miércoles, 15 de agosto de 2007

Sobre la "Lista Golinger"

La semana pasada le cayeron a frutero a Eva Golinger desde varios frentes de la prensa especializada en política. Después de ir a la Asamblea Nacional en compañía de Mario Silva a presentar evidencias de actividades financistas y conspiradoras del Dpto. de Estado norteamericano en Venezuela (quien estaría comprando conciencias contra el "régimen"), se soltaron los caballos emplumados y empezaron a escribir sin parar en contra de la bella dama.

La razones son variadas: hay quien ejerce la crítica sana que opina que ha debido ser un paisano quien haya ido a la Asamblea; hay el culto que no se aguanta las comparaciones con personajes históricos como Mata Hari; hay el malsano y opositor recalcitrante que peyorativamente la compara con la "Chingada" o Malinche; hay el periodista envidioso que no oculta su pena por no manejar sus fuentes; hay el gallináceo que jamás se habría atrevido a hacer lo que ella hace, y, finalmente, hay el más sofisticado, como Miguel Salazar, quien la compara con un oscuro personaje estadounidense famoso por la cacería de brujas durante la Guerra Fría: John Edgar Hoover, director del FBI (Las Verdades de Miguel, del 10 al 16 de agosto de 2.007).

Así han retratado a Eva, a quien no le dan ni el beneficio de la duda: ¡coño, no puede existir en el planeta una persona con ideas críticas contra un régimen -esto sí- realmente opresor a escala mundial, independientemente de que sea de tu propia patria! Alguien tiene que hacer la lucha, y a quien se atreve lo acorralan para sacrificarlo. En el mundo de los pragmáticos las teorías o ideales deben quedarse en eso, en letras, y debe cundir la envidia, la mezquindad, la rencilla y otros hermosos rasgos que nos depara nuestra oriunda naturaleza animal.

Verdad de perogrullo: es inocente hasta que sea culpable. Decir que perteneció a una banda de rock hasta que apareció Chávez, afirmar sin ningún retruécano que es agente de la CIA que se aprovecha de la buena fe del presidente o que escribe libros a diestro y siniestro sobre la revolución para cobrar millones, es un hecho que pertence a la imaginativa mitología de un escritor de columnas o periodista. ¡Dénse con las pruebas y ya!

Por el contrario, la abogado ha presentado ante la Asamblea Nacional una información muy puntual, con pruebas en mano, sobre la conspiración de los Estados Unidos en contra del gobierno bolivariano, así como nombres de periodistas y no periodistas que acudieron a una supuesta orientación que les habría de ser impartida desde el CSIS (Centro For Strategic And International Studies). Entre los treinta y pico nombrados, presento los siguientes (no crean que no lo voy a hacer), citados por los mismos columnistas leídos: Miguel Angel Rodríguez, Miguel Salazar, Damelis Díaz, Alberto Jordán Hernández, Sergio Dahbar, Cartlos Batatín, Pedro Luis Flores, Eleazar Díaz Rangel, Mari Pili Hernández, Ciro García, Helena Salcedo y muchos otros nombres, muchos de ellos de insólita digestión para mis entrañas.
Mis respetos para algunos que pudieran estar incursos por "accidente" en la susodicha lista, como pudo haber ocurrido con el moderador de un programa de opinión Venezolana de Televisión, quien a última hora no fue a la cita.

Debido a la mayor representación de nombres opositores en la lista, la oposición venezolana maneja el argumento defensivo de que el asunto se enmarca dentro de un programa de intercambio entre los Estados Unidos y los países donde tienen representación diplomática, con más de cuarenta años de antigüedad. Ello vale como defensa para quien es culpable, pero para quien es inocente y por error estuvo en el "financiamiento", conspira otro similar programa de intercambio hasta hace poco vigente en Venezuela, la Escuela de Las Américas, donde se "forjaban soldados fieles a la patria".





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