domingo, 23 de septiembre de 2007

Leopoldo López propone la clandestinidad

Supongo que es cierto: todo político aspira el poder. Cada uno, en su visión de mundo, acaricia la megalómana idea de implementar prácticas, propuestas o reformas que lleve el sello distintivo de su personalidad. Pero para ello, lógicamente, deben hacerse con un lugar donde desplegar ese poder.

La aspiración se complica cuando, como en la oposición venezolana, no se consigue dónde, es decir, el pueblo no la faculta con su visto bueno para que mande o haga tal o cual cosa. Tienen en su poder una o dos gobernaciones, no tienen peso en la Asamblea Nacional, tienen la preferencia del pueblo aproximadamente en un 16% (sumando los 6.3 de un Nuevo Tiempo, los 6.1 de Primero Justicia, el 1.7 de Proyecto Venezuela, el 1.4 de AD, el 1.2 de COPEI, 0.7 de Podemos, 0.2 del MAS. Ver encuesta VENOPSA en J.A. Almenar "Exclusivas de Última Pagina" en Quinto Día. - (2.007) sep 21 al 28) y cuentan con dirigentes como Ramos Allup y Rosales que someten a sus partidos a una quiebra política y restan imagen e inteligencia, respectivamente.
Las causas de su frustración e impotencia se la atribuyen a Hugo Chávez, acostumbrados a balancear sus análisis de modo sospechoso o sesgado: ni por un minuto se les ocurre rectificar, pensar en los errores cometidos, ofrecer un mea culpa al país, echarse un bañito de humildad de vez en cuando, que hasta creo les puede reportar una buena imagen ante los venezolanos, sobretodo aquellos que adversan al gobierno de modo sincero y hasta honesto, ansiosos de encontrar una oposición que dé la talla a la hora de ofrecer una alternativa al país.
Pero ante el cielo nublado que es para ellos un país que apoya mayoritariamente a Hugo Chávez, ellos pierden la calma, la paciencia, la bridas, se desbocan y cometen barbaridades. Ya dieron su golpe de Estado. Ya intentaron sabotear todo lo imaginablemente saboteable, y aún continúan en la idea.
Llegaron incluso a proponer, con el sueño de debilitar económicamente al gobierno, la idea escindir el estado Zulia de Venezuela, con toda la facilidad y posibilidad que le da el gobernador golpista de esa entidad. Los animaba el aplauso del Departamento de Estado gringo.
En ese mismo contexto de desesperación e impotencia, hoy, sin ninguna cortapisa, Leopoldo López, alcalde del Municipio Chacao y caza brujas golpista, esboza la posibilidad de irse a la clandestinidad para combatir a "este comunismo que nos está matando". Así se lo manifiesta al diario La Nación de Argentina:


Incluso hasta la clandestinidad es una de las opciones sobre las que tenemos que ir preparándonos... El que no se lo plantea, no interpreta adecuadamente lo que está pasando en Venezuela. Quizá lleguemos al punto de que la disidencia política sea criminalizada de tal manera que tendremos que plantearnos cómo organizarnos en la clandestinidad, por supuesto que sí" (Tomado de Ernesto Villegas Poljak "Contra Corriente" en periódico citado)

Habría que preguntarse que si para él la disidencia ideal es andar apoyando golpes de estado, desestabilizar con guarimbas, asolar embajadas y detener ministros sin que la penalización de las leyes. En ningún país. ¿Cuánta más libertad que la conferida por la impunidad de los hechos de abril de 2.002?
La propuesta encaja en la secuencia definitoria de su perfil, y es hasta lógica.


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