Le concedieron el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado. No fue a Donald Trump, como inicialmente estaba previsto por las élites del poder en el mundo. Nada de eso. Se lo dieron a última hora a la Machado, según se lee en algunos portales que interpretan eventualidades de la ahora más que cuestionada Fundación Alfredo Nobel.
Por ejemplo, se dice que el día anterior sólo el 3% de esos misteriosos electores apoyaban la candidatura de la dama de marras; y que luego, inconcebiblemente, ocurrió un fenómeno de última hora que arruinó el premio del catire gringo. Al parecer, hubo filtraciones contradictorias que se investigan en la academia y que quitan credibilidad a la elección porque no suena muy convincente que quien tenía un apoyo de apenas 3% unas horas antes de repente resulte ganadora.
En todo caso, para los efectos que concierne analizar, es decir, la situación de Venezuela con la presencia militar de los Estados Unidos en el Mar Caribe, el resultado se presta para ejercer una mayor presión contra el país suramericano. Que la líder opositora de la ultraderecha venezolana sea reconocida con el máximo premio de la paz mundial hace lucir al gobierno adversado de ese país como una figura de guerra y tiranía, que es lo exactamente buscado. El gobierno forajido, pues, que debe ser execrado, mejor si derrocado.
Pero, atención, he aquí lo fundamental de la jugada: la concesión de ese premio a quien se le concedió intenta legitimar el esfuerzo de guerra de las tropas en el Caribe contra Venezuela. Es lógica simple: si dios está en un lado, el diablo está en el otro y debe ser combatido.
De manera que la élite del poder mundial lo pensó con más pragmatismo en el último momento. Si se quiere la riqueza del país más rico del mundo, necesario es refrendar el esfuerzo que la ambiciona desde afuera, siendo de elemental importancia tener a una "santa" como aliada en su interior, reconocida por el mundo entero. Al final de cuentas, el premio se queda en casa. Trump golpeando desde el Caribe, Machado expendiendo petróleo desde adentro.
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