En tiempo pasado (1987) Venezuela llamó al presidente colombiano y le advirtió que bombardearía Bogotá si no retiraba de inmediato la corbeta Caldas, que había incursionado en aguas del golfo de Venezuela, presuntamente con el propósito de apropiación de una zona no delimitada. Entonces Venezuela, próxima y afecta a Washington, disponía de una fuerza aérea relativamente superior. El recule colombiano fue un hecho.
Tiempo más atrás, en 1825, el Brasil imperial ocupó con cuatrocientos hombres la capital de Chiquitos, en el Alto Perú (actual Bolivia), ofrecida al imperio por el coronel realista Sebastián Ramos, aterrado ante el avance de los patriotas bajo el mando de Antonio José de Sucre. Consumada la ocupación, el comandante brasileño a cargo (Manuel José de Araujo) le anuncia a su emperador (Pedro I) y a Sucre la incorporación del territorio mencionado. El Gran Mariscal de Ayacucho le respondió: «prevengo pues al Sr. Comandante General en Santa Cruz que si V.S. no desocupa en el acto la provincia de Chiquitos, marcharé contra V.S. y no me contentaré con libertar nuestras fronteras, sino que penetraré al territorio que se nos declara enemigo [Brasil] llevando la desolación, la muerte y el espanto…» Los brasileños recularon y fue necesario la intervención de Simón Bolívar para contener a Sucre.
En tiempo presente Guyana incursiona en la esfera esequiba, llegando a la audacia de explotar su riqueza y hasta pagar con su soberanía apoyo extranjero para enfrentar a Venezuela. La respuesta del país bolivariano está en curso dado que los hechos son de flagrante desarrollo.
Venezuela es un país obligado por historia a responder con coraje y magnanimidad. Es un país libertador, líder continental, baluarte ideológico y hasta genético de la dignidad y el porvenir latinoamericanos. A diferencia de Panamá, que se arrodilló ante los Estados Unidos por el tema del Canal homónimo, debe responder so pena de ser humillado por la potencia norteña.
Y ha de jugar dos cartas: la de su propia entereza actuando directamente en el territorio en disputa (como hizo con el patrullero costero que puso en fuga a la ExxonMobil) y la del apoyo de sus aliados, Rusia y China, que hoy tienen el reto de llevar al hecho la retórica de alianza, tanto más si ha poco Rusia pactó con Caracas acuerdos estratégicos en materia de seguridad y defensa.
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