miércoles, 26 de febrero de 2025

ALGO MÁS SOBRE LA ULTRADERECHA VENEZOLANA: SU NECROPSIA

Aunque ya se había dicho de mil maneras, tomando en consideración su nula capacidad de convocatoria como maquinaria política, la muerte de la ultraderecha política en Venezuela hoy se hace oficial con las declaraciones del gobierno de Donald Trump, quien, tajantemente, señaló que no aspira a cambios en el poder político de Venezuela.
Es sabido que esa ultraderecha de María Corina Machado y Edmundo González trabajaba en un plan conspirativo concreto desde 2024, pasando por las elecciones, siguiendo con acciones violentas desestabilizadoras, para finalizar en enero de 2025 con el derrocamiento de Nicolás Maduro en ocasión de su investidura presidencial.
Para sus propósitos defenestradores, en lo que concierne al sabotaje electoral, hizo la tarea. Es decir, logró empañar internacionalmente el resultado de las elecciones hackeando el proceso del Consejo Nacional Electoral (CNE), instrumentándole un ente de escrutinio paralelo (Súmate), burdamente falsificatorio. Así precipitó la figura de Edmundo como presidente electo, exiliada, pero en reserva para una sincronización de eventos que tendrían que haberse desarrollado a principios de enero.
En cuanto a desestabilización con hechos violentos, derribó esta ultraderecha unas cuantas torres eléctricas y detonó algunas explosiones en las instalaciones petroleras.Pero falló en lo que no puede fallar una organización política para acceder al poder de manera más o menos democrática: poder de convocatoria. María Corina Machado y Edmundo González jamás tuvieron gente más allá de la farsa mediática que pone y quita imágenes, y contrata mulas propagandísticas y palangristas.
El corazón del asunto es que todo este esfuerzo conspirativo, con el parto de Edmundo como presunto presidente, los actos de terror y millonarias concentraciones de militantes, lo apuntaló la ultraderecha para recoger su fruto con el apoyo final y fundamental de Donald Trump como presidente de los EE. UU.
El 9 y 10 de enero, con Nicolás Maduro juramentándose, como señal en el cielo para iniciar el reloj de los acontecimientos, explotaría la ultraderecha un helicóptero en pleno vuelo, volaría con C4 un fuerte militar y, como efecto recapitulativo de lo anterior, inundaría las calles con manifestantes deseosos de un cambio político. Como corolario, teatralizando un secuestro que delineara al "régimen" como un monstruo violador de derechos fundamentales, María Corina Machado se ofreció para que la capturaran unos funcionarios policiales. El plan final fue mantener a una Venezuela en vilo, sumida en una especie de barbarie política para cuando asumiera Trump.
Pero, como es regla en los crímenes "perfectos", no contó la ultraderecha con los avezados cuerpos de seguridad del Estado que, paso a paso, le desarticuló el plan. La gruesa táctica de los influencers de decir a los cuatro costados que habría señales en el cielo fue un elemento que recogió la inteligencia para empezar a desenmarañarlos. Nada explotó (había también planes de volar un vagón del metro de Caracas) y no hubo señal para nada; la gente no acudió a ningún llamado para marchar más allá de unas dos mil personas; y el procurado secuestro de una victimizada lideresa jamás paso de ser nomás que una parodia de un rostro dopado contando un cuento de carteritas azules.
Mientras tanto, Edmundo González desde el exterior ardía en deseos de llegar a una mega concentración política que lo recibiría como héroe, pero, como se dijo, jamás hubo la señal de explosión ni en el cielo ni en ninguna otra parte.
Así el cuento, llegó el esperado momento de la juramentación de Trump, pero Venezuela estaba tranquila. Posteriormente, casi a la velocidad de la luz, Trump sentó a su enviado especial Richard Grenell con Nicolás Maduro para hablar de petróleo, negocios, detenidos gringos e inmigrantes, desmoronando las ansias golpistas de los complotados, asombrándolos con el gesto.
Lo que tanto había esperado la ultraderecha llegó, en efecto, pero llegó judicializándola por ladrona, desarticulándole su fuente de ingresos (USAID), sin decir por ninguna parte que derrocaría a Maduro ni que andaba involucrado en ninguna revolución de ninguna sociedad civil por la libertad de nadie. Llegó Trump, sí, pero no preparado para ninguna fiesta de fuegos artificiales; y en el caso de que preparado estuviere, no había a la vista ninguna Venezuela en llamas.
Por el contrario, un poco más adelante, el 22 de febrero, a un mes de su posesión presidencial, su gobierno declara oficialmente la defunción de este grupúsculo político venezolano a través del enviado especial para Venezuela: su gobierno no está interesado en cambiar a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y, como guinda del pastel, el funcionario se permite agregar de manera entusiasta que el 31 de enero, cuando vino a Venezuela, es el día más importante en su carrera como diplomático.
 
 
 
 

viernes, 21 de febrero de 2025

VOLODIMIR ZELENSKI Y MARÍA CORINA MACHADO, GEMELA DERROTA

Es duro. La ilusión ─que no el análisis─ llevó a Volodímir Zelenski y a María Corina Machado a estar seguros de que sus objetivos se alcanzarían una vez que un político tan decidido como Donald Trump gobernara los EE. UU. Pero no ocurrió; por el contrario, Trump no los apoyó, y se desandó el camino transitado por la imaginación.
Porque fue una utopía lo que entre ambos floreció, aunque lejos el uno de la otra. Ganarle una guerra a la potencia nuclear más poderosa de la tierra siéndose un ejército prácticamente convencional es una desfachatez neuronal equivalente a ganarle unas elecciones democráticas al partido político de mayor arraigo popular en la historia de Venezuela siéndose prácticamente un grupúsculo fascista con arraigo en el extranjero, como todo fascismo.
Trump quiere su plata. Aduce que su país entregó 500 mil millones de dólares a Zelenski para financiar una guerra inútil e imposible, del mismo modo que denuncia que la Agencia de los EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) es un nido de corrupción que estafó a los estadounidenses con un monto de millones de dólares entregados a la ultraderecha venezolana por concepto de ayuda humanitaria que nunca se concretó al no ser derrocado, tampoco, Nicolás Maduro. Ucrania está virtualmente derrotada, con pérdida significativa de territorios, y Venezuela, fortalecida por su lucha feroz contra las sanciones, se encamina hacia un nuevo período presidencial que termina en 2031.
Suele la imaginación elevar al soñador a gran altura sobre el firmamento, desde cuya "grandeza" aspira a contemplar la vastedad de sus logros y poder; pero suele la realidad propinar duros golpes contra el suelo. Trump ha propuesto a Zalenski que pague la deuda con las ricas tierras raras, gas y petróleo que posee Ucrania; y ha encomendado el desmantelamiento de la USAID y la investigación de los fondos entregados a los pilluelos de la derecha política de Venezuela, entre ellos mil 700 millones de dólares asignados a Juan Guaidó, así como otros montos para María Corina Machado y su ONG Súmate, Julio Borges, Leopoldo López, Antonio Ledezma, Miguel Pizarro, David Smolansky, periodistas como Carla Angola, entre otros muchísimos vándalos saqueadores de imperios.
Pero lo que más duele es el trato, tanto más cuando proviene de quien tendría que haber emanado el apoyo final. Zelenski le alzó el tono a Trump, negándose a empeñar a futuro a Ucrania; y de inmediato el vicepresidente de los EE. UU., J.D. Vance, lo amenazó con que lamentará el haber hablado mal de Trump. La dureza de tales palabras y tratos han de doler como palo a perro, asestado de modo inmisericorde, como si el enemigo fuese Ucrania y no Rusia. El colmo de la indignación se concretó en esas reuniones de paz entre Trump y Vladimir Putin iniciadas en Arabia Saudita, sin la presencia de la involucrada Ucrania y con el agravante de una evidente empatía entre ambos mandatarios.
De igual modo, fue fortísimo el golpe recibido por la ultraderecha venezolana cuando presenció la reunión entre Richard Grenell (enviado de Trump) y Maduro, ambos conversando sobre petróleo, gringos presos e inmigrantes, como si ellos, lo opositores, no existiesen y no hubiesen ganado las elecciones, como tanto se esfuerzan para que así lo crea el mundo. Es otro trato para perros. Impío es el golpe cuando, de hecho, es él, Donald Trump, el baluarte final para sostener la lucha fascista en Venezuela. Sin los EE. UU. hay Maduro para rato y oposición bajo tierra. De paso, les corta a ellos, a sus soldados, el financiamiento, empieza a perseguirlos con el FBI y, como corolario, le bombea millones de dólares al "tirano".
La crueldad mayor está en haber ilusionado al "presidente electo" más allá de los márgenes de lo posible, a ese pobre viejito ahora sin patria, encallado en algún lugar del mundo con su esposa e hijas, esperando retornar al ultraderechista juego del envite y la tramposería, como se dice en Venezuela.
 


