Para expresar lo que hay en el ambiente político          no          hay que ser un letrado, ideólogo, militante o genio; simplemente          hay que ser un          callejero, o un venezolano de a pie.  De          manera que la percepción no es un hecho exclusivo cuando de          emitir opiniones          expeditas se trata.  Quede          el genio o          científico para develar secretos ocultos debajo de las cortezas          y no pretenda          competir con quien, de facto, es hasta la calle misma. 
Si aún escrúpulo hay para refutar, dígase que un          letrado es aquel pájaro enjaulado que pretende saber más del          Papa que el Papa          mismo.  Nadie le quita la          calle, no, no,          pero es bueno acercarle al entendimiento que su tiempo dedicado          al aprendizaje          de técnicas "profundizantes" le arrebata la vivencia directa con          el asfalto y          el polvo.  Decían los          griegos que hay          saber y hay conocer.  Lo          primero comporta          la experiencia directa con lo vivido, como fácilmente lo hace un          callejero de          las calles venezolanas, ergo sabio; lo segundo se puede lograr a          kilómetros de          distancia, sea ya a través de la INTERNET, una foto, un libro,          un          testimonio.  De allí que          saber no sea          igual que conocer.  A          ver, a ver:  dime cómo es          el sabor del limón, tú que lo sabes masticándolo, y          tú lo que conoces a          través de una descripción…
Nadie le quita nada a nadie.  Decía Publio Terencio          Africano Homo            sum,            humani nihil a me alienum puto          ("Hombre            soy; nada humano me es ajeno"), y ello hace que parezca que lo            que te quita un            griego te lo da un romano.  Ley            de la            vida, ley compensatoria, si alguien quiere cósmica.  De modo que, a título de            consuelo para esos            sesudos pájaros teóricos (en principio hombres, como se            entiende), la realidad            no se le escapa a nadie, y ellos también la tienen (los            letrados), la calle a            su manera, asimilándola con sus peculiares matices de            existencia.
Sea          cual fuere el caso,          sesudo académico o de sesos volados en la calle, hay un sentir a          cielo abierto,          una percepción, un diagnóstico común, y, en hora previa          electoral, se hace necesario          el reconocimiento de la realidad, sincero para quienes pretenden          continuar con          el favor democrático, afortunado para quienes opositores se          esfuerzan por          desmontar el equipo político adverso en el poder.
Tiene          su curiosidad          presentar la percepción a ojos de un callejero y a ojos de un          pájaro de esos          enjaulado (genio, militante, letrado, ideólogo):
Uno:
─¡Hay          inseguridad! ─exclama          un sabio callejero antes de morir con los sesos desbaratados por          el agujero de          un disparo.
─Hay          leyes ─corrige el          ideólogo─, y el delincuente tiene sus derechos humanos          garantizados en Venezuela.
Dos:
─No          se consiguen los          alimentos ─se queja una viejita cuasi loca desde una cola          kilométrica para          comprar comida.
─Hay          una guerra económica          ─explica el militante─ y es perentorio el desarrollo de una          conciencia que          comprenda y resista los embates de un enemigo antipatrio.
Tres:
─La          corrupción parece          connatural al humano ─razona un profesor pata-en-el-suelo en una          plaza─.  En China hay una          ley que la condena a muerte          y, sin embargo, persiste.  A          lo largo del          tiempo puede cambiar de tonalidad.           En          Venezuela se entregaron muchos dólares a empresarios para          importaciones, de          cuello rojo muchísimos, digámoslo con autocrítica, y nadie sabe          qué hicieron          con la plata.  Nadie          conoce la lista de          tales ladrones, no se ha hecho justicia y las cárceles parecen          destinadas para          los tontos que se roban una pendejada por ahí.
─La          justicia llega,          aunque tarde ─prorrumpe el genio─.           La          lista de marras, jamás publicada, no soportará el tiempo de la          impunidad.  Se develará;          calma.
Cuatro:
─Los          militares en la          frontera colombo-venezolana se están embolsillando BsF. 80 mil          por dejar pasar          a un binacional de allá para acá y de acá para allá ─escribe un          simple mortal          desde un pueblo fronterizo en Táchira.
─Las          estadísticas hablan          de cifras, de actos fallidos, de hechos colaterales ─interviene          el          letrado─.  Siempre habrá          un porcentaje          corruptible en todo proceso.  También  dicen          los números que rotarlos periódicamente en sus funciones aminora          la          situación propicia para el delito.           Se          recomendará.
Cinco:
En          las congregaciones          ciudadanas, sea ya para comprar alimentos, sea ya para cualquier          trivialidad          citadina, lo que se oye es la expresión visceral "se acabó, ya          me cansé", así pelada,          sin el contenido de conciencia que preocupa al militante          preclaro.  Hay una          corriente de rencor político muy          destructiva en la atmósfera del país, de revanchismo, de castigo          político, sólo          posible en su contención con organización, conciencia y          militancia férreas          partidistas.  No          reconocerlo es idealismo          y aires de abanico de pendejos.
Seis          (reflexión mínima):
Uno:  ¿por qué no se declaró          nunca una emergencia          ciudadana ante la inseguridad y se militarizó el país?  Dos:           ¿por qué si los alimentos, así como la Cantv y la          electricidad,          constituyen puntos de interés estratégico nacional no se tomaron          a tiempo las          Empresas Polar, de Lorenzo Mendoza, y se metieron en la cárcel a          los "bachaqueros"?  Tres:  ¿dónde          están las lista publicadas y los presos de aquellos a quienes se          les asignaron          dólares para importaciones y cometieron fraude?           Cuatro:  ¿quién le          pone el          cascabel a la Guardia Nacional Bolivariana en la frontera?  Cinco:           ¿no es cierto que la falta de respuesta a tiempo sea la          causante del          malestar crítico nacional presente? 
De          manera que, como dice          el refrán, recoja cada quien su gallo muerto.           Lo dicho acá es un pedazo de calle llevado a letras y que          aspira a          convertirse en ondas sonoras, lleguen a algún puerto de oído y,          finalmente,          sean procesadas mentalmente, trátese ya de la mollera de un          genio o de un          imbécil en un cargo público.  Interesa          el          país y en su nombre, su estabilidad, progreso, transformación,          paz, la          revolución, importando poco que se arrechen algunos tantos          burócratas o genios          apartados del latir de las calles, encerrados en sus burbujas de          alejadas          ilusiones, vegetando en sentido contrario al impulso histórico          de los pueblos.
-- Oscar J. Camero, @animalpolis
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