“La batalla final será en Bengasi” puede ser el titular de un periódico respecto de la reciente decisión de Muammar Gaddafi de avanzar militarmente sobre ese bastión rebelde.
El coronel libio ya echó a los rebeldes de los alrededores de Trípoli, la capital libia, corriéndolos de Zauiya (una avanzada rebelde muy cerca de Trípoli), de Ras Lanuf y Brega, ambos puertos petroleros de importancia. Y ahora, en su paso hacia Bengasi, ya bombardea Ajdabiya, un nudo comunicacional estratégico en el país.
Bengasi será el premio mayor, la segunda ciudad en importancia en Libia, hoy en manos de los rebeldes. La toma de tal sitio con seguridad constituirá la derrota rebelde, hecho que no le dolerá tanto a los rebeldes como a quienes los han instigado en su rebelión: las potencias e instituciones occidentales, tales como EEUU, Francia, Inglaterra, ONU, OTAN... Es decir, un Gaddafi triunfador, con la revancha en la mano de venderle su petróleo a quien le venga en gana, así porque sí.
¿Se imaginan? ¡Simplemente de terror para Occidente! El hombre mueve las teclas en su guerra: ofrece 500 mil dólares por la cabeza del líder rebelde y a la par ya ofrece a China, India y Rusia los puestos petroleros abandonados por las empresas occidentales, en fuga por causa del conflicto. Es una guerra, pues, donde vale de todo.
“La batalla final será en Bengasi”: de consumarse tal titular, los EEUU y su combo quedarán como unos grandes pendejos que intentaron abrir la gallina de los huevos de oro, perdiendo el chivo y el mecate. ¡Nunca se imaginaron que debajo de las arenas desérticas libias hubiera tanto petróleo y agua, cosa que los lleva a la aventura presente, a perder la razón! Por soñar con apoderarse de todo, pueden hoy perder la tajada de petróleo que aún desde Libia les llega. Mientras ellos mueven sus palancas para formar una alianza y una amañada legalidad para intervenir, moviendo sus medios transnacionales de desinformación, Gaddafi aplasta a sus seguidores en tiempo real sobre el terreno.
“Por soñar con apoderarse de todo, pueden hoy perder la tajada de petróleo que aún desde Libia les llega”
Nadie asevera que Gaddafi sea un angelito; otras varias razones habrá seguramente para la revuelta en su contra. ¡Pero cómo repercute en la conciencia independentista nuestra el hecho de que un líder defienda a muerte la soberanía de su patria, en contra de poderes extranjeros e internos nacionales complotados! De perder Gaddafi, perderá Libia su soberanía petrolera, mandará en el país una dirigencia vendida y podría afectar la fortaleza de la OPEP. Por eso es que esta historia, como reza el título, nos suena familiar y hasta nos afecta. ¿No lanzaron los poderes extranjeros, juntos a sus internos lacayos, un golpe de Estado aquí en Venezuela en el 2002, para robarnos el petróleo, secesionar a los estados Zulia y Bolívar del ámbito de nuestra integridad territorial?
Sin embargo, dado la importancia que como botín petrolero tiene Libia, es difícil que el temerario coronel concrete la toma de Bengasi: las potencias militares occidentales están a punto de intervenir con apoyo aéreo para defender ya a sus valientes y financiados quintacolumnas.
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