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jueves, 20 de febrero de 2025

DEL ESQUEMA DA VINCI-IMPRENTA A LA ÉPOCA TRUMP-INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Camínese por la selva de las redes sociales, que no son más que ventanas de la polis en su cabal sentido griego. Se recordará, pues, al viejo filósofo: el hombre es un animal político. Casi todo es político, sino económico, en cuyo caso, entonces, se pensará en otro viejito, aunque no tan vetusto: Carlos Marx.
El primero con la máxima de que el hombre es expresión de su ciudad y sociedad, trasuntando política en cada gesto; y el segundo, con la otra máxima de que la organización social humana es reflejo de una maquinaria de gastos, trasuntando economía en cada gota del sudor evolutivo. Las dos banderas, pues.
Pero andando entre la espesura informática, se notará, como se expresó en otro escrito, que hay un cambio en el contexto humano, como si se ingresara a otra época. Es claro que desde hace rato el hombre transita de la era industrial a la digital, precipitándose hacia una consolidación o cambio en algún sentido inescrutado.
El impacto chino con su Inteligencia Artificial (IA) Deepseek, gratis, mutó en alta medida el comportamiento del hombre, internauta en gran medida, siempre espécimen político, provisto ahora ya no sólo con una ventana hacia el mundo con sus redes sociales, sino con una especie de abismo hacia el conocimiento. Como si se hablara de un Leonardo da Vinci por doquier (guardando las reales distancias), considerado el último humano universal, aquel que en su tiempo abarcó la totalidad del humanismo existente.
La llegada de la imprenta desbocó la difusión del conocimiento, haciéndolo prácticamente inasible para una única vida humana. Luego, aquel que ambicionase abarcar lo sistematizado en una disciplina cualquiera del conocimiento humano, podría terminar frustrado. De allí que la mente y civilización humanas no tuvieron otra salida que dividir el campus del saber en parcelas, especializándose. El escozor e impotencia ante lo múltiple y extenso es un humano padecimiento propio de la Modernidad, del mismo modo que lo fue la ignorancia en épocas primigenias. El humanismo se resiente de no saberse suficiente para abarcar y explicar su propio destino.
No obstante, la misma era informática ha puesto reparo a dicho sufrimiento humanista. Se inventó la IA, desbordando los límites de la adquisición cognitiva, y ha fungido como apagafuegos de esa ansiedad cósmica generada por la imprenta y sus libros, y por la maquinaria de la revolución industrial. IA y robotización, como respectivos corolarios, van de la mano.
 La tal IA china generó con su llegada una catástrofe financiera en los mercados estadounidenses del rubro de la misma especie. Gratuita y barata, quebró la "industria". Cien veces más económica en la construcción de su infraestructura y entrenamiento, no tiene rival en la actualidad, obligando a la competencia a la gratuidad; y los EE. UU., el mismo país que la creó, ha cifrado en su proscripción y sanción la esperanza de contención.
Al artilugio tecnológico lo acompaña el juego de actitudes políticas y económicas. No se vaya tan lejos y véase en el advenimiento de Donald Trump una concreción del mencionado cambio de época. La política (en su sentido localista griego) no es la misma desde el mismo momento en que la tecnología amplia el conocimiento y la casa humanos. El político estadounidense, en apariencia díscolo, padece de desbordamiento: la luna, marte, el sol, Groenlandia, el Canal de Panamá, le pertenecen. Su tan mentando sentido pragmático lo centra en las líneas económicas (cual empresario que es), paralelos de la política. A un tiempo que amplía el radio de su vista dígase extraterrena, retrotrae la esfericidad de su economía. No más gastos, no más membrecías a organizaciones, no más extranjeros parásitos, no más burocracia, no más financiamientos, no más ejércitos pandémicos, tal vez no más guerras de corte convencional.
El impacto de los cambios es tal que quien esperaba dar continuidad o apoyo a una empresa lógicamente política con la llegada del personaje ha tropezado con objeciones de forma y fondo.
Es el nuevo tiempo, hora de mutar.
 
 
 


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miércoles, 19 de febrero de 2025

EL REGRESO A VENEZUELA: TRUMP, BUKELE, BORIC, LULA, PETRO…

Está ocurriendo. No es un capricho de la pluma que escribe y malgasta la imaginación de todos. Nayib Bukele, el primero, expresó su disposición de pedirle petróleo a Venezuela, no importando que hubiere él criminalizado a Nicolás Maduro con multitud de insultos y desconocimientos; posteriormente saltó Gabriel Boric, el presidente de Chile, otro insultador catalogado como de izquierda "progresista", enviando a su ministro de Justicia y Derechos Humanos a decir que no reconocerá a Edmundo González y que están abiertos a la reconciliación.
Ahora acaba de hablar Brasil. Pide electricidad a Venezuela para su estado fronterizo de Roraima. Desde 2019 se había interrumpido ese flujo en la frontera porque Jair Bolsonaro reconoció a Juan Guaidó, quien lo que hizo fue exportarle oscuridad. Vino luego Inácio Lula da Silva y para 2024 ya había dado la orden del restablecimiento eléctrico, pero habrá que suponer que después de las elecciones en Venezuela no le gustó un Maduro presidente y prosiguió con su oscuridad.
Pero llegó Donald Trump y los estremeció, primero humillando a Gustavo Petro, de Colombia, y al mismo Lula da Silva con el envío de los inmigrantes encadenados; y después con el trato petrolero que estableció con Maduro, por encima de grescas ideológicas, poniendo en primer plano el interés económico de su país y ridiculizando los estúpidos escrúpulos de ese montón de mandatarios que desconoció la democracia en Venezuela sólo por hacerle coro al gringo.
Pues el gringo llegó y negoció, dejando tapujos a un lado. Y, ahora, helos allí, tartamudeando, razonando que no hay petróleo u otro rubro, pero que Venezuela vende y es más económico comprarle. Al demonio se fue el esfuerzo de atacar al país bolivariano para impresionar al flamante presidente de los EE. UU., quien no apreció un carajo la campaña y, peor inclusive, amenazó a todos con la aplicación de aranceles a sus exportaciones y les arrojó inmigrantes desde los cielos.
La historia está llena de esos capítulos. Los poderosos marcan la pauta y esperan que los endebles se les ajusten o aparten, como la maleza al caminar, dando, por otro lado, un trato preferencial al adversario, a quien esperan sumar. Estrategia lógica, por demás: no se gana lo que ya se posee. Y así Donald Trump, en su aparente política loca, lo que ha hecho es aplicar principios de la guerra política: se ha sentado con Maduro, el primero, con Vladimir Putin ahora y en breve lo hará con Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte. Revísese cualquier episodio de la Antigua Roma que involucre el trato al adversario; o, si se quiere un ejemplo moderno en materia comercial y tecnológica, que es como hablar de la guerra, evalúe la competencia entre Microsoft y Linux, donde el sistema operativo del primero terminó conciliando con la popularidad del segundo para exorcizar desgastes.
De manera que Bukele, Boric, Lula y Petro son considerados unas especies de patio pisoteado, maleza en el camino, mesnada que corea. De allí la falta de consideración del estadounidense para con sus personas. Es curioso como estos líderes mutan sus dignidades para acoplarse y pedir. Ahora la moda impuesta es ir a charlar con Maduro porque valoran en, primer lugar, el interés de sus respectivos países: petróleo, electricidad, apoyo en la frontera, aceptación del amo norteño.
Son varias las curiosidades. Una de ellas es que tres de esos presidentes que rompieron la mancomunidad latinoamericana de atacar al hermano (Venezuela) para congraciarse con el extranjero (EE. UU.) se autodenominan de izquierda: Boric, Lula y Petro. La curiosidad final es que Lula, como Boric con su ministro, envió a negociar a una tal Ludmila Lima da Silva, perdiendo la oportunidad de expresar personalmente sus rectificaciones y reconocimientos respecto del gobierno de Venezuela.
Con todo el historial consabido, que todos pidan no es algo curioso, sino un acto cínico. Si no, cerrando ya, véase lo de Petro, quien no tuvo aspavientos para pedir ayuda en la frontera a Maduro para ordenar el zaperoco de sus irregulares y paramilitares, sin mencionar a Edmundo González (a quien quiso reconocer), pero sin reconocer abiertamente tampoco a Maduro. Así juegan los inciertos.
 

