Monitorear el teléfono de María Corina Machado (ese de la "carterita azul") condujo a la captura del Wilexis, pran de Petare, según declaraciones del ministro de interior, justicia y paz, Diosdado Cabello; por su parte, el de Juan Pablo Guanipa (actualmente preso), condujo hasta los artífices del entramado del dólar paralelo en Venezuela, un tal Carlos Andrés Pérez Abreu (Monitor Dólar) y otro tal Guillermo Goncalves (El Dorado).
Estos últimos, con sus plataformas informáticas, impulsaban esa tortura monetaria que mucho afectó a la economía del país. Si el Banco Central de Venezuela (BCV) tasaba a la moneda extranjera en determinada cantidad de Bs., estas plataformas, como si fuesen una oficialidad paralela, la tasaban un 30% por encima, generando en el usuario una situación bipolar de desprecio por la institucionalidad nacional, por un lado, y de sobrevaloración y uso delictivo de lo extranjero, por el otro.
Henrique Capriles, desplazado últimamente por Juan Guaidó y María Corina Machado como opción gringa para acceder al poder en Venezuela de manera irregular, es en la actualidad, luego de resultar electo diputado, el único político de realce con posibilidades de reavivar nuevamente el sueño golpista de los del norte. La llamada "dama de hierro" se fundió y pasó, prácticamente, a retiro; mientras que Capriles, con su legítimo acceso a la Asamblea Nacional, terminó recuperando la posibilidad de convertirse nuevamente en el sempiterno caballo de Troya del statu quo de la política venezolana.
De manera, que su teléfono, para aventuras posteriores similares a las ya contadas, pasa ahora a convertirse, eventualmente, en el objetivo revalorizado de la inteligencia de Estado venezolana, por más que el asunto pueda sonar banal como tema serio. O su agenda. O sus redes sociales. O su entorno de allegados.
A menos que en el seno opositor venezolano haya llegado la hora de una toma de conciencia nacionalista y en verdad democrática, de respeto a la institucionalidad, no debe de haber dudas de que, en el nuevo capítulo político post electoral venezolano, Capriles será retomado por los Estados Unidos como bandera de ataque contra Venezuela, aunque pueda lucirle complejo su panorama operativo según ahora existe en el país una ley patriota que castiga la traición y la injerencia, y según ahora ha dejado de existir internacionalmente la plataforma de ataque e intromisión política denominada USAID, hecho cuyo impacto redujo a viudez y quiebra a un montón de gorilas.
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