sábado, 8 de septiembre de 2007

Hipocresía y desequilibrio informativo: medios nacionales y extranjeros

¿Cómo es eso que el diario El País de España habla de la posibilidad de reelección de Chávez como un hecho "inquietante" y de la de Uribe como un "mandato" más con la opción -incluida- de "darle cuatro años más", o sea, un cuarto mandato? (Véanse los editoriales del día 20 y 21 de agosto de 2.007, respectivamente). Sin ningún tipo de miramiento ni respeto al equilibrio, se postula a Uribe para que ejerza 16 años en el poder y se deplora que Hugo Chávez tenga que terminar el mandato presente para el cual fue elegido. Esto no amerita más comentario.
Es el mismo rasero que utiliza la prensa venezolana a la hora en que el dueño del periódico da sus instrucciones de redacción. Está bien que lo hagan, es su rollo existencial y es su plata, pero no pretendan la condecoración de "información objetiva y equilibrada", ni el tratamiento de medio ecuánime, con todas las ventajas y libertades que esto implica en una sociedad donde los medios son poderosas herramientas a la hora de crear matrices de opinión. Se es un partido político o se es una prensa diaria, con las libertades o restricciones inherente a cada uno. Para uno existe la la Ley de los Partidos Políticos y para otro la salvedad de la salud mental de los ciudadanos.
Un tanto igual ocurre con el tema de la reforma constitucional en el aspecto de la reelección. Aquí cunde una feroz hipocresía. La prensa venezolana nacional pretende presentar el tema como único en el mundo, sólo posible bajo el mando tiránico de Hugo Chávez Frías. Obvian que Venezuela se viene levantando de un prolongado período partidista que duró 40 años en el poder, en el que cada 5 años los gobernantes de turno se cambiaban las camisas, blancas o verdes, según la égida del Pacto de Punto Fijo.
Lo peor es que desde Europa vienen corresponsales con instrucciones expresas de afincarse en el punto y poner de relieve que el presidente de Venezuela es un Juan Vicente Gómez en desarrollo con sueños estalinistas, cosa insolente en el "mundo de las democracias". Ellos, por su lado, obvian que el dispositivo constitucional consagra la reelección ilimitada en países como Alemania, Francia, Italia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Grecia.
¿Qué talco? ¿Con qué moral? ¿Dé que hablamos, carajo?
Así, con el cerebro extirpado, lo que da es lástima trabajar. Digo, lo que le dijo el periodista Mingo al dueño de Globovisión cuando este lo presionaba para que tratara bien a los adecos: "prefiero vender empanadas".



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