martes, 18 de febrero de 2025

EL EJEMPLO QUE DONALD DIO: SE SUMA CHILE

Ya empezaron. Chile también chilló, aparte de El Salvador, quien fue el primero. Su ministro de Justicia y Derechos Humanos, Jaime Gajardo, fue el encomendado por Gabriel Boric para enviarle un guiño a Venezuela, a su aborrecido Nicolás Maduro, declarando que no reconocerán a Edmundo González y que "siempre vamos a estar disponibles para retomar las relaciones diplomáticas [con Venezuela]."
Recuérdese que Nayib Bukele realizó una epopéyica exposición que trascendió a los medios, donde concluyó que El Salvador no tendrá reparos en pedirle petróleo a Venezuela si ya un país tan poderoso como los EE. UU. lo hizo. Ellos, El Salvador, siendo un país tan chiquito, como pareció musitar.
Pero fue Donald Trump el patrón. Él envió a su emisario a conversar con Maduro para estabilizar la producción petrolera con su Chevron, por encima de las diferencias ideológicas, preservando los intereses económicos de los EE. UU. y procurando compensar su balanza comercial con Venezuela respecto de China. Lo demás, en su filosofía pragmática, son pendejadas. No venden petróleo Edmundo González ni María Corina Machado; tampoco manda ya Bashar al-Ássad en Siria, sino un terrorista de Al Qaeda, con quien ya se entiende en nombre de los intereses de marras.
Ante semejante ejemplo, los monos, que son buenos imitando, no se pudieron contener. Es como un impulso reflejo, igual al de un perro cuando mira que el amo lanza un palo. Previamente andaban en la jugada de hacerle el coro al gringo Joe Biden desconociendo a Venezuela, presidente incluido; pero llegó Trump y les cambió la seña, mostrándoles su flamante palo y nueva directriz.
Chile encaja en el grupo de los siete países a quienes Venezuela les expulsó en un sólo día las representaciones diplomáticas debido a sus acciones y declaraciones injerencistas por el tema de las elecciones presidenciales de 2024; Bukele, por su lado, desde su llegada al mando en El Salvador, ha venido sembrando desavenencias con Venezuela, reconociendo a Juan Guaidó, primero, y desconociendo a Maduro, después.
Vendrán más. Argentina espera su turno, como Panamá, República Dominicana, Perú, Costa Rica y Uruguay, todos requeridos de la dote energética de Venezuela y de su semblanza en Latinoamérica, con mayor razón si son unos terruños subordinados a Washington. Si el jefe compra petróleo a Venezuela, ellos mueven la cola.
Habrá de ser cosa curiosa ver a Javier Milei razonar también que el petróleo es importante y que no tiene sentido comprárselo a Arabia Saudita teniéndolo en Venezuela tan próximo; concluyendo que ha de privar el interés económico de Argentina por encima de marañas ideológicas, que fue lo que concluyó Bukele respecto de El Salvador después que Trump sentara lo mismo respecto de se patria. Además, sumido como está Milei en el depresivo hueco de la estafa que le hiciera a sus ciudadanos y del golpe bajo que le diera el mismo Trump al clavarle aranceles a su aluminio y acero, bueno es un cambio de tema para refrescar el dolor. Se verá entonces que manda a decir que lo siente por Edmundo y María Corina, que no bombean nada práctico, como dice el presidente de los EE. UU., y que, por el contrario, lo que hacen es robar la plata de los contribuyentes estadounidenses.
Como dijo Bukele, el panorama del hidrocarburo se tornó difícil al fracasar Trump ante la OPEP, que se negó a subir la producción para bajar los precios. Los insultos y las sacadas de madre entre países no tienen porque enturbiar los negocios, hechos de fría matemática. ¡Que los ratones vayan por su queso y las ratas por petróleo! Al final del día, Maduro estará ahí en el poder hasta el dos mil treinta y tantos, esperándolos sentado.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 16 de febrero de 2025

EL RETORNO DE LA RATAS

No cumple Donald Trump un mes de haber jurado en el cargo como presidente de los EE. UU. cuando ya acumula varias historias tristes o jocosas. Por ejemplo, triste es la de Gustavo Petro y la de Lula da Silva quienes, a pesar de haberse esforzado por congraciarse con el gringo denostando de Venezuela, fueron humillados con la devolución de un montón de inmigrantes encadenados como criminales.
Jocosa es la del inefable Javier Milei, presidente de Argentina. Creyéndose mimado por su idolatrado Trump porque lo invitó a su juramentación y le concedió el privilegio de dar un discurso, fue pechado con el impuesto del 25% al acero y aluminio que se inventó el gringo. Que lo lamenta, que no hay excepción con Argentina, le dijo el ídolo.
Este arancel también afecta a Brasil, otra nación coleteada por Trump. Argentina verá afectados unos $600 millones anuales por concepto de esa exportación metálica.
Pero la diversión con Milei no termina allí. Como mono eximio para imitar,  retiró a Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) nomás por acompasar al magnate estadounidense, quien sacó a los EE. UU. el primero de dicha organización. La jocosidad está en que ahora EE. UU. vuelve a integrarse a la OMS y el argentino está reconsiderando hacer el ridículo con un retorno.
Así, sin principios morales y personalidad propia, no se puede, diría un ancestro de esos que dan consejos.
Mas hay casos y cosas peores, más allá de la tristeza o jocosidad. Nayib Bukele, por ejemplo, derretido ante el astro norteamericano, propuso convertir a su país El Salvador en una especie de letrina latinoamericana, no bastando con que ya los estigmas colocan a la región como patio trasero. Mandó a decir con Marco Rubio a Trump que podría recibir a criminales de varias nacionalidades desde los EE. UU. a cambio de una tarifa. Algo así como que El Salvador es un lugar para reciclar lo que pudiera apenar procesar en el mismo país de origen. Algo huele mal en Dinamarca.
Por cierto, esta última criatura, quien como Milei imita al gringo, acaba de confesar que no tendría reparos en pedirle petróleo a Venezuela, país del que ha abominado hasta la saciedad acusándolo de ilegítimo en su presidencia, violador de los derechos humanos, de asesino… Dijo que, si EE. UU., que es el país más poderoso del mundo, le compra petróleo a Venezuela, ¿por qué no ellos, que son un país chiquito? Los insultos y las vejaciones, pues, tendrán que verse como se les ven a Trump, como una especie de divertida verruga sobre una personalidad avasallante y pragmática, lo que suponen ocurre con ellos también, Milei y Bukele.
Semejante razonamiento, implosionador de neuronas, hará que en breve suceda una estampida de ratas latinoamericanas hacia Venezuela, emulando el comportamiento de Trump, dado que son también monos imitadores. Milei pediría su petróleo, como lo podrían hacer también los presidentes de Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana, Uruguay, entre otros, unos más roedores y arrastrados que otros. Como analizó Bukele cuando reventó sus neuronas, hay una crisis que ni los EE. UU. ni Europa pudieron sortear ante la negativa de la OPEP a aumentar la producción petrolera para bajar los precios.
Queda, ergo, comprarle a Venezuela. Probablemente exijan revivir Petrocaribe, aquella empresa de mancomunidad latinoamericana que concibió Hugo Chávez para fomentar la hermandad entre la Patria Grande, seguramente invocando aquella cláusula que les otorgaría hasta dos años de gracia para realizar los pagos.
Por suerte Venezuela no necesita nada. Es un país con dignidad y arraigo emancipador, autosuficiente. La providencia lo ha dotado con lo mejor de la creación, el hombre venezolano, y con infinidad de recursos. Se ha crecido con las circunstanciales carencias y sanciones, y ha dejado claro que no reconoce ninguna unipolaridad ni unilateralidad, jamás arrastrable ante nadie.
 


