domingo, 30 de marzo de 2025

LA INEVITABLE GUERRA CONTRA “GUYANA”

Venezuela podrá tener el reservorio petrolero más grande del planeta, pero no por ello tiene sus ventas aseguradas en el mundo. Los Estados Unidos se han propuesto reservarse al país bolivariano como un espacio estratégico para su porvenir impidiendo que nadie compre sus riquezas. Como un ganado, en consonancia con la idea del "patio trasero" o "granero" que siempre han propalado respecto de Suramérica.
La primera idea es evidenciada por la fragilidad de sus compradores, espantados por los aranceles del 25% que ofreciera Donald Trump a quien le compre a Venezuela. Varios de esos compradores se han rotulado como aliados de Caracas bajo el discurso de lucha contra la unipolaridad o imperialismo. China apenas oyó de las sanciones, suspendió, así como India. China compraba 500 mil barriles diarios e India 65 mil.
La segunda idea, eso de "granero", es cuento viejo, soportado en el disparate político de la Doctrina Monroe (1823), "América para los americanos". Estados Unidos posee un mapa de los reservorios de agua dulce del continente, desde el Alto Perú hacia la Patagonia, ya con los ojos puestos en el mayor del mundo, el Acuífero Guaraní; hacia el norte, se afana por apropiarse de la Amazonía, denominada "pulmón mundial", enseñando desde hace rato a sus niños en escuelas que es de su tutela, intentando enajenarlo a través de figuras declaratorias de la ONU, como el tal "patrimonio de la humanidad", que facilitaría su toma militar en cualquier momento.
Ergo, volviendo a la primera idea, suena hasta natural que ambicione los hidrocarburos de Venezuela. Su futuro energético podría hasta depender de ello. Rusia no le compra el rubro a Venezuela, pero, a diferencia de la fragilidad china e india como socios, su relación con Caracas reviste un mayor compromiso por los acuerdos de seguridad y defensa proyectados entre ambos países. Irán es otro rol por revisar.
En momentos en que Washington cierra sus tenazas sobre la riqueza bolivariana, conspirando Trump desde Guyana, llegada es la hora de ensayar una declaratoria o acción audaz respecto de las amenazas dichas con el propósito de plantar la voz en el continente ante el desafuero y probar las alianzas. En la guerra, que empieza antes de los primeros disparos, se debe conocer con quién se cuenta. Ese cálculo determinará la apertura "oficial" de la batalla, sea ofensiva o defensiva.
 
 


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