Al momento de escribir las presentes líneas (11:00 am), Hosni Mubarak como que por fin cedió a la presión popular y marchó a una villa de su propiedad a la orilla del agua. Mucho habría aguantado la presión. Su vicepresidente, Suleiman (nombrado a raíz de la crisis), se quedaría en el poder, junto a un patente poder militar. La palabra elecciones tiene que sonar con fuerza.
Es de resaltar lo último que se corrió como bola en el país de las pirámides: el vicepresidente venía soltando la especie de que había amenaza de golpe militar. Esto es, de no cesar la protesta... Cartas..., técnicas de presión psicológica de última hora de los “anónimos” de siempre interesados. Pero los manifestantes permanecieron y permanecen inamovibles en la plaza, como las mismas pirámides. Con vías de comunicación on line o no, con Facebook o no, con INTERNET o no, inicialmente cortado por el régimen como una medida desesperada para frustrar las comunicaciones entre los manifestantes. El primer golpe de Estado de la INTERNET en la historia, si no me corrige un sabio sabiondo.
Mubarak, el hombre con tres décadas en el poder, se va. En el aire quedó la preparación que hacía de su hijo para que lo sucediera, como digna representación de las dinastías que en el mundo han sido. Se va y el país cambia, según es el ánimo de los manifestantes. No es que se va o el país cambia, es decir, no es aceptable que se vaya y un nombre cualquiera designado lo sustituya para que la situación esencial, estructura adentro, paradigmática, continúe igual. Son brotes de cambios, de cansancio que germina en conciencia, muy próximos a una revolución... Al menos se trata de la primera fase revolucionaria: el reclamo, el cansancio, el alma abusada, la gente en la calle levantando su voz; faltaría ahora esperar por el feedback del poder: que será de él, que dirá, si a conciencia reflexiona y se enfoca en sí mismo, es decir, en sus bases populares y nacionales (como debe ser), o es obligado a ello. Sería la fase dos, entrando ya en revolución. El logro vendría cuando al pueblo reclamante se le tome en cuenta: referendo, constituyente, modificación de leyes o constitucional, remoción de viejas estructuras internas, respeto a la libertad y a los derechos humanos, redistribución de la riqueza, reconfiguración del contexto internacional de Egipto, esto es, sus relaciones peligrosas o bien deseadas con el exterior. Como se llame: revolución socialista a lo europeo o revolución (no tan marxista) a lo árabe (Al-Ishtirakiya).
No es difícil imaginar de dónde vienen los tiros esos que anunció el vicepresidente, su amenaza de que las fuerzas armadas se hastiarían y golpearían al Estado, es decir, se formaría una junta militar y se empezaría también a disparar en la calle para poner el orden en casa, con la muy e histórica consecuencia de un gentío muerto. Hay que decir que es un sueño casi hecho realidad de quienes están tras bastidores. Ya está la amenaza, y se sabe que el propósito es preservar la vieja estructura con el engaño viejo del maquillaje. Viejo + viejo = nuevo. Punto. Okey, se va Mubarak, y queda Suleiman: asunto arreglado, cambiado, y todo mundo en la calle a casita. El Egipto aliado de los EEUU e Israel, el petróleo y gas bajo tierra, el casi imprescindible Canal de Suez con su paso transportante petrolero, ...todo igual, intocado, casi como lo dispusiera el creador desde el origen de los tiempos, casi como las pirámides, ad eternum...
La amenaza de las fuerzas armadas es un aviso de lo que vendrá. Si se va Mubarak y asume el poder “otra” igual carga paradigmática, o sea, otro nombre Mubarak con diferente cuerpo, y la gente persiste por ello mismo en seguir en la en la calle..., en breve estarían las fuerzas armadas en la calle, disparando, porque dirán, engañosamente, que las masas ya habrán cumplido con sus objetivos de defenestrar a un tirano. Nadie puede dudar de ello. Es la carta última de las potencias aliadas del Egipto, de la Europa angustiada por su petróleo, del equilibrio contraarábigo en el Medio Oriente, del velado sionismo que se impone en el mundo (Palestina ahora es el planeta). Ya avisaron. Ya avisó el hombre que surgió de la nada, Suleiman, ahora vicepresidente, el enviado.
La carta de la masacre, el rey de basto del terror, sería la propuesta latente e inminente para restablecer el orden. Es la costumbre del occidente colonialista. O es “sí” o “sí”, sin medias tintas, como otrora hiciera el altanero imperio inglés entre los mercados chinos con su guerra del Opio: o siguen estupidizados consumiendo, comprando y vendiendo la mercancía (para bienestar de los europeos) o siguen estupidizados consumiendo, comprando y vendiendo la mercancía (para bienestar de los europeos). La otra cara de la moneda fueron los bombardeos sobre barcos, muelles, puertos. En Egipto es: o el Egipto es nuestro aliado, con su Canal de Suez y petróleo y gas incluidos o el Egipto es nuestro aliado, con su Canal de Suez y petróleo y gas incluidos.