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viernes, 14 de febrero de 2025

RUSIA Y VENEZUELA, EL SILENCIO ESTRATÉGICO QUE DESMANTELÓ A LA USAID

Para ilustrar el modus operandi y líneas de acción de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), se puede centrar la atención sobre dos países que han frustrado sus objetivos: Rusia y Venezuela. De hecho, el fracaso ante estos dos países es tan estruendoso que el búmeran de su efecto terminó decapitándola. Se notó a leguas su inocuidad y, en especial, en la era correctora de Donald Trump con sus políticas de austeridad económica, destacó en extremo el bulto de sus ingentes e inútiles gastos.
Millones de millones de dólares invertidos durante décadas para que, por un lado, Rusia haya terminado más fuerte que antes y ganando su guerra ante Ucrania; y, por el otro, para que Venezuela haya ganado sus elecciones con Nicolás Maduro, aumente en la actualidad la producción petrolera y las empresas gringas hayan renovado sus concesiones para seguir explotando yacimientos en la patria de Simón Bolívar. Un golpe de muerte.
Comentando el "Manual sobre la lucha contra la desinformación" de la USAID para el años 2021, observa la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, que los objetivos de la organización consisten en lograr "un cambio de régimen en Rusia" a través de la socavación de su influencia en Europa, del financiamiento o compra masiva de medios informativos rusos independientes y "la formación de una red secreta de blogueros influyentes en el segmento de las redes sociales en ruso".[1]
Narrativa familiar, ¿cierto? En efecto, aplica igual para Venezuela: lograr un cambio de régimen político a través de la socavación de su influencia en América Latina y el mundo, financiando o creando medios informativos "independientes" y contratando blogueros o influencer en las redes sociales. Ni Vladimir Putin ni Nicolás Maduro fueron derrocados y sus respectivos países, como ocurre con un organismo cuando es atacado, desarrollaron fortalezas ante el acoso y la aplicación de miles de sanciones. Tales escenarios poner a significar que las sanciones son una especie de antibiótico mal administrado que lo que hace es inmunizar a los objetivos en vez de destruirlos.
El ogro desinformador y descarburante de la USAID, con mucho dinero y miles de destinatarios palangristas en el mundo, consideraba preciso escribir manuales para dirigir operativamente la inversión de los miles de millones de dólares procedente de los contribuyentes estadounidenses. Dice un diputado a la Asamblea Nacional de Venezuela que «la USAID ya ha reconocido que compró a nueve mil periodistas de cuatro mil 200 medios del mundo, quienes, bajo la fachada de "defensa por la libertad", publicaban notas negativas contra los gobiernos que le eran incómodos a Estados Unidos».[2] Dentro de Venezuela, éste paquete "donativo" se desglosó entre conocidos palangristas como Luz Mely Reyes (Efecto Cocuyo), Carla Angola y Carlos Méndez (EVTV – Miami), Miguel Ángel Rodríguez y César Batiz (El Pitazo), Fabiola Colmenares (VPI) y Alberto Federico Ravell y Leopoldo Castillos, entre otros.[3]
Pero un detalle crucial, revelador de la mecánica de trabajo de la USAID, como lo comenta Zajárova, es la aplicación del "silencio estratégico", una especie de anverso de la máxima propagandística de Joseph Goebbels de repetir cientos de veces una mentira para hacerla verdad y construir así falsas realidades. Como se comprende, por oposición, el silencio estratégico construye esas mismas realidades falsas callando "aquellas historias, hechos y opiniones que no encajen en la versión de los hechos aprobada en Washington".[4]
En el caso ruso, la prensa "independiente" ignoró olímpicamente los criminales ataques del ejército ucraniano contra civiles sobre varias poblaciones rusas; y en el venezolano, los desmanes acometidos por la "sociedad civil" libertadora de la oposición, sean en marchas o protestas, o en acciones paramilitares coordinadas desde exterior para invadir al país y asesinar al presidente de la república. Un ejemplo icónico es la "Operación Gedeón", propulsada por Juan Guaidó con apoyo logístico de Iván Duque y Álvaro Uribe desde Colombia, y militar desde los EEUU. El gobierno por esa línea se cansó de develar planes de atentados sin que ese cerco mediático se hiciera eco de tales verdades incómodas a sus intereses.
En la actualidad, momento de desplome de tan perniciosa organización contracultural, cursa en Venezuela un escándalo que evidencia el malgasto de millones de dólares destinados para derrocar a Maduro y cubrir hasta en detalles de ayuda humanitaria la consecuente situación de carestía y muerte generada por la inevitable guerra civil. Tanto es más escandalosa la situación cuanto más se descubre que una pila de personajes se robó los montos invertidos y se burló de la "buena fe" del tío Sam. De allí la orden de desmantelamiento de Trump.
Estos personajes son: Juan Guaidó, Leopoldo López, María Corina Machado, Julio Borges, Lester Toledo, Miguel Pizarro, David Smolansky, Carlos Vecchio y Carlos Paparoni, en declaraciones de Nicolás Maduro, de quienes se presume ejecutaron una estafa a los EEUU que rebasa los mil millones de dólares por concepto de derrocamiento y ayuda humanitaria, cifrándose posiblemente en 31 mil millones el monto si se le suman los robos a la nación venezolana por concepto de bienes pertenecientes a CITGO, Monómeros y al oro secuestrado en Inglaterra.[5]
El escándalo no se circunscribe nada más al hecho puntual de desviar unos fondos para embolsillárselos, sino también a la práctica de corromper a un organismo de perfil mundial como la ONU, cuyos funcionarios se dejaron comprar para permitir desfinanciar ONG institucionales y favorecer a otras más acordes con los intereses de los ladrones, como PROVEA y CEDICE, entre otras.
Finalmente, al respecto, concluye Zajárova sobre su caso nacional: "Por ejemplo, la directora general de la Unesco, [Audrey] Azoulay, no solo silencia los asesinatos de periodistas y corresponsales militares rusos a manos de 'banderistas' ucranianos […], encubriendo así al régimen criminal de Kiev, sino que también 'cumple con un régimen de silencio estratégico'".[6]
La lógica dice que, si la ONU fue salpicada por la basura de la USAID, es esperable que sus funcionarios corruptos desde sus cargos oficiales desplieguen campañas para desviar la atención sobre el desfalco y hasta elaboren listas y conceptos sobre cuyo gasto se "invirtió" el dinero.
 
REFERENCIAS DOCUMENTALES


[1] Noticias, Últimas. 2025. "Rusia revela cómo la USAID construía realidades con medios de comunicación", Últimas Noticias (C.A. ULTIMAS NOTICIAS) <https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/mundo/rusia-revela-como-la-usaid-construia-realidades-con-medios-de-comunicacion/> [consultado 14 febrero 2025]
[2] Farnetano, Odry. 2025. "Usaid cubrió plan desestabilizador a través de las ONG y pagó periodistas", Últimas Noticias (C.A. ULTIMAS NOTICIAS) <https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/general/usaid-cubrio-plan-desestabilizador-a-traves-de-las-ong-y-pago-periodistas/> [consultado 14 febrero 2025]
 
[3] Globovisión. 2025. "Luz Mely Reyes, Carla Angola, Carlos Méndez y César Batiz, entre los periodistas que habrían sido financiados por la USAID", Aporrea <https://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n401151.html> [consultado 14 febrero 2025]
 
[4] Farmetano, Op. Cit., pantalla 3.
 
[5] González, Kleybergel. 2025. "Maduro: Banda de Guaidó se embolsilló $31 mil millones", Últimas Noticias (C.A. ULTIMAS NOTICIAS) <https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/apertura/maduro-banda-de-guaido-se-embolsillo-31-mil-millones/> [consultado 14 febrero 2025]
 
[6] Noticias…, Op. Cit., pantalla 4.



