miércoles, 30 de julio de 2014

Renuncia (elegía palestina)

Para ser estrictamente sincero, me retiro.  He ejercido como un humano toda mi vida y no he hecho más que cultivar guerras y florear muerte.

Me pongo en el pellejo del que se va, del que gime, del que se aferra, y resulto una demencia para la fría comprensión de mi alma.

Un buen disparo, como cabe a un hombre de violencias, es una honrosa opción para dejar la vida.

No más daño.

No has huecos.

No más crimen ni genocidio.

Si uno muere no siente, ni mira, ni chilla, ni duele.

Si uno se va, ya no está y no puede tocar.

Si uno renuncia, colabora con un gran grano de conciencia y polvo para los vientos del alma.

Esto suponiendo que mi vida continúe siendo esa inutilidad vital de siempre, como parecen celebran las bombas y platillos de la guerra por doquier.

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