domingo, 12 de enero de 2025

SR. PRESIDENTE, NO MÁS INÚTILES MESAS DE DIÁLOGOS, COMO YA PROPONEN

Hay preocupación en el ambiente, en Europa, en EE. UU., en la oposición política venezolana y en el resto de su mesnada en América Latina. Se invistió Nicolás Maduro el 10 de enero de 2025 para un nuevo período presidencial de seis años, hasta 2031.
La angustia procede del hecho de creer de manera monumental que daría éxito contra Venezuela la fórmula de aplicarle sanciones económicas en cayapa entre los EE. UU. y Europa, además de entablarle una fraudulencia electoral por la vía de una oposición traidora y ejercer una enorme y sincronizada presión internacional de desconocimiento político.
«¡Señor, señor ─es el lamento generalizado─, si este hombre no salió del poder ahora con tantos misiles lanzados, ¿entonces cuándo?!»
De tal modo que los poderosos del mundo ven desencantados cómo se les escapa de las manos el botín de oro y petróleo más grande del planeta, y los estúpidos locales, tontos útiles del extranjero, ven arruinados sus bolsillos sin poder ocultar su odio detrás de la trillada pancarta que reza "libertad".
El mismo día de la investidura de Maduro, un miserable como Emmanuel Macron (presidente de Francia, país con uno de los peores espíritus colonialistas de la historia) conversó con Luiz Inácio Lula da Silva para plantearle al flamante Maduro retomar el diálogo con la oposición, probablemente a través de una de las tantas mesas de diálogo político inventadas por las fuerzas manipuladoras contra Venezuela. En el texto hay la narrativa ofensiva que pinta a esas mesas como una escuela para domeñar gorilas: "Francia y Brasil están dispuestos a facilitar una reanudación de los intercambios, que permita un retorno de la democracia [subrayado propio]".[1]
Semejante esfuerzo de envolver nuevamente a Venezuela en una maraña de conversaciones con una oposición que jamás abandonará el golpismo, corrobora la preocupación dicha de las potencias colonialistas ante el sentimiento de pérdida que los embarga; y que se lo haya planteado a un político envidioso como Lula, en la actualidad enemigo de la patria de Simón Bolívar por su potencialidad de grandeza, evidencia que las tales mesas de diálogo son mecanismos perversos para controlar, dosificar, entrometerse y sitiar, con pobres resultados positivistas.
Desde que Maduro es presidente, 2013, los siguientes esfuerzos de "diálogo" oposición-gobierno se han dado, unos nacionales y otros con actores extranjeros:  
  1. Conferencia Nacional por la Paz (2014), con la participación de la Santa Sede y los cancilleres de Colombia, Ecuador y Brasil
  2. Mediación internacional del referéndum presidencial de Venezuela (2016), con participación de personeros de España, Panamá, Vaticano, Colombia, República Dominicana y tutorado opositor de EE. UU. por intermedio de Thomas Shannon.
  3. Diálogo en República Dominicana (2017): España, México, Chile, Bolivia, Paraguay.
  4. Diálogo de la crisis presidencial 2019: México, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, con la creación de un "grupo de contacto por Venezuela" que incluyó a una gentica de la Unión Europea (Francia, Alemania, Italia, Holanda, Portugal, Reino Unido, Suecia y España, y los anteriores latinoamericanos mencionados).
  5. Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela (GIC, 2019): México y Uruguay.
  6. Noruega y Barbados (2019)
  7. La Mesita (2019): diálogo entre partidos minoritarios y gobierno.
  8. Diálogo en México (2021-2023): Países Bajos, Rusia, vocería de los EE. UU. a través de la Plataforma Unitaria
  9. Acuerdo de Barbados (2023): Noruega, Barbados, Rusia, Países Bajos, Colombia, México, EE. UU.
  10. Acuerdo de Caracas (2024)[2]
Cuando Macron sugiere con Lula que se retomen las conversaciones nuevamente entre el gobierno y la oposición, delata, como se dijo, su angustia ante la pérdida y descontrol, y expresa su velada intencionalidad de sentar, doblar las piernas de un país que es necesario tutorar. Por extensión, su voz es la de todos los complotados contra el país suramericano.
Visto los resultados de dichas reuniones, esto es, el comportamiento irremediable opositor, destáquese que la derecha política venezolana no ha mutado su genética derrocativa y que dichos espacios de discusión lo que han servido es para estigmatizar a Venezuela como un país imberbe, incivilizado, requerido de tutorías, muy lejano a ese porte y gloria revolucionarias de tiempos históricamente revolucionarios, dando pie a injerencias.
Con la asunción de Maduro para un tercer periodo tiene que, necesariamente, haber un cambio. Es un presidente trajinado por el fuego del complot y la injerencia, y no es aceptable seguir dando pie a tales manipulaciones de sectores innominados del poder mundial.  Ha de enfocarse el gobierno en atender las comunas como la fuerza central del país político y económico, atreverse con la recuperación del Esequibo y pulir alianzas de elemental defensa patria, armando militarmente la tierra de Bolívar de cara a su defensa y poder disuasorio. El porvenir no es una rosa para un país tan rico y asediado. Es deber patrio la preservación, defensa y hasta expansión de sus valores políticos.
 
REFERENCIAS DOCUMENTALES


 
[2] "Diálogos durante la crisis en Venezuela - Wikipedia, la enciclopedia libre." https://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%A1logos_durante_la_crisis_en_Venezuela.
 


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