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viernes, 7 de febrero de 2025

EL LOCO TRATO PETROLERO E INMIGRATORIO ENTRE TRUMP Y MADURO

Venezuela aumentó su producción petrolera en un 15% en enero, según la Agencia Reuters. Chevron experimentó un tope histórico de 294 mil bpd. China, por su lado, recibió 442 mil bdp, otro récord productivo, siendo, por cierto, el mayor mercado para el petróleo venezolano (https://www.bancaynegocios.com/exportaciones-petroleras-de-venezuela-subieron-15-porciento-en-enero-por-mayores-envios-de-chevron-y-ventas-a-china/).
La cuenta viene a cuento después de que la transnacional estadounidense quedara incólume ante los ramalazos de Donald Trump, lo cual, hasta ahora, habla bien de un acuerdo de negocios entre Venezuela y los EE. UU., a propósito de la conversación entre el enviado especial para Venezuela, Richard Grenell, y Nicolás Maduro.
Chevron no tuvo objeciones presidenciales de su país para renovar su licencia en Venezuela, prosiguiendo su trabajo extractor, representando un 25% de la producción, por más afán que haya invertido la oposición mediática en desvirtuar los resultados del acuerdo. Recuérdese que se dijo que la licencia se renovó automáticamente sin que Trump pudiera hacer nada al respecto. ¡Risas!
Esto ocurre en un contexto político y mediático de declaraciones en el sentido de que Trump no necesita del petróleo de Venezuela y que en cualquier momento podría arreciar contra su gobierno, como es de esperarse de su política dura y ultraderechista. Contexto, por supuesto, contradictorio, por no decir loco. El demente que dice no necesitar allana el camino para seguir satisfaciendo su "inexistente" necesidad.
Un tanto igual ocurre en la cabeza de Grenell, quien como divo dijo que Maduro sólo obtuvo el placer de su físico cuando se reunió con él, rematando que no se le hará ninguna concesión en el sentido de reconocerlo como presidente, anunciando, de paso, que volverá al país para seguir ofreciendo su cuerpo y seguir liberando presos. Raro, ¿no? No necesitan, pero vienen y van, y llevan y traen.
En fin, como si se dijera que negocios son negocios, el petróleo sigue fluyendo al margen de tantas payasadas de circo, cuya diversión no tiene por qué afectar lo seriamente esencial. Una de las razones que ha puesto a este país y sus funcionarios de cabeza es la creciente presencia competitiva de China en el mundo, que ya los ha desplazado del panorama económico. De creerle a los lobistas de Chevron, cuando calentaban la oreja de Trump para que los dejara en Venezuela, su permanencia en Venezuela combatiría en algo el influjo chino. Es decir, entre China y Venezuela se ha hecho posible que los gringos desvaríen con su patuque de palabras, pero sin atreverse a tocar o romper con Venezuela. El tema del Canal de Panamá evidenció enormemente el temor estadounidense a lo chino, cuando Rubio exigió al defecado de José Mulino que no siguieran en tratos con los orientales.
Por cierto, en esa incongruencia anda también el mismo Marco Rubio, a quien lo maneja un odio genético contra sus orígenes, contra Latinoamérica, en especial contra Venezuela. Quiere ser gringo completamente, cuando la realidad es que es cubano de origen, pero pareciera desear borrar a Cuba para que no existan evidencias de su terrenidad. Casó con una cajera de banco, hija de colombianos. Esto puede recordar aquellos escrúpulos nazistas del Tercer Reich cuando presumían de sangre pura y les aparecía de pronto atravesado un judío en el color de la sangre.
Rubio acaba de ordenar la confiscación de un segundo avión de Venezuela en República Dominicana, el país de moda en materia de arrastramiento e indignidad política. Selló Grenell un trato con Venezuela respecto de la inmigración y Trump de inmediato se llenó la boca gritando que Maduro tendría que ir a buscar a los inmigrantes y a los miembros del Tren de Aragua a los EE. UU., pagando los gastos y colocando sus propias naves.
Pero Rubio confisca aviones y, a diferencia de Trump y Grenell, que hablan loqueras, como se dice en Venezuela, él ejecuta acciones tangibles que podrían afectar el acuerdo inmigratorio del que tanto se ufanan. Podría Venezuela, más allá de la protesta por el avión robado, argumentar que no hay recursos aéreos para buscar inmigrante alguno. No hay aviones, pues, y punto; y, si es verdad que hay la voluntad solidaria de traer a esa gente, ya no se costearían los gastos de traslado.
Es un asunto de equilibrio, si es que hay negocios de por medio por encima de los actos circenses.


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jueves, 6 de febrero de 2025

ESE VIEJO SENTIMIENTO DE LA MALINCHE, DESTRUCTOR DE PUEBLOS

En América Latina se perdió la visión bolivariana, esa que enaltece la patria grande y que resucitó Hugo Chávez con su mandato y vida.
Nicolas Maduro recibió de sus manos el testigo en la carrera, pero le tocó vivir una situación de ataque continuado (conspicuamente las sanciones económicas) que obligó a todos a ensimismarse en la supervivencia nacional, empobreciéndose la sinapsis política de integración latinoamericana. De allí el parto de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), su obra, y el énfasis revolucionario en las comunas, mandato de Chávez y su Plan de la Patria.
Venezuela había iniciado con impactante pulso la tarea. En aquellos tiempos con Chávez (años noventa) se le dio golpe de muerte al Alternativa de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y, en su lugar, se propuso la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA), en contraposición, corrigiendo la exclusión de Cuba que la primera organización proponía y concentrándose los miembros en su latinoamericanidad, manteniendo distancia con el imperio explotador.
Entonces ocurrió que Chávez ideó Petrocaribe (2005) desde el seno del ALBA, un mecanismo de solidaridad energética que ofrecía petróleo al continente dando a sus miembros un período de gracia de hasta dos años en los pagos, buscando así el ahora difunto presidente un mejor sentido de hermandad entre países.
Se hablaba de integración.
Vino en 2010 la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que buscaba proyectar la unidad política y económica de América del Sur y Centroamérica (sin EE. UU. ni Canadá) ante el mundo. Chávez llegó hasta a afiliar a Venezuela al Mercosur, buscando una más completa sinapsis con el gremio de países más australes, pero el proyecto hizo aguas en 2016 cuando el país fue suspendido indefinidamente. Entonces se pensaba en el modelo de la Unión Europea como modelo aceptable de unidad a emular, con su moneda única y un sentido de hermandad y de casa comunal latinoamericana. Esa moneda fue el sucre, cuyo proyecto quedó embrionado.
Pero el barinés se fue, coincidiendo con el repunte político de la ultraderecha en Suramérica que, al decir de algunos, lo asesinó. La suspensión de Venezuela de Mercosur fue un hecho sintomático de la ferocidad ultraderechista e imperial desatada posteriormente en el continente, especialmente contra la tierra de Simón Bolívar.
Comenzó la campaña opositora e internacional de denostar contra el país, satanizándolo, en medio de un esfuerzo denodado por destruir; se indujo a la juventud a abandonar el país y hasta maldecirlo (la inmigración); el acto de traicionar a la patria se hizo deporte con unos muy brillantes atletas: Julio Borges, Leopoldo López, Juan Guadó, Antonio Ledezma, María Corina Machado, entre muchos otros, hoy millonarios, todos comprados por el imperio de los EEUU (que ahora les da la espalda y los investiga).
El quinquenio hasta 2020 se convirtió para Venezuela en una suerte de clímax de supervivencia política, con escasez, migración, guarimbas, asesinatos, marchas, amenazas de invasión, sanciones, siendo tal lapso una dura prueba de resistencia para la democracia venezolana y el gobierno bolivariano. Sin dura una medida de resistencia: si un gobierno cualquiera del mundo resiste semejante ataque y complot, tiene que ser, a no dudar, un gobierno como el de Venezuela, poderoso, con ideales, patriota, soportado en sus gentes y sus orígenes emancipadores. Como se dijo arriba, de esta época son originarios los CLAP, una medida para atender a la población asediada por los efectos de las sanciones. El petróleo, escaso a ratos en su exportación,  se puso al servicio del pueblo para conjurar los demonios.
Esa ultraderecha, que en su repunte había empezado por sacar a Venezuela del Mercosur y a destruir cualquier esfuerzo histórico por la mancomunidad política y económica, se encuentra hoy desatada, sin pudor, amparada en la locuacidad orgásmica de su emperador Trump. Y lo que había empezado por romper el trabajo realizado por la unidad de los pueblos, por atacar a Venezuela y el legado de emancipación bolivariana, se encuentra al momento bajo una perspectiva de violación del derecho global, esto es, internacional, nacional e individual, como si se accediera a una fase histórica nazista, consagración de la derecha extremista.
En tal sentido así lo afianza el gobernante de los EE. UU.: cambia nombre a regiones que no están bajo su potestad, amenaza con tomar una tierra como Groenlandia, así como el Canal de Panamá, y expulsa de su país a inmigrantes encadenados como criminales de guerra. Sin duda, una nueva hora, hora de la agresión y retaliaciones.
En el ínterin de llegada a esta circunstancia, los pequeños seres representantes de los países más obcecados sean de derecha o de presunta izquierda, ya realizaban el trabajo estúpido de autodestruirse destruyendo el sentido de grupo y de unidad continental. Y así fue posible mirar la satisfacción infantil de los australes que expulsaron a Venezuela del Mercosur y de aquellos otros que indujeron su renuncia a la OEA; fue así como de pronto se descubrió a un Lula o a un Petro (a pesar de su orientación izquierdista) desconociendo la legitimidad de su gobierno, perdiendo la perspectiva del conjunto en acciones individuales; fue así, como en apoteosis, se descubrieron todos en el continente maltratando a la imagen de Bolívar, al venezolano inmigrante, a la Venezuela en carne y hueso, a todo lo que pudiera oler a ideal de hermandad, traicionando al familiar para unirse al extraño. Ese viejo sentimiento de la malinche, destructor de pueblos.
 
