viernes, 14 de noviembre de 2008

América Latina: hora de pumas y jaguares

I

La biglobalidad se reagrupa.  No hay dudas.  Con otra configuración, con otros territorios, países, causas...  Como desde el principio de los principios cuando se empezó a hacer guerras:  uno contra uno.  Bipolaridad:   derecha e izquierda, bueno y malo, aliado y enemigo, policía del mundo y ejes del mal.  Policías y ladrones.  Europa y EEUU contra el resto del mundo.  Cristianismo, feudalismo, imperialismo y razón griega (los elementos de la cultura occidental) contra otras visiones de la vida o cosmogonías. 

Lo árabe o asiático es diferente; lo asiático o chino es distinto.  América Latina es una sarta de aborígenes matando jaguares, como desde la época del "descubrimiento".  Jamás será comparable una hamburguesa con una arepa venezolana, porque la primera encarna el bagaje de toda una alta y versátil cultura y la otra no pasa de ser un preparado exótico.  Europa es el ombligo del mundo, de un planeta etnocentrista.  El mismo pez pescado en la costa china no puede aspirar a tener el mismo sabor y calidad que el pescado en la orilla europea o norteamericana.  La nacionalidad o precedencia tiene su peso específico.  Hay cielo europeo y no europeo.

Díganme los mexicanos, a quienes le tiran un "muro de la vergüenza" y le celebran pintorescamente un arquetípico e inexistente machismo, que no da ni para defender su soberanía.  Son distintos, estorban, no están en los planes; son “sudacas” o perros de fronteras.  Por allá, hacia el eje del mundo bueno, contaminan la sangre blanca, con su pelo a mechones sobre la frente y su originaria complexión precolombina.

Algunos indígenas colombianos comen hormigas; los beduinos, gusanos del desierto; los chinos, ratones y ratas...  ¡Qué diferencia del placer refinado de la Europa, vieja o nueva!  A diferencia, por ejemplo, de un café londinense (¡dígame eso, uno de los centros más refinados del cosmos!), cuyo grano molido se hace con las excretas de un gato seguramente asiático, si mal no recuerdo.  Para el caso, el gato podría ser de baja ralea al provenir de un lugar extraño, pero su excreta se diviniza cuando la come un europeo.

II

El comportamiento díscolo (Ronald Reagan y su Guerra de las Galaxias), caprichoso (bombardeo a Libia porque le dijeron "perro rabioso" al presidente gringo), altanero (liquidamos a la Historia con el acabose del comunismo y socialismo), cínico (la invasión a Irak en busca de petróleo), genocida (el mismo Irak, Afganistán y Pakistán), traidor (sus actuales intentos de acercarse a la India, tradicional enemigo de Pakistán, su supuesto aliado), taimado y calculador (el reciente intento de terminar de cercar al país ruso con los hecho de Georgia), explotador (su mezquindad progresista para con los países de la América Latina), mentiroso (su célebre historia del 11 de septiembre) y estafador (su actual crisis financiera, que devela el engaño al que somete a su propio pueblo) del gobierno de los EEUU  ha generado que el mundo se reagrupe, pero a la vieja usanza dual de la guerra.  Malos contra buenos y buenos contra malos.  Bárbaros contra imperiales y viceversa.

Lo dijo en una declaración por allí el presidente ruso, Dimitri Medvedev, a propósito de la guerra reciente contra Georgia y en relación a la crisis financiera estadounidense:  la política "presuntuosa" norteamericana ha generado el milagro nuevamente del rearme mundial, de la reagrupación de fuerzas, de la posibilidad de conflagración entre bandos, perfectamente delineados, después del breve momento de unipolaridad del que gozó la potencia del norte mientras la antigua URSS se desmembraba.  Ellos habían acabado con la Historia, con la confrontación de fuerzas ideológicas en el mundo; habían aplastado y vencido, y sembraban y segaban en el planeta a su antojo. Dejan su legado.

Ni más ni menos una nueva versión de la Guerra Fría, generada por el voraz apetito de las fieras plutocráticas, hacedoras de guerras; por la presunción capitalista y programática de imponer el ansiado "modelo único".  Por la altanería imperial.  Por el mercado.  Por el interés del uno, máxima humanística para el nuevo sistema político de los mil años que se le deparaba al mundo.  ONU, OTAN, Europa, EEUU, G-7, OMC..., las esvásticas del dominio.

Pero sin contar con decadencias.  Así es la presunción, la altanería.  La educación de la nobleza.  Las castas.  El "nobleza obliga".  El mundo tiene dueño y se le escribe su historia.  Pero no se pudo con la malograda historia del 11 de Septiembre, esto es, que el mundo se tragara el cuento de forjarle un argumento para universalizar la guerra; no se pudo con Georgia, último intento de ir al corazón de la Rusia, cercándola a toda ella; no se ha podido en Irak, Afganistán; no se ha podido con la crisis financiera propia, increíble consecuencia del sistema político económico perfecto:  el capitalismo, neocapitalismo, neoliberalismo...  La tesis del libre mercado, ahora lleno de manos. No se ha podido con América Latina, donde todo el mundo se alza.

III

El mundo no ha cambiado nada.  Centra su progreso en la confección de armas.  Es una historia de niño que amenaza a otro con una piedra, y el otro le responde con otra más grande, y luego el anterior con otra, más pesada, y luego...  Sin final.  Eso es la cultura:  la refinación del armamento.  Alta tecnología.  Competencia.  Supervivencia del más apto.  Guerra.  Y hoy, otra vez, los niños de la Historia se alinean.  Un pueblo sin armas ni tecnología es una nación atrasada, en la Época de Piedras.  Como un palestino contra un israelí cuando le lanza una piedra sobre el tanque.  Como una honda contra una ametralladora.

