

REP

11.013.021
11.720.660
14.037.900
15.784.777
16.109.664
16.652.179
17.772.768

Nótese que los años de los eventos se refieren tanto a contiendas presidenciales directas (1998, 2000 y 2006) como a eventos refrendarios donde la figura presidencial participa de modo indirecto (Referendo Presidencia 2004, Referendo Constitucional 2007 y Referendo Aprobatorio de la Enmienda Constitucional 2009).  Se incluyen los resultados de las Elecciones Parlamentarias 2010 por su estratégico valor de medir “el proyecto nacional revolucionario”, lo cual se barajó en su momento como una encarecida configuración ideológica propuesta por el presidente Hugo Chávez.

De inmediato obtenemos los siguientes aislados:

(a) el año 2000 marca el hito de la mayor votación de los inscritos en el REP a favor de la derecha política o contrarrevolución

(b)  2006 marca el hito de la mayor votación a favor de la revolución.

(c)  2006 también es la fecha del evento electoral con menor abstención de votantes, desde entonces en aumento.

 

Votación final:  Chávez 52.3%; Capriles 47.6%

 

Luego, si tomamos como pilares las fechas mencionadas para cada representación política, podemos realizar las siguientes deducciones con el propósito de proyectar finalmente una cifra para las elecciones presidenciales de este 7-O, calculando un promedio histórico: 

(1) a partir de 2000 y tomando como base comparativa el porcentaje de votos del REP obtenidos ese año (21.6%), se puede asentar que la Contrarrevolución ha venido creciendo al siguiente tenor:  sacó 28.42 del REP para 2004, es decir, 6,82 puntos más que el 21.6% basal referido; para 2006, 27.19, o sea, 5.59 puntos más; 6.55 más en 2007, 9.59 más en 2009 y 8.33 más para 2010.  Si promediamos los valores obtenemos una especie de media histórica de puntos a sumársele al 21,6% referencial (7.36), cifra que podemos utilizar para proyectar el apoyo que obtendrá el 7-0.

Esto es:  proyectamos el 21.6% base sobre el REP actual y le sumamos 7.36 puntos, lo cual da un total de 28.96%.  El REP tiene un registro definitivo para estas elecciones del 7-O de 18 millones 903 mil 143 electores; su 28.96% es 5 millones 474 mil 350.

5.474.350 sería el número de votos que obtendría Henrique Capriles Radonski.

(2) a partir de 2006 y tomando como base comparativa el porcentaje de votos del REP obtenidos ese año (46.30%), se puede asentar que la Revolución ha venido decreciendo al siguiente tenor:  sacó 27% del REP para 2007, es decir, 19.3 puntos menos que el 46.3% basal referido; para 2009, 37.89, o sea, 8.41 puntos menos y 15.82 menos para 2010.  Si promediamos los valores obtenemos una especie de media histórica de puntos a restársele al 46.3% referencial (14.51), cifra que podemos utilizar para proyectar el apoyo que obtendrá el 7-O.

Esto es:  proyectamos el 46,3% base sobre el REP actual y le restamos 14.51, lo cual da un total de 31.8%.  El REP tiene un registro definitivo para estas elecciones del 7-O de 18 millones 903 mil 143 electores; su 31.8% es 6 millones 11 mil 119.

6.011.119 sería el número de votos que obtendría Hugo Chávez Frías.

La suma de estos votos proyectados para Capriles y Chávez da un total de 11.485.469.  En términos relativos, ya viendo los porcentajes como usualmente se manejan, la votación se desglosaría así: Chávez obtendría un 52.3% de los votos y Capriles 47,6.  La abstención, los votos nulos y otros candidatos se repartiría el otro 39.2%.

Votación final:  Chávez 52.3%; Capriles 47.6%

Es de hacer notar que estas cifras coinciden exactamente con los números que manejan algunas encuestadoras y semanarios, pero acabo de explicar lo simple de su obtención para inferir que son de cálculo propio.

Las consideraciones relativas a lo ingrato o injusto que pueda parecer la no muy abultada votación para Hugo Chávez, sin duda un gobernante benefactor para Venezuela, lógicamente pertenecen a reflexiones de un orden distinto al de este escrito, que sólo expone una simple operación de cálculo matemático.  Lo mismo habría que decir sobre lo inadecuado para la causa propia de presentar tales razonamientos en momento tan electorales, pero, como militante, me justifico sobre el hecho del desmedido triunfalismo que se observa en algunos sectores de nuestras filas.