 
 


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martes, 4 de febrero de 2025

PARTE DE GUERRA: EEUU LANZA BOMBA ATÓMICA A OPOSICIÓN VENEZOLANA

Estalla la oposición, la ultraderecha ladrona, para más señas. No queda más remedio que utilizar palabras tan incendiarias. Y es porque la realidad es esa. Llegó Donald Trump con el cometido empresarial que anunció durante su campaña: eliminar gastos inútiles de los EE. UU., desprenderse de organizaciones conformadas por chulos de los EE. UU., investigar qué ha sido del dinero.
Largo rato tenía el don diciendo, por ejemplo, que su país debía abandonar la OTAN porque está constituida por ese montón de países europeos que no quiere gastar su propio dinero y espera por el financiamiento eterno de los EE. UU. Algo así como «sarta de chulos». Que también había que revisar el agujero negro de Ucrania, que lo que hace es gastar y gastar, y perder territorio ante Rusia, evidenciando una ridícula inutilidad; y al respecto propuso Trump que Ucrania debía ceder sus tierras raras para pagar apoyos dados y futuros en la guerra. Sacó a su país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, a quien financiaba, quitando la asistencia que por esta vía llegaba a los palestinos. Tiene en la mira, también, el financiamiento que le hace a la UNESCO.
Además del ahorro de platita para su país, Trump también ha implementado un descarado accionar imperial para bloquear o atacar organizaciones o países que, en su opinión, actúan o fallan en contra de los intereses su país. Por ejemplo, tiene un pulso entablado con los OMC, que aúpa países emergentes, en su opinión; propone birlarle Groenlandia a los daneses porque afecta su seguridad y competencia con Rusia; quiere el Canal de Panamá para eliminar la influencia china, creciente en Latinoamérica. Etc.
Y en esa línea de reducir gastos e investigar pérdidas, la atención actualmente está fijada, de modo escandaloso, en el dinero que se le aportó a la oposición política venezolana a través de la recién suspendida Agencia de los EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), en especial a su líderes más connotados y multimillonarios: Julio Borge, Leopoldo López, Juan Guaidó y María Corina Machado. Al parecer, nada más con Juan Guaidó, se perdieron 700 millones de dólares, monto que debía aplicar para las ayudas humanitarias, pero que, según los cálculos, apenas destinó para ese fin el 2%, robándose el resto. Esta cuenta la presentó el presidente Nicolás Maduro en su programa televisivo, quien dijo que el ladrón, altanero con el dinero, quitó fondos que iban para organizaciones afiliadas a la ONU y los entregó a ONGs de su preferencia.
María Corina recibió fondos millonarios para su Súmate y está bajo la lupa; ¡ni hablar de Borges, López y otro montón de financiados, también bajo el microscopio! El FBI anda tras los pasos de Juan Guaidó, investigando sus conexiones y asociaciones delictivas. Todo ello es de dominio público, bastando nomás con echar un ojo a la prensa para comprobarlo.
En manejo de la secuestrada CITGO en los EE. UU., al decir de Maduro, estos seres tienen represados 5 mil millones de dólares por concepto de cinco años utilidades de fin de año. «Dónde está esa plata», se pregunta el presidente. Es plata ya no de la USAID, sino de Venezuela (https://www.telesurtv.net/usaid-entrego-millones-a-juan-guaido-y-a-ong-preferidas-en-un-escandalo-mundial/).
De manera que sí, es una explosión de la ultraderecha, hoy convertida en un atajo de nervios por las investigaciones. Se dice que Guaidó tiembla ante la perspectiva de estrenar la braga color naranja de los presos estadounidenses, saliéndole más barato que Trump y Maduro se pongan de acuerdo y lo extraditen. Se dice también que Borges, López y Carlos Vecchio son un reguero porque como miembros del gobierno interino desviaron fondos de la USAID. Ya tienen acusador por lo menos de renombre, un tal Anthony Daquin, experto en asuntos de seguridad, quien dice que recibieron 856 millones de dólares para ""restaurar la democracia" en Venezuela, además de otros $200 millones que declaró haber entregado el exsecretaro de Estado de la pasada administración de Trump (Mike Pompeo) al susodicho gobierno interino (https://misionverdad.com/venezuela/la-usaid-en-el-limbo-un-giro-doloroso-para-la-oposicion-venezolana). Hay otro apellido por ahí metido en el cuento: Pizarro (busque el nombre).
Si se les suma a estos componentes explosivos el hecho de que el enviado especial de Trump, Richard Grenell, estrechó la mano de Maduro, significando con ello que EE. UU. ya conversó oficialmente con Venezuela, el resultado es de irresistible pronóstico.  Una bomba atómica. Se derrumbará en breve esta especie de organización delictiva y terrorista que es la ultraderecha venezolana, con su gente huyendo por el mundo o pagando prisión en los EE. UU., rastreados por la INTERPOL. Se dieron el lujo con tanto dinero ajeno de financiar las elecciones primarias de Venezuela, donde salió "victoriosa" María Corina Machado.
Finalmente, la foto oficial del encuentro de estos funcionarios, Grenell y Maduro, ha quitado la paz a la ultraderecha venezolana, que al momento se encuentra persiguiendo con el viejito Edmundo González a Marco Rubio en Centroamérica para intentar recomponer la vaina con alguna imagen de reunión. La oposición extrema sueña con que Trump los toque, los acaricie, los mime, pero el hombre del copete se les ha volteado, según evidencias y vientos que soplan.
 
 
 

lunes, 3 de febrero de 2025

LA FOTO CON MARCO RUBIO [FICCIÓN POLÍTICA]

