Se desató Trump. La Doctrina Monroe, inventada en 1823 para repeler a la competencia europea por las riquezas naturales en América, acaba de ser repotenciada. Actualizada, para decirlo en jerga informática. Ahora «Doctrina Donald Monroe».
Seis años después de su implementación, fue Simón Bolívar el primero en denunciarla con su profética frase de que los Estados Unidos serían un lastre colonialista para América. Dicha advertencia fue preclara: ese quinto presidente gringo, James Monroe, lanzó su proclama de "América para los americanos" no para proteger a nadie de ningún odioso conquistador europeo, sino para reservarse el ámbito americano para sí, como un protectorado, dizque «patio trasero».
En ese espíritu, después de iniciar la masacre contra los nativos americanos (que duró 250 años) y consolidar su independencia del Reino Unido en 1783, los estadounidenses participaron militarmente en 32 conflictos contra países americanos para, presuntamente, defender sus intereses. Dato curioso: su cifra mundial es 337 en un cuarto de siglo.
El primer país latinoamericano agredido fue Argentina, en 1831. Luego siguió el despojo del 60% del territorio mexicano en 1846. Cincuenta y dos años después, producto de su guerra contra España, se anexan Cuba y Puerto Rico. En 1973 golpean al Chile de Salvador Allende. Granada cayó en 1983 y Panamá en 1989. Estos son casos emblemáticos.
En resumen, Nicaragua (5 veces), Argentina (4), México (3), Uruguay (3) y Panamá (3) son las naciones más agredidas en 173 años; y, en promedio, los Estados Unidos atacan a un país americano cada 6 años. Su última víctima fue Haití en 2004. De manera que, puede decirse, tienen su promedio vencido desde hace rato. Hoy, 2025, propenden a defender como suyo el petróleo de Venezuela y atacarla militarmente por primera vez.
Donald Trump, en menos de un año de ejercicio presidencial, parece revivir contemporáneamente la Doctrina Monroe. Aunque no ha atacado militarmente aún, ha injerido en varios países americanos y, por lo visto, afina puntería para intervenir de modo bélico. Estos son los países blancos de su neocolonialismo: Venezuela (petróleo), Guyana y Trinidad y Tobago (presión de alineación), República Dominicana (uso del territorio), Cuba (sanciones), Canadá y México (invasión), Brasil (Jair Bolsonaro), Panamá (su canal homónimo), Colombia (narcotráfico) y Argentina y Honduras (elecciones).