Sin duda el presidente Hugo Chávez gana las elecciones, pero la cuota de apoyo que obtendrá la oposición política venezolana es un hecho con el que habrá que lidiar para futuras estrategias de militancia y gobierno, así como para iniciar las revisiones y rectificaciones que se requieran.  Resolver, por ejemplo, preguntas como estas:  ¿por qué el pueblo venezolano en época de prosperidad parecieraa tener la mórbida tendencia de castigar su propia estabilidad?  Para sociólogos y otros académicos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Obama requiere a Siria electoralmente

Parece costumbre entre los presidentes estadounidenses acometer una nueva aventura bélica poco antes de su reelección.  Obama no lo ha hecho, pero anda en esos menesteres, calculando, mirando, buscando el hueco.

La práctica ha sido muy exitosa en el pasado, definiendo “éxito” lógicamente a esa virtud que tiene la sangre derramada en otros para aumentar la popularidad en un eventual candidato en contienda electoral.  Votos, pues.

Por supuesto, calza a la perfección acá decir “Lo que es bueno para unos es malo para otros”.  Es decir, se consolidan en el trono imperial los hematófagos de siempre, la derecha política, su extremismo, los plutócratas, los estandartes del sistema neoliberal, todos plantas que se alimentan con el licor desgraciado en los demás.

Un montón de muertos en Siria (país experimental para implementar la técnica) eventualmente constituiría también un montón de votos para Obama y el sistema maquinesco que lo empuja.  Figuraría ante sus electores como el tipo arrecho y habilidoso para hacer respetar a su nación ante el mundo; lo haría calzar en esa especie de molde que el mercado y la publicidad han confeccionado para explotar profundamente la estupidez electora, no obstante el estigma racial que colorea al candidato.

De hecho Siria fue el país escogido para subirle los puntos a Obama, aunque estos aún permanezcan sobre el suelo.  Iban los EEUU con todo contra ese país árabe, con sus dispositivos de guerra y medidores electorales, sus revoluciones de colores y otros garabatos, amancebados en el hábito histórico, listos para repetir su Irak y Libia, entre otros escenarios.  Sólo que esta vez los rusos y los chinos se hartaron de tan enloquecida lógica de sostenimiento “democrático” que, de paso, afecta sus intereses económicos y geoestratégicos en el Medio Oriente.  Dijeron “¡No!” a la invasión y por ahí andan los tiros.

Pero hay más:  los sirios servirían para esta utilización técnica que quieren darle los gringos, pero a un tiempo se prestarían para escalar una vieja aspiración que data desde mediados del siglo XX, a saber, la toma mayoritaria y geoestratégica del Medio Oriente  con pretensiones de hegemonización mundial.  Ya se sabe, el petróleo y el control de fundamentales enclaves, la derrota energética de virtuales competidores, etc.  Para esa toma total de la región el botín es Irán, y no precisamente Siria. Siria es un laboratorio señuelesco.

 

“Lo que importa ahora es Siria, aunque sin ser exactamente lo más importante”

 

Pero tal es el razonamiento militar y politiquero:  Siria en sí no es el propósito, pero tomándola se matan dos pájaros con un solo tiro:  se bombea sangre hacia la Casa Blanca y se gana una elección más, y se allana el camino para rodear y debilitar a Irán, el final escalón de la coronación imperial mundial.  No es cuento el historial éste de las conquistas.  Ya tienen a los sumerios y sus riquezas y ahora van por Persia.  Que Rusia y China estén más allá es otro cuento, pero no ajeno a la literatura de su escalada universal:  para afrontarlas en la lucha final por el mundo, el Medio Oriente es el escenario también final de logístico aprovisionamiento:  granero, agua, petróleo, tierra, minerales, espacio...  Así está concebida esa región con su Golfo Pérsico en la llamada Doctrina Eisenhower de 1957. Prehistoria de esta historia.

Como están las cosas, actualmente la OTAN realizando ejercicios militares en el Golfo Pérsico, frente a Irán, en el Estrecho de Ormuz, dizque capturando minas, en cualquier comento salta la liebre de las justificaciones y la discordia (¡los gringos hayan el “hueco”!), eufemismo de dantesca guerra.  Un reacomodo funcional podría ser este:  Israel, que jamás atacaría sin el permiso imperial, podría recibir su luz verde para atacar a Irán mientras las OTAN distrae las defensas persas hacia las aguas del golfo, con amenazas pero sin intervenir directamente para no justificar reacciones simétricas de Rusia o China.  Se implementaría una guerra entre potencias a través de peones, como fue el estilo de la Guerra Fría. ¡Como ha sido el estilo de dominio sobre este mundo!