─Llámame a Edmundo urgentemente, por favor ─ordenó María Corina a su asistente.
De inmediato se va al patio de su casa a dar vueltas de preocupación, con la mano en el mentón, mirando hacia la nada. La muchacha jorunga insistentemente el celular, localizando al viajero. A María Corina le gusta un montón esa su propiedad cercana al Ávila porque pareciera soplar un viento sagrado para la relajación, adorándolo en su cabellera; pero en las circunstancias presentes, con guardaespaldas metidos hacia el camino de escape en el monte y periferia, lo menos que sentía era tranquilidad. Además, su cabellera estaba recogida en un moño muy severo.
Finalmente, se establece la comunicación y le traen la llamada.
─¿Dónde estás, Edmundo, por favor?
─En Ciudad de Panamá, María, claro está ─se oyó la voz lenta de Edmundo─. ¿Ocurre algo?
─¿Exactamente dónde, Edmundo?
─Estaba en el Hotel La Compañía, ¡qué bárbaro!, pero nos tuvimos que trasladar al Casco Viejo para poder hablar con Marco Rubio. ¡Es una cosa extraordinaria ese hotel, haciéndole justicia a los 2 mil 500 dólares que cobran por día…!
─¡Edmundo, basta ya!
─Está bien, jefa, todo está bien. Nos costó demasiado hablar con Marco después que salió de esa misa de la iglesia de la Merced, ¡una belleza…! Perdón, quise decir que sólo me concedió como siete minutos, el tiempo que tardó mientras se dirigía con su gente a la limusina…
─¡Fotos…! ¿Lograron la foto oficial? ─lo interrumpió María Corina con voz templada─. ¿Estás consciente de que los chavistas se reunieron con Grenell? Esto funciona así. Requerimos la foto a millón para contrarrestar. Las cosas no están circulando de lo mejor y ese viaje tuyo no está funcionando… Necesitamos una noticia de impacto, por favor, Edmundo. ¡No he recibido nada de imágenes, no joda!
─Es porque Marco se negó a dar la imagen. Dijo que su misión en Panamá era lo del canal y no quiere dar impresiones de desvío de objetivos, y que después no reuniríamos mejor.
Hubo silencio. María Corina buscó el alivio del viento entre la tarde de ese domingo que, increíblemente, ya se le estaba haciendo odioso por contraría el clima sagrado de una de sus casas favoritas; pero nada se movió. «Debe de ser verano», se respondió a sí misma, pensando en que ni siquiera los guardaespaldas camuflados con vegetación se movían.
─¡No puede ser, no jodas! ¿Cómo es posible? Pero… ¿cómo lo viste? Dame detalles. Luego me dices lo que hablaron, que ya lo adivino. Sólo dime cómo lo viste, que impresión te dio con relación a la causa… Sus ojos, su sonrisa… ¡Serio...! ¿Lo viste serio? ¿Será que nos encontraremos todos algún día?
─El tiene buena disposición, pero me dijo que habrá que postergar un poco por la relevancia de otros intereses inmediatos para los EE. UU.
─¡Qué vaina, Edmundo! ─resopló María Corina, exasperada por la voz adormecida del viejito, como si el pobre no comprendiera lo grave de lo que estaba pasando─. ¿Tú sabes de que te habló, verdad? ¿Sabes cómo están las cosas? Mira, esa gira hay que pararla… No está sirviendo… Hay que cambiar la táctica. España no te recibirá porque se jodió el asilo… ¿A dónde carajo te quedarás? No puedes andar rodando eternamente. Todo se está haciendo un lío.
─Estamos preparando el viaje para Israel, jefa. Las muchachas están ansiosas y no conocen esa tierra sagrada. Netanyahu nos tendió una alfombra… ¡Usted viera la cara de María y Carolina! Aunque esto es hermoso por acá, todo lleno de historia, tierra de piratas. También mi esposa…
─¿De qué diablos hablas, Edmundo? ¡Tenemos problemas, entiende!
─¡Disculpe, jefa, disculpe! ─corrigió Edmundo─. Soy nuevo en esto de la política de calle. Soy diplomático. Lo que pasa es que los paisajes son tan hermosos que afectan el entendimiento. Mire, lo que podemos hacer es cancelar el viaje a Israel y diseñar una gira por Centroamérica, detrás de Marco Rubio…
María Corina cortó la llamada y tiró el teléfono sobre un arreglo de matas de orquídeas, haciéndole un mohín a la asistente. Respiró a profundidad, lentamente, caminando debajo de sus árboles amados, soltándose la cabellera, pensando con irritación que así por lo menos sentiría el viento sobre su piel, sobre su alma.

domingo, 2 de febrero de 2025

VENEZUELA TOMA EL PUESTO PETROLERO DE CANADÁ EN TEXAS Y PREOCUPA MORTALMENTE A LA ULTRADERECHA DE MARÍA CORINA MACHADO

Sí, claro, la ultraderecha venezolana se esfuerza por enlodar lo que, como lo vean, no es bueno para su pavo y pava. Como se pongan, Donald Trump ya conversó con Nicolás Maduro y ha habido resultados rápidos: los gringos obtuvieron sus seis presos terroristas y Venezuela seguirá contando con ese 25% de ventas de petróleo a Chevron, empresa a la que Trump le permitió la renovación de la licencia para seguir operando en Venezuela. Venezuela asume, además, el compromiso de traerse su gente inmigrante desde el país del norte.
¿Cuesta mucho procesar tal simpleza? Es una negociación, se vea como se vea, así se presuma que Nicolás Maduro es un ilegítimo (lo cual es narrativa tendida opositora) dado que para negociar sólo hacen falta dos partes. EE. UU. procura cuidar sus intereses y Venezuela hace lo mismo. EE. UU. negocia con la organización terrorista HTS de Siria, en el poder ahora, desclasificándola como terrorista a conveniencia en pro de sus intereses. ¿Por qué no iría a transar con el país bolivariano, siendo que hasta sus mismos líderes saben de su verdad, que no es nada terrorista, que es un país digno, libertador, calumniado, sitiado, sancionado, precisamente por estar enlistado a futuro para ser asaltarlo como mina de recursos naturales?
Naturalmente, la derecha reaccionaria realiza su tarea propagandística de desinformar, de atragantar al desprevenido con la basura de que la reunión Grenell-Maduro no fue oficial (como quiso escribir en X Juan Guaidó), con el embuste de que la licencia de Chevrón se renovó automáticamente sin que Trump pudiese hacer nada (¿quién puede creer algo en ese sentido respecto de esa criatura?), con el cuento de que el enviado especial Grenell dijo groseramente que la única concesión que obtuvo Maduro con el encuentro fue su presencia física, como si él fuese un divo por quien vale la pena morir tan sólo para tocarlo, cuando la realidad es que el hombre se refirió a su presencia como alto funcionario, lo cual, como lo pongan, sigue siendo un reconocimiento al no haber mandado Trump a un "bajo" funcionario o, peor aun, a nadie: «El único premio para Maduro fue mi presencia física, el primer alto funcionario estadounidense que visitaba el país en años» (https://asiesnoticias.com/grenell-puso-en-su-lugar-a-maduro-tras-reunion-en-caracas-el-unico-premio-fue-mi-presencia-fisica/).
La ultraderecha sabe, con angustia, que existe un trabajo de zapa entre los EE. UU. y Venezuela para proteger sus intereses, mismo que es inconveniente para los gringos publicarlo por la incongruencia política que generarían (su línea es derrocar a Maduro y en ese aspecto mantiene una coexistencia con un montón de países, incluyendo a la misma oposición venezolana, a la cual piensa, en algún momento de concreta acción, utilizar como peona cipaya). Para el gobierno de Venezuela, en cambio, sí conviene la publicidad en torno al asunto (si EE. UU. reconoce al gobierno de Venezuela sería un modelo para seguir por un montón de países arrastrados), pero, como negociante, no habrá de tener inconvenientes en hacerle coro a la preocupación gringa.
Al final del día, para usar la expresión del senador Bernie Moreno cuando vaticinó que Trump trabajaría con Maduro, fueron los EE. UU. quienes vinieron a Caracas y son ellos quienes necesitan suplir el vacío que dejará la ausencia de Canadá (por los aranceles) en las refinerías de Texas con su petróleo. En el supuesto ─negado─ de que Venezuela fuese un país terrorista, todo el planeta conoce la carencia de moralidad de los EE. UU. a la hora de negociar por sus intereses con quien sea: el universo sabe que vende drogas a su misma gente desde Colombia, que pactó con los actuales terroristas de Siria, que inventó el ISIS y otros grupos del terror regados en Siria, que con ventas de armas a Irán financió a la contrarrevolución de Nicaragua en su tiempo, y pare de contar.
Además, dentro del espectro de velar por sus intereses, también está comprendido dónde EE. UU. coloca su dinero (OTAN, OMS, OMC, Ucrania, etc.) y dónde ha sido colocado en el pasado, con mayor razón si fue en vano. En este aspecto último, está incluida la ultraderecha venezolana, que recibió millones en financiamiento para derrocar a Maduro y cubrir las presuntas secuelas humanitarias, según se lo iban pintando los lideres de esa aventura. Al sol de hoy, como se sabe, Maduro sigue en el poder y jamás Venezuela presentó circunstancia de requerir ayuda humanitaria de nadie, lo cual pone al suspicaz de Trump a pensar que ese dinero se la cogieron los chulos como Guaidó, los Vecchio, los López, los Borges y los Machado, entre otros. Juan Guaidó en la actualidad está siendo investigado por el FBI para clarificar sus asociaciones delictivas con diversos grupos paramilitares, en los que presuntamente habría "invertido" el dinero recibido (la Operación Gedeón es de su autoría, junto a Álvaro Uribe e Iván Duque).
Pero, más allá del hecho puntual del desvío de fondos en estos sujetos, el evento que apuntala a Venezuela hacia una normalización petrolera con los EE. UU. y le quita sentido existencial a la ultraderecha en su misión de tumbar a Nicolás Maduro, es la horrible noticia de que Canadá, ahora gravada con aranceles, deja su vacante en las refinerías de Texas a su única competidora: Venezuela. Sopese lo que dijo la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá en el preámbulo de su reunión con Marco Rubio, en donde iría a rogar por sus exportaciones y por la necesidad de que no se haga tratos con la dictadura de Venezuela: «Enviamos petróleo con descuento [a los EE. UU.] que, en última instancia, se refina en Texas. Si no somos nosotros, es Venezuela. No hay otra opción sobre la mesa, y esta administración [la de Trump] no quiere trabajar con Venezuela» (https://worldenergytrade.com/disputa-comercial-con-canada-podria-obligar-a-eeuu-a-comprar-petroleo-venezolano/).
Y la historia termina con que Trump si trabajará con Venezuela y no con la lloriqueante Canadá. Punto.
El final del cuento corona con la reflexión de que la prosperidad de Venezuela es proporcionalmente directa a la ruina de la ultraderecha venezolana. Su solapada alianza con los EE. UU. dejará que tenga sentido su sueño de derrocar a nadie; y ya no habrá fuerza ni narrativa para seguir existiendo sino en ese 3% de la realidad electoral venezolana.


