Situación a comentar: vuelven las negociaciones del gobierno venezolano con la oposición en México. Otra vez, según se desprende del diario español El País, dizque para este fin de semana. Andan en esos preparativos desde hace rato Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, y Gerardo Blyde, representando a la oposición (se reunieron el 17 de mayo pasado). El gobierno no lo ha manifestado oficialmente, pero se conoce la intencionalidad por declaraciones, por tuis, uno de ellos de Jorge Rodríguez. Las negociaciones las auspician el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el diplomático Dag Nylander, del Centro Noruego para la Resolución de Conflictos (NOREF).
Es el segundo intento. El primero fue abortado por la acción de EEUU de detener al diplomático venezolano Alex Saab. Venezuela protestó y dejó las conversaciones en octubre de 2021. Se hablará de las elecciones de 2024, sus preparativos, para que los comicios ocurran con transparencia y sean, por consiguiente, "observables". Así lo claman el gobierno de los EEUU apenas tiene oportunidad para aludir el tema y recientemente Juan Guaidó, cuando salió a la calle a pedir adelanto de elecciones. No lo hace el Grupo de Lima porque, con la victoria de Lula en Brasil, quedó desmembrado; tampoco la OEA, tan descalificada como está.
Dígase que, si debiera ser por motivación o iniciativa del gobierno, no tendrían por qué realizarse tales conversaciones. ¿Para qué? ¿Para discutir su legitimidad, la del gobierno? ¿Qué entidad posee gustos tan suicidas como para cuestionar su lugar en el mundo? En Venezuela hubo elecciones quizás más transparentes y legítimas que el 90% de las elecciones hechas en el mundo y no será el mismo gobierno quien las cuestione para ir, estúpidamente, a una mesa de diálogo para esos efectos. Claro son dos cosas: promueven la mesa de diálogo los poderes mundiales que ven perder su control sobre un pedazo de tierra planetaria inimaginablemente rico y los poderes económicos locales derrotados que suman sus afanes a los primeros para procurar preservar sus tradicionales prebendas inclusive a costa de lesivos daños patrios al país.
Pero, aparentemente, el gobierno se sienta a dialogar para sofocar la animosidad de chantaje opositora alimentada por los complotados desde afuera: si no hablamos, si no hay renuncia, encendemos nuevamente las calles con guarimbas. La "sociedad civil" reclama sus derechos, el poder, la dimisión de Nicolás Maduro. Hace una semana Juan Guaidó mostró cara para eso, para arruinar las navidades felices de Venezuela con agitación callejera, cuando reunió gente para ir al Consejo Nacional Electoral (CNE) en Sabana Grande. Tiene sus razones: si no hay mesa de diálogo conflictual o si hay calma en el país, su razón de ser desestabilizante acreditada desde los EEUU pierde sentido. De hecho está planteado que los EEUU lo desacrediten como presidente interino virtual en enero de 2023.
Eso de ir a diálogos en México por parte del gobierno es como darle un hueso a un perro (la oposición) para que distraiga el hambre. Es la realidad, la conclusión a la que llega un franco análisis. Es decir, es como hacerle creer a la oposición que el gobierno valora su gran poder de trastornar el país con sus guarimbas, le teme a su padrino los EEUU y es tan estúpido para apreciarla (a la oposición) con sus atributos golpistas incluidos. Otra conclusión no tiene lógica: Alex no ha sido liberado y, no obstante el gobierno va a las negociaciones. Como se dijo, Alex Saab fue la razón por la cual Venezuela abandonó México.
De manera que las conversaciones en México son una linda patraña donde el gobierno gana tiempo haciendo creer al orbe que se es tan tonto como para sentarse a debatir su propia existencia, que se es amplio y diplomático, y que lo anima la disposición mansa para el diálogo. La realidad es quien muerde duro el hueso, con estúpida credulidad, es la oposición, quien expone niveles de inteligencia y desespero en grado infantil. ¿Qué aspira sacar en limpio de México? ¿La renuncia de Nicolás Maduro? ¿El acortamiento de su mandato? ¿La propuesta de un golpe militar, combinando desórdenes de calle? ¿Posesión de cargos sin elección popular? ¡Caramba, si no se supiera que eso de México es un teatro de operaciones donde el gobierno comprende que puede ganar tiempo y la oposición sacar millones de dólares a los EEUU para su supuesta lucha por la libertad, habría que pensar que el idiotismo es uno de los estatutos de la patota opositora! Astucia por un lado y parasitismo por el otro. ¡Clarísimo!
Con gusto hay que develar al mundo que los pobrecitos de los EEUU están siendo doblemente timados con el caso Venezuela. Ellos, en su lucubración de creerse lo más decantado del mundo, imaginan que al sentar a Venezuela en una mesa de diálogo la están dividiendo para gobernarla, como hacen con las Corea, como pretenden con China y Taiwán, y como intentan con Rusia y Ucrania. Son tan soberbios que la baba altanera no los deja apreciar que, simplemente, en Venezuela están siendo chuleados. ¡El explotador explotado! No sería descabellado un acuerdo de subsistencia entre gobierno y oposición para hacerle creer al imperio que tiene el control. ¡La guerra del fin del mundo!
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