Un periódico nutrido de la insidia oposicionista necesariamente debía unir su destino a sus soportes económicos, acostumbrados, como sabemos, a inflar cifras de primacía, a contratar mañosas encuestadoras y a dar como un hecho que la inmensa mayoría de los venezolanos son una cuerda de estúpidos para comerse los cuentos de caminos que ellos inventan. Con creerse el cuento de que la oposición es mayoría en Venezuela se puede puede entresacar la verdadera naturaleza del diario Tal Cual: un pasquín construido sobre una ficción política, donde ellos son demócratas y luchadores sociales y lo demás es dictadura, donde Chávez "ya cayó" y donde se habla con desprecio sobre esa enorme mayoría de venezolanos que los rechaza (ya no los compran) y empuja el carro de los cambios en Venezuela.
Algo similar le ocurrió a El Nacional. De ser un periódico de obesa edición, tuvieron que rebanarse unos cuantos centímetros de fofa grasa. Del otrora periódico de la cuarta república, majestuosamente tirado en cuatro cuerpos en virtud de la obtención de dólares a cambio preferencial para comprar sus insumos, queda una cartilla donde sin embargo están a sus anchas en su trabajo de selección y edición de contenido contra-gubernamental. Entró en franca crisis, sus ventas cayeron, pero supieron arteramente ocultar sus ronchas porque, como en Tal Cual, los voceros de las mayoría política democrática del país no podían presentarse ante la opinión pública como las vacas flacas de los bíblicos sueños del faraón. Se tiene que ser cónsono hasta final de la mentira: una oposición mayoritaria y una prensa afín saludable, múltiple, fusionados en un único destino.
¿Quién carrizo se cree esas mentiras? El Nacional empezó a tirar piedras al gobierno desde el mismo momento en que Chávez le cerró la manguanga de los regalados dólares de subsidio. Algo parecido a los canales de TV, a quienes desde un principio no los tomaron en cuenta para que les nombrasen sus candidatos como presidentes o ministros de carteras en materia comunicacional, como estaban de "encebaditos" desde la noche misma de los tiempos. Entonces se calentaron y dijeron que esta vaina es dictadura, como lo siguen sosteniendo hasta el sol de hoy y sostendrán hasta el final de sus días. Un gobierno democrático es aquel que se conduele con el bolsillo de los plutócratas y se los sigue engordando con el polvo de los huesos del miserable.
Los distribuidores de Tal Cual tuvieron que sentir en carne propia el látigo explotador de don Teodoro Petkoff para comprender la calidad de gente escondida en las filas opositoras: unas viscosas esencias de las épocas oscuras proponiéndoles que no hay dinero en pago de la distribución, pero que sí había, en cambio, trueque -y aquí seguro tergiversaría el trueque bolivariano al decirles que estaba de moda-: vender el periódico y quedarse con la ganancia.
¿Cuál ganancia, don Teodoro? Todo el mundo el sabe que un periódico en su aspecto comercial es una vía para canalizar publicidad y servicios, que es lo que da la verdadera ganancia, y que el periódico en sí, en su conjunto de tinta y papel, es una baratija, más incluso cuando se venden mil ejemplares. Por supuesto que el aspecto del contenido es otro considerando, pero aquí también todos sabemos que a usted lo que le interesa es mantener un papel incendiario en las calles a cómo de lugar.
Dice José Vicente Rangel que el editor busca dinero de donde sea para reflotar la desgracia y que ni siquiera su ensalzado Filósofo del Zulia lo quiere ("Marciano en Domingo" en Diario Vea. - (2.007) sep 30; últ. pag)
Todos estos formatos -los dos reseñados y los que usted agregue- pasaron en su totalidad de tener un gobierno paria que los financiaba a disponer ahora de las ubres de unos señores gordos con pasaportes gringos que desean retroceder el reloj de Venezuela hacia el pantano de sombrías épocas, cosa que está lejos de darse en la realidad, pero que ellos confunden con la virtualidad que crean con sus mentiras rodando en la calle. Chávez se cae, las encuestas dicen, los hechos de Vargas son una protesta divina, Venezuela ocupa el último lugar, el eje del mal, los comunistas sancochan niños, no ha hecho ninguna obra, Venezuela está endeudada, la inflación asesina, es miembro de la junta militar birmana, es zambo y los zambos tal cosa, CAP está saludable, la social-democracia es la vía, Venezuela antes era libre, el petróleo está muy caro, EEUU es "güeno", Uribe es un genio, ... ¡Por favor!
Acopio fuerzas, respiro profundamente y pronuncio la palabra última que pronunciara el coronel de García Márquez en su libro El coronel no tiene quien le escriba; acto seguido miro hacia los costados en busca de un ejemplar de esos, cualquiera.
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