Se puede llegar a los colmos, como los colmos obtienen respuestas.  El presuntuoso conde de los EEUU pudo salir por allí a empalar pobres países para sostener su vida presuntuosa, altanera y pervertida...  Hasta que el populacho de países le dijo basta y lo buscan por todo el mundo para colgarlo en el asta de una plaza.  Porque es así:  a los EEUU, después del gobierno de George W. Bush, los odian mucho más en el mundo, achacándoles culpas de guerras y atrasos.

¿No lo sabían?  400 gringos tienen más dinero que 150 millones conciudadanos.  Es ése el modelo.  La concentración de la riqueza.  Y eso por dentro, en las entrañas del monstruo, sobre su propia gente; porque por fuera, con quienes quizás les duele menos, tendríamos que hablar poco más que de genocidios.  Como las guerras en Irak, Afganistán... y todas las que quieran crear en cualquier lugar donde haya combustible para sostener su ritmo de derroches.

Ayer mismo volaron con un misil una boda en Pakistán, muriendo aproximadamente 40.  Son daños colaterales, tecnología última de su guerra preventiva.  El objetivo es matar dos o tres terroristas escondidos entre centenas de inocentes para salvar al mundo.  Así lo dispuso Dios, la Providencia, como ellos mismos dicen.

Hoy mismo buscan afanosamente una guerra, contra el terrorismo, naturalmente.  Los niveles internos de confianza en el gobierno y el sistema están por el suelo.  La crisis mata y puede llevar a la gente a desconfiar de sus líderes. A aprender a leer. Siendo necesario ganar en cualquier lado.  Y hoy mismo, como decía, presumen que se avecina un atentado mayor que el del 11 de Septiembre, y ellos, el gobierno de los EEUU, preventivamente, a la idea de que alguien no los quieran, están listos para inculcar "amor" y obligar al cariño.  Bin Laden es el Gran Satán que paga los platos rotos.

IV

La cosa se dinamiza y coge espeso, como se dice en coloquio.  Vuelan aviones bombarderos rusos hacia las costas venezolanas, pisando el suelo de América Latina.  Navegan buques y submarinos nucleares hacia sus orillas.  Ejercicios militares ruso-venezolanos.  Cuba, nuevamente, se abre a la posibilidad de instalar bases militares con Rusia.  En la pata del coloso del norte, como en los viejos tiempos, para equilibrar la balanza de las amenazas gringas sobre Rusia.  Lo dijo públicamente Vladimir Putin:  Cuba sería la respuesta al despliegue del escudo antimisiles que le siembra EEUU en sus adyacencias, en Polonia y República Checa, para no hablar ya de Georgia y Osetia del Sur, también en la pata de la nación rusa.

Y así vuelve Polonia con su eterna condición de juguete de guerra.  En el medio, como la raya que se pisa y no se pisa para generar reacciones.  Esta vez albergando misiles estadounidenses para contener ataques desde Irán y Rusia; pero esta vez, también, albergando misiles de contrapeso que ya los rusos le colocan en sus adyacencias, en Kaliningrado, entre sus fronteras y Lituania.  Misiles Iskander y puntos de guerra y sabotaje electrónicos. 

Polonia, como en la Segunda Guerra Mundial, y Cuba, como en la época de la Crisis de los Misiles.  Y Venezuela, como el nuevo tercio en la contienda y representante inusitado de todo un sentimiento de frustración en América Latina.  Como es destino le ocurra a toda alianza con los EEUU:  ellos se lo cogen todo y dejan el bagazo para sus amigos, supuestamente más pendejos.  Desequilibrios, asimetrías...  Así cualquiera prospera, pero también ...se hunde.  Los términos de la amistad no pueden inclinar la balanza hacia un lado de la alianza.  Al menos idealmente.

Los rusos finiquitan en Osetia del Sur, venciendo a Georgia.  Se alejan de la cooperación que mantenían con la OTAN.  Se ensamblan en sus intereses con la OPEP.  Elevan a condición de muro de combate la Shanghai Cooperation Organization (SCO), por allá en sus confines, en alianza con China y otras naciones.  Y ahora vuelan territorios suramericanos, intentando rodear a su contrincante de Guerra Fría.  Meándoles el "patio trasero" a los gringos, como es el lenguaje procaz de los predestinados.

El mundo es una guerra.  Siempre lo ha sido, con pequeños descansos que llaman paz.  Es su condición natural.  Su genética.  Su contextura y designio.  Nadie escapa a su naturaleza.

V

Por ello en América Latina soplan tantos vientos.  Con su saco de huesos, hambres, miserias, invasiones, bombardeos, injerencias...  Obligada al cambio.  A sobrevivir.  O a vivir con más dignidad.  A tomar posición o a reeditar viejas luchas por su independencia.  O a probar suerte o desprenderse de cualquier modo de sus ejecutores inveterados.  A decirle "No" a sus amigos norteamericanos, quienes ahora le proponen sortear su crisis financiera con más sacrificios por estos lados.   Préstamos, tratados, planes Colombia o Mérida, petróleo regalado, bases militares, narcotráfico, explotación conjunta y rapaz de los recursos naturales...   ¡Vaya maravilla!

La historia ha sido un colmo para los países donde Colón imaginó a Japón o a China, buscando a la India.  No se aguanta más a ningún conde hematófago y se abre a la consumación de su destino, nada parecido al pasado pero soñado por los próceres desde el pasado mismo.  Naciones libres y soberanas.  No se queda por fuera la América de los pumas y jaguares.  Entra en la contienda, aunque sea a empujones de conciencia.  Es su hora, como lo fueron sus viejas luchas.  No se libra de la vorágine globalizadora del mundo, que se reagrupa, se bipolariza. Está allí, como nueva protagonista.

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