martes, 18 de octubre de 2022

EUROPA ES UN JARDÍN Y LO DEMÁS ES MONTE Y CULEBRA

Josep Borrell, jefe de Política Exterior de la Unión Europea, dijo por ahí en una rueda de prensa que Europa es un "jardín" rodeado por el resto del mundo, por una especie de "jungla" que amenaza con invadirla. En ese jardín, según él, "todo funciona". Jardín, en fin, a proteger de la barbarie, de lianas, plantas carnívoras, osos, jaguares y tanto otro bicho que no participa de la civilización exquisita. Bélgica, 13 de octubre próximo pasado. 

Costó mucho construirlo, sí, dice Borrell: "Hemos construido un jardín". Ya a principios de octubre había amagado con lo mismo cuando declaró que Europa es un jardín que había que proteger contra la jungla incluso con herramientas militares. Como fue su primera declaración, nadie hizo caso de su estupidez o locuacidad. A las primeras, cualquiera puede cometer estupideces o locuras y por ello no significa que requiera un sanatorio. Véase a Joe Biden, el senil presidente de los EE.UU.: la primera vez saludó a un fantasma y nadie lo etiquetó de loco; pero, pasado el tiempo, ya ha conversado con un montón de seres de ultratumba y ahora sí es verdad que luce como un orate consolidado.  

Significa, pues, que Borrell está construyendo su metáfora de apartheid paradisíaco probablemente a propulsión de algún libro que se lee o acorralado en su mentalidad imperial por las circunstancias presentes de guerra que el mundo vive, lo cual lo hace sentirse bajo amenaza, quizás como blanco militar en sus terruños. No es de extrañar: en 1996 recibió la Gran Cruz de la Orden de Carlos III; en 2000, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica; y en 2006, la Gran Orden de la Reina Jelena. Es un eximio alumno imperial, monárquico para más luces; el resto del orbe ha de ser, consiguientemente, montaraces colonias. Nació en 1947: casi que naturalmente, como se dice de los loros viejos que no pueden cambiar y empezar a hablar, tienen que contrariarle esas habladurías majaderas de cambio de época, eso de la nueva multipolaridad con Rusia, China, Irán, India o Venezuela como voces importantes. Todo mundo, conocido o desconocido, providencialmente tiene que estar gobernado por un rey. La mentalidad feudal ve atajos, amenazas y sublevaciones por doquier. 

Inmediatamente emergieron Rusia, Irán y hasta los Emiratos Árabes Unidos para reclamarle declaraciones tan connotativamente xenofóbicas, racistas e imperialistas. La Cancillería de Rusia fue un poco más descriptiva; adujo que Europa se convirtió en el "jardín" de Borrell a fuer de saquear la jungla, el resto del mundo. Y a tan certera descripción habría que agregarle que sí, que los saqueos convirtieron a Europa en ese llamado "primer mundo", ese lugar "desarrollado" donde la gente se suicida debido al confort  y controles humanos asfixiantes. Nada parecido a los aires de libertad que se respiran en la jungla. 

Realmente, lo que hay que decir, contrariando al lastimero señor feudal de marras, es que Europa es un pobre lugar en la actualidad, un cascarón vacío, quebrado, viejo, sin minas ni emporios naturales, con un recuerdo de prosperidad que logró a punta de explotaciones colonialistas, sin ni siquiera el patrimonio más humanizante conocido: la razón. ¿Quién dice que no? Véase: no ha tenido la fuerza de mente para descubrir que los EE.UU. son su enemigo y que la han llevado a la época preindustrial del uso del carbón al convencerla de que no compre más gas ni petróleo a Rusia, el enemigo número uno del planeta. Tal cual: Europa, ese jardín florido borrelliano, hoy vive a la luz de una vela, con frío invernal, comprando el gas gringo cinco veces más caro que el que le suministraba Rusia, de paso, conducida a una potencial guerra mundial. Dígasele a Borrell que no puede haber jardines sin jardineros aptos (física y mentalmente) para su subsistencia. 


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