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sábado, 1 de febrero de 2025

DESPELOTE OPOSITOR: LAS RODILLAS DE MARÍA CORINA MACHADO AL RESCATE

Continuando con el efecto Trump, que ya afectó las lustrosas rodillas de María Corina Machado (pues desde ya busca con desesperación fotografiarlas otra vez al lado de un presidente gringo para presumir poder), dígase que ahora adopta forma de remolino en el río, después de discurrir traviesamente a la deriva, jalando hacia su centro un variopinto basurero opositoril, que palidece y oscurece a ratos, según sea el viento de terror que sople desde el norte.
El botón que desabrochó el ojal del desastre para la ultraderecha venezolana fue Richard Grenell, el enviado espacial de Donald Trump para Nicolás Maduro, que ya estrechó manos y liberó unos cuantos presos ante el rostro atónito de la derecha venezolana. Como se vea, su visita se traduce en un acercamiento de los EE. UU. hacia Venezuela y evidencia su preocupación primordial y pragmática: el petróleo.
Y, por supuesto, evidencia también el pragmatismo del presidente estadounidense de no conversar con payasos sin poder para mover una paja, como María Corina o Edmundo González, sino con quien detente el poder, como anunció hace largo rato el senador Bernie Moreno. ¿Se recuerda?
De manera que tuvo que venir Grenell a dar el golpe de gracia a la inefable ultraderecha venezolana, desplegada en Florida, España y Colombia, escondida en embajadas o de gira por países afectos a la defenestración de presidentes, como el de Dina Boluarte. La situación estaba contenida hasta que ocurrió la juramentación del magnate. Mientras tanto, la ultraderecha soñaba: que si Edmundo había sido invitado al evento, que si declararían a Venezuela terrorista, que si la invasión era inminente, que si patatín, patatán…
Pero se pronunció Trump y las rodillas de María Corina palidecieron, como si su lustrosidad fuese un indicio del clima político imperante. Lo primero fue pasarle factura a la golpista venezolana, quien apoyó en la campaña presidencial de los EEUU a Kamala Harris, así como ya se le pasó la navaja a Lula da Silva por la misma razón (no lo invitaron a la juramentación); lo segundo es cortar el chorro del financiamiento a la ultraderecha venezolana e investigar en qué se gastó ese dineral aportado por los EEUU en tiempo pasado para sacar al rozagante Nicolás Maduro (bajo el concepto de "ayuda humanitaria" y lucha por la libertad y la democracia); y lo último es poner en orden el tema de los inmigrantes y el petróleo con Venezuela, hablando con quién pueda operar al respecto y no quien viva de sueños, patulequeando por doquier. Aunque la corriente del terror ya fluía de modo subterráneo por debajo de la piel opositora, fue con este punto último que Grenell desató el odre de los vientos y evidenció el reguero neural. Bastó su presencia estrechando manos.
Al momento no se cuenta con ninguna declaración de la lideresa, seguramente sumergida en una clandestinidad de pacotilla que nadie quiere develar porque nadie la busca. La única que ha sacado la cara en las redes sociales por la infamia ha sido Carla Angola, quien salcocha de lo lindo con la desinformación intentando afear cualquier buen pensamiento que se pueda concebir en relación con el gobierno bolivariano. Juan Guaidó fue captado en in fraganti borrando mensajes posteados en X con los que intentaba torpedear la veracidad de la reunión Grenell-Maduro, alcanzando a escribir «Ellos la filtran porque saben que es visita sin foto oficial y el psicópata necesita promocio…» (https://www.aporrea.org/oposicion/n400765.html); y se dice que los Borges, López, Vecchio, Guevara, Pizarro, Smolansky y el mismo Guaidó, además de un montón de ONG, han entrado en pánico ante la posibilidad de que tengan que justificar las enormes cifras aportadas por los EEUU para la ayuda humanitaria y el derrocamiento de Maduro, y que se robaron.
No es difícil imaginar a una mente entrenada en negocios, como la de Trump, oliendo fiasco por doquier entre los bolsillos de esa fauna venezolana, hartamente millonaria de la noche a la mañana (¡mírese a Julio Borges!); y no es de extrañar que en cualquier momento el mandatario gringo declare en público que los esfuerzos para traer la democracia a Venezuela se han visto estropeados por los actos de chulería de los mencionados arriba, quienes se han robado los reales. Ya Trump lo dijo respecto de la OTAN, la OMS y Ucrania, malos negocios para los EE. UU. Y tampoco habrá de ocultársele que el último parásito en entrar al club ha sido el viejito ese que anda de gira por todos lados con el cuento de formar una alianza universal para derrocar al presidente "ilegítimo" de Venezuela.
Para redondear la pela, como se dice en Venezuela, quizás como efecto de lo transado entre Maduro y Trump, y también como resultado de las insistentes imploraciones hechas a Trump por los empresarios petroleros tejanos, EE. UU. renovó la licencia a Chevron, que representa un 25% del total de la producción en la tierra de Simón Bolívar. El detalle es significativo porque contraría lo recientemente declarado por Trump en el sentido de no renovar más licencias a nadie con tal de no favorecer la economía venezolana. ¡Cambio de rumbo!
Finalmente, para mayor pesar de Guaidó y su sarta de chulos antivenezolanos, incluyendo a la entristecida María Corina con sus rodillas, se oyen por doquier los lamentos de la ministra de Asuntos Interiores de Canadá, Melanie Joly, ante la inminencia de la imposición arancelaria de Trump a las exportaciones de su país. Su sollozo y razonamiento es que, de aplicarse los aranceles a los productos de su país, EE. UU. quedará dependiendo del petróleo venezolano porque Canadá ya no podría refinar el rubro en Texas, quedando la plaza libre para el país bolivariano: «Enviamos petróleo con descuento que, en última instancia, se refina en Texas. Si no somos nosotros, es Venezuela. No hay otra opción sobre la mesa, y esta administración no quiere trabajar con Venezuela.» (https://worldenergytrade.com/disputa-comercial-con-canada-podria-obligar-a-eeuu-a-comprar-petroleo-venezolano/)
Sopla, pues, un viento de desastre para ese sector de la oposición venezolana, con amenazas de fortunas auditadas, tanto de particulares como jurídicas (ONGs y empresas fantasmas), y con lo peor a cuesta: el reconocimiento abierto o solapado de la presidencia de Maduro, además del hórrido peso de derrota que eso comporta en una psique tan reaccionaria.
Es lo que ocurre cuando de virtualidades se vive y de pronto adviene un atisbo de realidad. La mala noticia es que, de fortalecerse el gobierno venezolano, no habrá foto de rodillas peladas que valga para conjurar el desmoronamiento político que se avecina para un montón de saurios. Es difícil imaginarse a Trump (por lo mismo de hombre práctico y por los líos de falda que ha tenido) dejándose seducir por la piel de unas extremidades femeninas ya en franca quiebra.


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