¿Quién está libre de hablar de política? Es la ciudad, o el hombre en la ciudad, en su hábitat sociocultural, de acuerdo con el viejo Aristóteles. Somos animales políticos, sin escapatoria, bichos de ciudad, genes en convivencia o en guerra. Nada político nos es ajeno. Al hablar nos reconocemos, en versión y visión de mundo.
jueves, 26 de julio de 2007
Los mosqueteros eclesiasticos de la vieja Orden Constitucional
Los mosqueteros de la Orden del Viejo Testamento y Sistema de Cosas Mundanas, Baltasar Porras (el que "cuidó" a Chávez cuando el golpe de estado 2.002), "Robert" Lucker (el copeyano sin pecado) y el inefable Urosa Sabino (quien carga sus palabras con "inocentes" dobles sentidos de oposición política), deberían dar un parado en su ciega y visceral carrera de partidismo político contra el presidente Chávez, invicto en eso de derrotar contrarios. Deberían sopesar un poco más responsablemente la suerte y el papel de la Iglesia Católica en una hora y en un país donde los cambios se piden a rabiar por las masas expoliadas durante décadas. Deberían pensar en la difunta PDVSA colonial, la casi extinta CTV y en los precámbricos partidos políticos, todos orgánicos opositores al "régimen". Conducen a la institución eclesiástica hacia un derrumbe de la sintonía con los feligreses, con todo y el vigor de sobrevivencia política que ha obstentado a largo de los siglos. Estoy seguro de que si dejan a un lado su ecuménica terquedad y se deciden a lo que deben, a trabajar por los desvalidos, a caminar cerros, a conjurar la tanta pobreza que ellos mismos pregonan existe, los venezolanos se lo agradecerían enormemente.
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