Lógicamente, cuando hablamos del platillo mayor atacado, Irán, es porque Siria habrá pasado a la historia ha rato, rindiendo su tributo a la perpetuación funcional de la “mejor democracia del mundo”.  Pero estos son barruntos.  Lo que importa ahora es Siria, aunque sin ser exactamente lo más importante ( lo es electoralmente para los EEUU).  La tentación para su ataque estribaría en que rusos y chinos no harían grandes mohines de protestas, reservados como están para restearse con Irán, uno con poder militar y otro económico.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El Centro Carter no viene; ¡qué raro!

Centro Carter imperial El Centro Carter, presidido por el ex presidente de los EEUU que todos conocemos, Jimmy Carter, quien también como todo presidente de los EEUU tuvo su guerra genocida por ahí, ha rato que declaró que no vendrá a monitorear las elecciones del 7 de octubre en Venezuela.  Las razones, miles, con las interpretaciones que unos y otros quieran:  que si no hay garantías de tranquilidad o que sí la hay, o que si el CNE le merece toda su confianza o que no lo invitaron con tiempo, etc.

Y hace apenas unas horas, en el contexto de una comparación entre las elecciones de los EEUU y Venezuela en cuanto a la urgencia de atender mandatos sociales, acaba de declarar que la parte oficial en Venezuela abusa de ventajismo electoral.

Es el inefable Centro Carter, inevitable oficina de observación no sólo electoral que escudriña con el traje y la corbata de la neutralidad y la ayuda la intimidad de las virtuales y potenciales colonias de su país natal, los EEUU.  Como quiera que se maquille, es un aparato de monitoreo de información al servicio de la maquinaria imperial sobre aquellos puntos en el mundo de importancia estratégica y colateral para los EEUU y sus aliados

¿Qué razones tenemos para pensar que no sea así?  ¿Se graduó Jimmy Carter por casualidad de carmelita de la caridad?  ¿Es una figura de efecto inocuo sobre el escenario político de su país?  ¿No despliega una misión del Estado estadounidense en el mundo? ¿Se desligó del todo de su pasada condición de político y presidente de los EEUU, conocedor de las entrañas del monstruo imperial? ¿No reporta como ficha política hacia los centros de poder de su país de origen?  Además fue merecedor del Premio Nobel de la Paz 2002, una institución completamente desviada a cimentar los factores del poder plutocrático mundial (¡Obama es premio Nobel también!); y las razones por las cuales le adjudican el premio de marras es su trabajo de paz en aquellos puntos incendiados mayormente por su propio país de origen,  por apoyar el desarrollo social y económico y, finalmente, por desarrollar la democracia y los derechos humanos en los mismo puntos álgidos, no dejando pasar por alto que los tales argumentos son banderas groseras de coloniaje e injerencia que izan potencia militaristas como el país que le vio nacer.

 

¿qué información de agenda manejan ellos, el Centro Carter, que no manejemos nosotros [...]?

 

¡No pretenderán que creamos que accionará eventualmente, por amor al arte y al humanismo, en contra de los intereses de su país!

Para nuestros efectos democráticos, provistos de un poder electoral suficiente y autónomo, nadie lo requiere para el óptimo desarrollo electoral; pero sucede que extraña que no venga.   ¡Vaya, vaya!  ¡Y más que no haya insistido gran cosa para hacerlo! ¡Vaya, vaya, vaya!  Esto considerando que lo hizo en situaciones más peliagudas en el pasado reciente de nuestro país.

Ahora dizque no viene por una piedrita molesta en el zapato, como si de repente el país hubiese perdido la gran importancia estratégica que sabemos mantiene en la agenda de guerra de los EEUU, y doblegar semejante molestia no valiera la pena.

La pregunta suspicaz viene:  ¿qué información de agenda manejan ellos, el Centro Carter, que no manejemos nosotros los simples mortales desprovistos del saco y corbata de las primicias informativas, posiblemente ingenuas piezas de un ajedrez mórbido?  ¿De qué se desligan al no venir o con qué no se “rayan”?  ¿De qué sustancia evitan embarrarse al quedarse en casita?  ¿A quién o qué le hacen el juego?  ¿Qué cohonestan o legitiman?  ¿A quién le tienden la alfombra o meten la zancadilla?

El pensamiento tiene la libertad de muchas inteligencias con el apoyo de la lógica o del absurdo. Y ya sabemos que esto último, en cualquier caso, es materia firme de nuestra sagrada inteligencia.