Hay un discurso que habla de madurez y superioridad. Europa, EE.UU. y los etnocentristas lo tienen. Ellos son el primer mundo, a la mar de civilizados. Los demás son… los demás…, criaturas con niveles bajos de la encarnación –se dirá-, necesitados de la luz que irradia el viejo continente. Bajo ese estilo deplorable han catalogado a China, Latinoamérica y los países asiáticos, sumidos estos últimos pobres en medio de una tradición y religión brutales. A todos, por principio y dominio, hay que llevarles la civilización, la historia, la fuerza, incluyendo a la China milagrosa que, en los años cuarenta del siglo XX era un país campesino, hoy primera potencia del mundo.
Son dolores que pegan. China duele, y duele más en proporción a la pobreza esencial de Europa hoy día, que no se sabe hacia dónde ha evolucionado con toda la carga aristotélica, platónica, griega y romana que pueda tener el libro escolar donde aprende a leer. Más bien habría que decir que vive una segunda Edad Media, suerte de agujero negro, en términos contemporáneos. Claro se está que tales ámbitos europeos no son nada ningún primer mundo; ni siquiera son nada especial. Son pobres regiones de gente acomodada que se suicida a cada rato porque no han tenido utilidades qué hacer (el confort del primer mundo). Ni siquiera minas le quedan, a no ser carbón, y es oportuno recordar que se "desarrollaron" porque agotaron tanto sus propios minerales como los de otros países a quienes expoliaron en medio de la sangrienta historia que tienen de pillaje e invasiones. Aún siguen robando, chantajeando. Gente alta, pues, bastante culta…
Europa se ufana de tener a la "inventora" de la razón, Grecia, y te pega en la testa con semejante altanería, hoy idiotez. Pero es una gentica y región decadentes, cultura incluida, aunque sea la misma que ejerce el estúpido que escribe estas líneas. ¿Dónde está la inteligencia que haría que se den cuenta de que un país leonino como los EE.UU. los está conduciendo a una guerra, probablemente nuclear? ¿Dónde? Alemanes, ingleses, franceses, etc…, ese montón de países que con su devenir pueblan de historia los libros. ¡Qué si Gutenberg, que si la Revolución Francesa, que si la Industrial! ¡Tonterías! Retrogradaron a la época de carbón, en honor a la verdad, era preindustrial.
Hoy Alemania utiliza sus minas de carbón para obtener combustible y es seguro que muchos otros países lo harán. ¡Quién lo diría! Son hoy una sarta de países leñadores muriendo de frío porque se comieron el cuento de los gringos de que los rusos son el diablo y no había que recibirles más ni el petróleo o el gas. Ahora son leñadores, como los latinoamericanos repúblicas bananeras, de las que tanto se han burlado desde la altura de su superioridad civilizada y conquistadora. O como campesinos fueron los chinos que hoy, con una fuerza cultural milenaria, preservada con la revolución cultural, por cierto, emergen al primer plano económico y militar. (Curioso es que esa revolución que llevó a China a la grandeza haya consistido en la expulsión de todo detalle hediondo a Occidente).
No se hable de que son depositarios de armamentos nucleares gringos, lo cual empequeñece incluso más la herencia socrática de la razón y el pensamiento elevado en momento tan delicado de guerra como el presente. Son los chinos, despectivamente, en su criterio, la "peste amarilla" (Nostradamus), los latinoamericanos el "patio trasero" gringo y los asiáticos la "basura islámica". Ellos, en cambio, son el porvenir, con seguridad lo primero que desaparecerá en la conflagración según la cantidad de megatones que almacenan y según la vocación de carne de cañón que le han heredado como objetivos militares.
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