miércoles, 30 de abril de 2008

¿Hasta cuándo, América?

Imagen tomada de Viento del Sur

Es difícil salir del asombro, es decir, es difícil creer que, a título de formatos retóricos políticos, te consideren tan redondamente estúpido como para explicártelo en tu frente. Caramba, que te metan la estocada y de paso te digan en tu cara que fue por tu bien y que tu segura muerte te beneficiará... ¡Oh, oh! Suficiente se tendría con dejar morir tranquila a la víctima, quizá en paz, sin necesidad de enlodar su dignidad e inteligencia con tanto escarceo insultante.

Diga el gobierno de los EEUU de una vez por todas que el propósito es un "Plan México", como el ya conocido Plan Colombia, cuyo objetivo es el desarrollo de un plan militarista en México que posibilite la penetración y el control de un territorio clave en la agenda expansionista de los EEUU, cada vez más combatida por los crecientes movimientos de concienciación y protestas en América Latina; nada de eso de que se trata de una iniciativa de "seguridad regional" para "enfrentar el narcotráfico y la violencia en la región fronteriza que comparten ambas naciones". ¹ No digas, por favor, mister Bush, que en nada se parece al plan colombiano dizque porque no se contempla el envío de tropas al país, sino de sofisticados equipos de rastreo y espionaje, radares, aeronaves para el transporte de personal militar y equipos de entrenamiento, bajo el telón de fondo de una "ayuda" de mil millones de dólares en los primeros años. Mete tus tropas y ya.

Por su parte, diga el cuestionado presidente de México, Felipe Calderón, que de una vez aceptará a los soldados estadounidenses en su suelo nacional, en vez de hablar sandeces ofensivas a la inteligencia humana como que no es posible resolver el problema de la narcoviolencia a solas, solitos los mexicanos, a lo mero macho, pues, sin cojones ellos. Acéptese que la cooperación es necesaria para un tema tan complicado como el narcotráfico, pero, ¡caramba!, no se utilice el argumento en su maleabilidad retórica para traer las tropas a casa. Suena ridículo y ofuscante decir que no se aceptarán tropas extranjeras en el territorio, pero que no es posible hacer las cosas de otro modo. ¿Hasta cuando, América?

Luego viene George W. Bush y remata con que "la frontera debe unirnos y no separarnos" ², despiadadamente cínico, mientras la "Operación Guardián" desde su país construye aceleradamente un muro en la frontera para impedir el flujo de mexicanos hacia su país, como si se tratará de una mala raza de perros portadora de pestes infernales. Bueno es el petróleo mexicano, pero no esa pila de greñudos sudados que viene al país a minar nuestra prosperidad. Es la increíble realidad.

"¡[...] Calderón, por favor, deja que los mexicanos, por lo menos, se mueran tranquilos! Vende tu petróleo y ya"

Y Calderón, el inusitado presidente de los votos dudosos, también remata con lo suyo tiempo después, como para no ser el penúltimo en terciar en tan disparatada comedia del discurso político, agregándole hechos al guiso, aunque con un toque más de desvergüenza e indignidad para con su pueblo, haciéndose de la vista gorda de los miles de muertos mexicanos que acumula la construcción del muro fronterizo: ³ da las gracias, se acuclilla y da las gracias por la buena ayuda americana, por sus monedas y tecnología, por querer hacer de México un país de primer mundo, como fue el cuento que le pintaron hace 14 años cuando firmó el Tratado de Libre Comercio con Canadá y EEUU (TLCN). Siente la obligación de ofrecer su petróleo como agradecimiento.

De forma que al galimatías del lenguaje político, ese que te mata y luego quiere explicarte por qué eres estúpido, viene y se le agrega un mayor sacrilegio personal, algo así como si al lugar donde descansan tus huesos le metieran después la piqueta de un tractor para remover el terreno y acabar con cualquier vestigio de amor por tu patria en el más allá. Calderón, sin tantos pelos en la lengua, dueño del discurso de la derecha más capitalista del mundo, encabeza la propuesta de privatizar el poco petróleo que le queda a los mexicanos. Con el mayor desprecio universitario por su pueblo −se dirá−, intenta persuadirlo de que la privatización no privatiza y que regalarle el petróleo a las trasnacionales gringas no implica que los mexicanos se queden sin él. ¡Coño, Calderón, por favor, deja que los mexicanos, por lo menos, se mueran tranquilos! Vende tu petróleo y ya.

Es magnífico finalizar, por lo menos antes de ir a dar con nuestros huesos a tierra, con la convicción de que detrás del parapeto vergonzoso de tan cansado discurso del aparato dominante, derecho-capitalista, regala-patrias por antonomasia; lo que hay es un mundo de fantasía y mentiras, hoy apenas sostenido para engañar a los pueblos, según estos parecen cansados y se remueven en olas sociales en el continente. (De allí que cuestionemos el formato). Si no, véase el Plan Colombia: casi 5 mil millones de dólares y 500 soldados estadounidense desplegados en el territorio, además de los mercenarios, concebidos para combatir la llamada narcoviolencia, terrorismo o como el interés potencial lo proponga. Hoy −ocho años después− sabemos que el problema se ha acentuado y que el gran ganador es la potencia invasora al obtener una especie de patente de corso de sus intereses en tierras extranjeras.

Despiertan los pueblos de América Latina, pero no tan rápido como se quisiera. ¿Hasta cuando, América?

Notas:
¹ Libia Guerrero Castellón: "Plan México: hipócrita plan de seguridad" en A Plena Voz. - (2007) nº 34; p. 43-4.
² Felipe Calderón y George W. Bush se reunieron en marzo de 2007 en Mérida, Yucatán, para hablar del susodicho acuerdo antidrogas.
³ Ahora la ruta del inmigrante es el desierto de Arizona: 3000 muertos.

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