No comprendo a Mario Vargas Llosa: es un peruano que no vive en su país porque pareciera despreciarlo en su componente indio (se nacionalizó español: ¡ah, la madre patria!) y, sin embargo, cultiva el criterio y la autoridad moral de creerse con derechos a opinar, hacer y deshacer respecto de su país natal, donde no vive desde hace muchas décadas y ha dejado de conocer, según evidencia su mutismo respecto al régimen "democrático" que allí mantiene Alan García, cosa que sorprende, porque de todos es conocida su defensa a ultranza del sistema capitalista mundial, maravilla de modelo económico y político por oposición al comunismo, socialismo o cualquier otra corriente que proponga cambios.
Como le pasa con Venezuela, donde viene y da su opinión "experta" de candidato presidencial derrotado. Porque es así, aunque parezca insólito: viviendo en España y desconociendo a su país desde hace décadas, el hombre se lanzó a la presidencia de su país de origen hará unos años, hecho este que nos pone a pensar sobre su tremebunda licencia intelectual (de escritores hablamos), que en su criterio debe dar para todo. En Venezuela es su opinión que Chávez es un castigo para el pueblo y que el pueblo ya no debería verlo ni siquiera como tal, sino como un escarmiento. Con insólito desparpajo afirma de Venezuela y su actual hora política que "Los pueblos a veces se equivocan y la pagan carísimo. Salvo casos excepcionales, los pueblos tienen los gobiernos que eligen tener, aunque luego se arrepientan de ellos"¹, y no se puede explicar cómo es que prefiere criticar a un líder político como Chávez, quien tiene una aprobación de 70% en su gestión ², y no al presidente del país donde nació él mismo, quien tiene otro 72%, pero de rechazo.³
Sin duda, son piruetas de la inteligencia de los genios, no al alcance para brutos como los que escriben líneas como estas. Que por convicción personal y cultural se rechace la línea ideológica de izquierda no tiene que alcalzar para que una persona obvie las monstruosidades del modelo de vida actual, archiconocidas como de injusticia social y desigual distribución de la riqueza, concretadas en números que nos evidencian que menos de 2% de la población mundial es dueño de más de un 70% de la riqueza del planeta. Menos en un hombre de intelecto, de quien se espera más luz de entendimiento y menos visceralidad a la hora de juzgar; y no semejantes gestos de apagado neuronal. ¿A dónde diablos se fuga la autocrítica de las personas cuando se creen perfectas?
"Tal como luce la salud mental de este connotado escritor, no me sorprendería que ahora empiece a resentirse por no encontrar posible lanzarse a candidato presidencial en España, alegando que él es español cultural y no peruano nativo, con todos los derechos como ciudadano del mundo que es, que ha dado pruebas fehacientes de lealtad nacionalista aun llamando "sudacas" a los suyos"...
¿Qué tres libros sobre la realidad social de un país califican a cualquiera vitaliciamente para hablar o conservar sobre la testa una aureola de autoridad? ¡Pamplinas! El hombre cuando se hace viejo también se hace inútil si desconecta su vejez de los problemas del pueblo. Su vieja sabiduría habrá de ser extemporánea y, si deja obra, habrá de rendir ésta un sincrónico provecho para los suyos. Simple condición de capítulo. No de otro modo se explica lo que llaman "universalidad" o eternidad del obrar humano: el cultivo del alma de los pueblos. A mi mente vienen la tragedia y comedia griegas, los escritores románticos rusos con su concepto del “alma nacional” y el ejemplo de intelectuales como el mismo Simón Bolívar, hombre de pensar y actuar. ¿Qué sabe Mario Vargas Llosa del Perú sino una caterva de parrafadas librescas sobre lo marginal de país que es, del cual hay que huir para "limpiar la sangre"? No me vengan con cuentos. Menos aun: ¿qué sabe él de Venezuela? ¿Qué lo califica para hablar de lo humano y lo divino de la patria de Bolívar, si hoy mismo él encarna el espíritu español combatido durante las luchas patrias de su época. Hacia lo gilí, gilipollas, para ser más pintoresco, puede evolucionar el pensamiento cuando un encandilado se muda a España, por más libros que haya escrito sobre las colonias de origen. Y a veces ello es condición de orgullo y no de pesar en los mismos sujetos de las mutaciones. ¡Fin de mundo!
Tal como luce la salud mental de este connotado escritor, no me sorprendería que ahora empiece a resentirse por no encontrar posible lanzarse a candidato presidencial en España, alegando que él es español cultural y no peruano nativo, con todos los derechos como ciudadano del mundo que es, que ha dado pruebas fehacientes de lealtad nacionalista aun llamando "sudacas" a los suyos y que domina la lengua de la Madre Patria tanto como él conoce a uno de sus países descendientes. Como decía, con lo de la tremebundez intelectual, que da licencia para todo, y metiéndonos a cazadores de exabruptos: ¡Mario Vargas Llosa presidente de la hispanidad, como bien se corresponde con un hombre de talla universal, trascendido de lo local o regional! Puede gobernar en cualquier patio trasero, si a ponernos vamos en sintonía con su visión de mundo.
Notas:
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