“A nadie se le oculta que si los manifestantes no se van, habiéndose dizque ido Mubarak, “anónimos” poderes promoverán el caos y la masacre para obligar a una intervención internacional, en aras del “orden” y la “democracia”, como es el clisé”
Porque tal es la costumbre de la sociedad colonialista occidental: vivir en confort sobre la base de la sangre derramada por los demás. Su pan está manchado de sangre, su salud, su lujo, su moneda, su banco, si silla, su tecnología, su bienestar, su ser, su inteligencia. Son países dizque desarrollados industrial y tecnológicamente sobre la base del exterminio de sus recursos naturales y ahora se proponen no dejar desarrollar a nadie más, para explotarlos, está claro. Hacer del mundo su granero. En casa se les acaba el petróleo, pero lo tienen allá; se les acaba el oro, pero lo tienen allá; el agua…, allá... Sin ir tan lejos para los ejemplos, el recurso hídrico suramericano es de ellos, via presencia militar; la Amazonia, también, por la misma via. Sociedad imbuida de un modelo esclavista, deshumanizante. Sin duda ha de pertenecerles tambien la luna y las estrellas.
A nadie se le oculta que si los manifestantes no se van, habiéndose dizque ido Mubarak, “anónimos” poderes promoverán el caos y la masacre para obligar a una intervención internacional, en aras del “orden” y la “democracia”, como es el clisé. Como carta última, medida de extremaunción progresista. Una revolución jamás se puede tolerar, ni siquiera su riesgo. Y ya se conoce la receta: la ONU y los cascos azules con su acción “institucional” mundial, brindando “paz”, abogando por la vida, postergando, esperando se sofoquen los ánimos levantiscos, untando el bálsamo de unas futuras elecciones para cerrar bocas, mientras en los intestinos del poder se atornilla el mismo nuevo poder que será, es decir, el que fue, o sea, el que es.
Egipto está entrampado en la garra de los poderes del mundo. De nada habrá de servirles su poder piramidal, ahora de pirámides invertidas; de nada, su invocación de historia. En Irak se desarrolló la civilización más antigua conocida por el hombre y su Sumeria fue arrasada. Las pirámides podrían servir para llevárselas por bloque digamos a Inglaterra, como una vez soñaron los ingleses. El sistema hematófago imperial jamás se detiene. Como en la película The Matrix (Dir. Hnos. Wachowski), cada cuerpo humano genera una cuota de energía para la maquinaria, en este caso, para la salud de occidente (¿quien come petróleo, para quien es el Canal de Suez?).
De algo tan simple y aparentemente inocuo como que una golpiza a un joven generó un levantamiento nacional, luego difundido por las redes sociales vía INTERNET, se ha devenido a una situación de cambio de hombre de gobierno, de cambio de gobierno, de cambio de sociedad, de cambio de Egipto, de cambio de país, quizas de continenete. Y no es de extrañar: en su tiempo, el invento de las escrituras masificaron el conocimiento, abrieron muchos ojos hacia la conciencia de la iniquidad entre los hombres y tiene que haber impactado con cientos de golpes de Estado. Que las nuevas escrituras (la INTERNET y la informática) sigan haciendo lo mismo, no es de extrañar. Nuevos ojos dan conocimiento, conciencia, y hasta pueden hacer notar que un hombre amenaza con enclavar una dinastía en el poder, con una fortuna calculada en 70 mil millones de dólares y 30 años como cuasi rey, mientras la miseria arraiga debajo de los pies descalzos. Nuevos ojos pueden llegar a identificar y masificar un sentimiento indignante de pobreza, lógicamente sobre una real pobreza. Nuevas visiones generan justicia.
La técnica realiza su trabajo y el humano las goza o padece. He allí la cuestión. Egipto se encuentra entrampado digamos entre semejante consecuencia. ¿Cómo resolver? ¿Quién vendrá? ¿Qué vendrá? ¿Se quedará el más de lo mismo o peor, Suleiman? ¿Qué de la vida del muchachón que generó el zaperoco levantisco con su convocatoria mediante el Facebook? ¿O será el también más de lo mismo premio Nobel de la Paz, jefe opositor Mohamed el Baradei? Si, porque, a propósito, hay que saberlo: los premios Nobel lo conceden los valores del stablishment a la mentalidad de la misma catadura, a sus agentes promotores y hasta salvadores. Son actos de compra y condecoración de las potencias colonialistas, de la cultura etnocéntrica, del imperialismo, de la sociedad esclavista, del perfil capitalista, de su conservante instinto.
Al terminar estas líneas, ya oígo que Mubarak se fue y deja el poder a… los militares.
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