Volodímir Zelenski, el pelele que envalentonaron los mismos EE. UU. y Europa para que se midiera con Rusia en una desigual contienda, vivió hoy un inédito capítulo histórico de maltrato entre presidentes. Durante la reunión en que firmaría ciertos acuerdos para transferir a EE. UU. tierras raras y recursos naturales a cambio de apoyo y garantías de seguridad frente a Rusia, terminó gritándose con el presidente de los EE. UU., Donald Trump, y llamando "perra" al vicepresidente después de que éste le espetara que era irrespetuoso.
En medio de una tremenda crisis política que roza lo existencial, se presentó en la Casa Blanca para implorar ayuda y así proseguir su guerra contra Rusia, asunto que otros prefieren denominar masacre, por cierto, dado que nada en la lid ha ganado. Aturdido por el aproximamiento entre Trump y Vladimir Putin, y por la férrea conminación del gringo para que le devuelva el dinero prestado para su guerra, Zelenski bajó el tono y accedió a irse a los EE. UU. e hipotecar el restante de su país, ofreciéndolo como pago por los 350 mil millones de dólares que le diera Joe Biden durante su mandato.
Pero allí, en el Despacho Oval donde se reuniera con Trump y el vicepresidente JD Vance, delante de las cámaras de los medios de comunicación estadounidenses, el asunto se salió de control. Un impulsivo Trump lo acusó de irresponsable, de aproximar a la humanidad hacia una tercera guerra mundial, en medio de gritos a pesar de tenerlo a su lado. Que Ucrania perdía la guerra, que no tenía soldados ya para combatir y que, incluso así, se atrevía a cuestionar a los EE. UU. cuando recomendaba terminar, fueron otros trapos sucios que se le sacudieron en la cara; para finalizar, Trump le dijo que era un malagradecido porque los EE. UU., no obstante distar un océano respecto de Ucrania, había aportado más dinero que los 100 y pico mil millones aportados por Europa. Que lo peor era qua él, Volodimir Zelenski, quería más recursos para proseguir la guerra.
Zelenski también gritó y en un cruce con JD Vance, soltó la palabra "perra".
Sobre la mesa quedaron las actas de los acuerdos y los bolígrafos para las firmas, intocados, porque Trump, pese al fervor que había demostrado para obtener la concesión de los recursos naturales y tierras raras ucranianos, despreció acordar nada y el antiguo comediante tuvo que retirarse con su equipo hacia un cubículo cercano para rumiar los acontecimientos; pero es el caso que la vergüenza y humillación fueron con Zelenski en tal día porque hasta allá lo persiguieron Marco Rubio y Mike Waltz, secretario de Estado y asesor nacional de seguridad, respectivamente, para ordenarle el abandono inmediato de la Casa Blanca.
Se va, pues, Zelenski a su suerte, como ha poco lo amenazara Trump. Sin nada, de nuevo frente a Rusia con sus solas manitas, murmurando que el mundo debía de tener otro liderazgo, cifrando sus esperanzas en Europa, quien, al enterarse del zaperoco, se solidarizó con su estropeada persona. Pero la vieja Europa está agotada, viciada, descabezada, perdida en medio de una inexplicable hermandad de la decadencia (la Unión Europea). Con Alemania y Francia propone asumir el vacío de los EE. UU., pero es un decir lejano del hecho. Caduca en armamento y tecnología bélicos, ya sufre una derrota frente a los rusos porque ha sido ella, Europa, quien en realidad ha guerreado contra Rusia a través de Ucrania durante este tiempo; y con la retirada de los EE. UU. del escenario y una segura crisis de valores en la OTAN, el miedo arruga los corazones frente a un enemigo que le rompe las fronteras.
Es vieja la historia de la declinación de poderes: griegos, romanos, españoles, ingleses… Europa vive una hora pesarosa de reacomodo de poderes en el mundo donde su humanidad pierde la acostumbrada preponderancia.
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