Bueno, chico, Baduel no aguantó el llamado de su megalomanía. Se hizo una carrera militar, alcanzó la cumbre académica castrense, se convirtió en héroe, cumplió los 50 años (con todo y su crisis de la edad), pasó a retiro y ahora se pregunta en voz alta ante el espejo "¿Y entonces? ¿Esto es todo?" Ahora quiere ser presidente de los venezolanos, seguir operando en puestos de altura, renuente a la tranquila vejez, combatiendo, pues.
Su decisión hace pensar que el hombre busca los primeros puestos a cómo de lugar, los de mando, general como es. Como aliado del presidente Hugo Chávez, participando de un proyecto imbuido de una ideología que no le sirve a su propósito, pues quedaría relegado a segundos grados, no podría concretar sus grandes impulsos de gloria. Quiere la primera instancia ya, y un país ya para ejercer la primera magistratura. Quiere, pues, su propio coroto, su propio partido, su propia fuerza armada.
Al salirse del proyecto de cambios bolivariano que se adelanta en el país, no le importó que quedase claro que no le importa trabajar en coordinación con otros, en sujeción a otros, anónimamente, sin recibir la gloria de un cargo siempre preponderante que muestre su nombre como una gigantesca mancheta extendida sobre Venezuela. ¿Para qué -se preguntará- sin con mi nombre tengo y puedo forma un partido político o encabezar un grupo de adversos al sistema? Él quiere siempre ser héroe.
No se aguantó y se lanzó. Viejas molestias navegarán en su cabeza, como aquello del juramente en el Samán de Güere, que parecía encasillarlo como hombre de ideas en un lado de la realidad ideológica mundial y que ahora tiene que patear pasándose al bando contrario. El ruedo político, el ruedo político, un lugar en la historia, un papel como héroe activo, no importa el bando, pero activo, y no esa figura de héroe del recuerdo que una vez evitó la instalación de una dictadura en el país. No, no. La patria le debe, él tiene una gran figura y lo lógico es el lanzamiento. Atrás quede el viejo samán de los recuerdos y la amistad con el presidente; ¡qué importa que lo consideren ahora traidor doble! Es su vida y destino. ¿Tiene derecho a querer ser jefe, no, caudillo de aquellos dispuestos a ser soldados?
Pero la vainita le luce cuesta arriba al general. Se lanzó y no tronó en la tierra más allá de la vida y muerte de una rápida noticia. El planeta siguió igual, la gente seguía por allí, caminando normalmente, comiendo y bebiendo, como si no se hubiera dado cuenta que él, el gran Salvador de la Patria, se había lanzado a la polvareda política, independientemente, sin la sombra de Chávez encima, con las manos libres para llevar a los demás sus grandes ideas sobre el profesionalismo y constitucionalismo. Fueron apenas unas horas de gloria. El site creado para medir el impacto de su humanidad lanzada sobre la humanidad, ha recogido apenas 40 comentarios y ha recibido 700 votos, 380 apoyándolo. "¿Qué pasó?" se preguntará consternado: "he debido barrer".
Pero la cosa no es tan fácil para el ex general Baduel. La oposición, esa gran masa que imaginó impactar, anda por ahí haciendo manifestaciones sin tomarlo en cuenta. No confían en él. Piensan que si traicionó una o dos veces, lo hará nuevamente y a lo mejor con ellos. ¡Si no tuvo bríos para hacerlo con su compadre, el Presidente de la República! ¡Qué va! Muchos le han dado su visto bueno, porque consideran salir de Chávez operación mayor en cuyo logro no hay que reparar en medios; pero otros no se convencen. Les parece raro eso de que vaya de civil, llame al voto y no destroce un país que ellos desde hace tiempo quieren tomar. Otros lo odian, y lo ven como un pobre hombre sin ideas, o que las tienes para destrozarlas después. No confían. Por el contrario, se burlan de él y hasta publican fotos de su humanidad desnuda, apareciendo en pelotas manipulando su órgano sexual.
¿Qué pasó, pues, don Baduel? Mucha gente lo veía como cabeza de punta del proceso de cambios bolivariano. Esperaba el momento en que ejecutara grandes acciones ejerciendo grandes cargos, luego de su retiro. El día normal de hoy, con movimientos consuetudinarios de oposición, sin él –suponemos que ajenos a ningún plan-, ha de ser un gran baño de agua fría para su desmesurado ego. ¿No era de suponerse que todos se le parasen firmes? Tal vez tenga una carta bajo la manga para retrotraer mis palabras. Tal vez, pero lo dudo, porque hay cosas que no tienen retorno.
¿Cómo -ahora pregunto a título personal y me permito tutearte- quedas en el crucigrama político opositor del país? ¿Al lado de quien? Tengo que preguntar, porque a un día de tu acción, veo que ellos andan de lo más deportivo por ahí, respirando sin ti, y como que el polvo del olvido amenaza tu recuerdo. Es triste. Supongo que seguirás consecuente con tu causa. No hay chance de retorno: acuérdate, hasta hiciste un llamado a las Fuerzas Armadas, y eso te coloca en una situación en la que tú sabes no puedes –ni quieres- ser rescatado. Pero es tu problema eso de querer andar sobredimensionando tu destino, como la tortuga que se niega a seguir arrastrando su caparazón y quiere tomar vuelo, cual águila.
En lo que a mi concierne, repuesto ya de la sorpresa (aunque no grande, porque sabía alguito), tengo que decirte que, como todo el mundo, continúo con mi vida ciudadana y cierro el capítulo hasta que realices otra travesura. La vitalidad del país te ha sepultado, aparentemente, con su ritmo de país en revolución. Te concedió un día de atención, de gloria, para la colección megalómana de tus grandes momentos. Ahora tu reto es ver como te integras en esa multiforme masa opositora sin que tu integridad ególatra salga lesionada. Te advierto, a más de uno, después de rendirle sus servicios, han pitado en público y bajado de la tribuna de oradores. ¿Lo soportará tu ego?
Por ahora debo pensar en otros temas que atraen mi atención, como el asunto con Colombia, la pertinaz actitud de violencia de los sectores oposicionistas, el plano internacional, Irán, Rusia, Venezuela, EEUU. Ahora mismo estoy leyendo que Rusia abandonó el Tratado en Fuerzas Convencionales de Europa. Como tus ves, la vida sigue.
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